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La UE advierte de que la negociación del Brexit solo avanza en temas secundarios

La falta de acuerdo en torno a la factura del divorcio estanca las negociaciones entre Reino Unido y la UE

El ministro británico para el Brexit, David Davis (i), frente al negociador europeo, Michel Barnier, este jueves.Vídeo: EMMANUEL DUNAND (AFP) / REUTERS-QUALITY
Álvaro Sánchez

Nadie esperaba grandes avances y la tercera ronda de discusiones sobre el Brexit cumplió con las pobres expectativas. El negociador europeo, Michel Barnier, aseguró este jueves que solo ha habido pasos adelante en temas secundarios como el estatus de los trabajadores fronterizos, los procedimientos en marcha ante los tribunales de justicia o el área de viaje común entre Reino Unido e Irlanda. “No hay progresos decisivos sobre los temas principales”, lamentó. Barnier dijo sentirse “impaciente” y propone a Londres aumentar la frecuencia de las reuniones.

Las conversaciones entre Reino Unido y la UE suman tres meses de tanteo que conforman la mejor prueba de la complejidad de un diálogo cuyas repercusiones tienen en vilo a ciudadanos y empresas a ambos lados del canal. “Ya sabíamos que no iba a ser fácil”, afirmó este jueves Barnier visiblemente frustrado. Con la intervención pública de los negociadores europeo y británico concluyó un nuevo capítulo en el diálogo que después de tres días de reuniones en Bruselas ha dejado una atmósfera enrarecida, con ambas partes intercambiando reproches por la falta de avances sobre los grandes temas.

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Barnier incluso habló de un eventual cierre en falso de las discusiones. “La cuestión fundamental a la que debemos responder es saber si el 29 de marzo de 2019 a medianoche estaremos preparados para la salida ordenada de Reino Unido o si sale de la UE sin acuerdo, con todas las consecuencias”, dijo a modo de advertencia. Ese día se cumplirán los dos años que el artículo 50 establece para que la salida de Reino Unido se haga realidad, aunque ya se contempla la puesta en marcha de un periodo transitorio posterior.

La falta de claridad que los Veintisiete achacan a Reino Unido por no presentar propuestas en asuntos clave como el pago de sus compromisos financieros pendientes —la llamada factura de divorcio— ha hecho que el negociador europeo se declarara “impaciente y determinado”, e incluso ofreciera intensificar las negociaciones. Hasta ahora, los grupos de trabajo se ven una vez al mes durante varios días, pero las renovadas urgencias ante la brecha que les separa puede llevar a que incluso esa dinámica se vea alterada si Londres acepta aumentar la frecuencia de los encuentros.

Los Veintisiete han fijado tres prioridades para esta primera fase de la negociación: el dinero que deberá abonar Reino Unido, los derechos de los ciudadanos británicos y comunitarios, y el futuro de la frontera norirlandesa. El gran atasco aparece en el primero de ellos, la factura del divorcio.

“Obligaciones morales”

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El ministro para el Brexit, David Davis, se ha mostrado menos pesimista sobre la marcha de las negociaciones, pero admite las diferencias. “La UE ha pedido al contribuyente británico un gran montante, no lo ha especificado pero es muy elevado. Trabajamos para identificar nuestras obligaciones jurídicas”. Londres ha dado un primer impulso a la cuestión esta semana, cuando presentó a la UE un análisis de lo que considera justo abonar. Además, Davis dejó claro que su país no pretende eludir los pagos que legalmente le corresponden ni tampoco lo que denominó como “obligaciones morales”, pero las tensiones aparecen cuando se trata de concretar qué partidas deben aparecer en la lista.

Hasta ahora, ni Reino Unido ni la UE han hecho pública ninguna cifra, aunque Bruselas cuantifica extraoficialmente el dinero que debe recibir de Londres en un intervalo de entre 60.000 y 100.000 millones de euros. Los cálculos provienen de los compromisos presupuestarios firmados por Reino Unido para años venideros, los derechos de pensión de funcionarios europeos y los préstamos o avales en los que Londres se comprometió a participar.

Barnier pide a Reino Unido que cumpla con esos deberes. “En julio Reino Unido reconoció que tiene obligaciones más allá de la fecha del Brexit. Pero esta semana explicó que sus obligaciones se limitarán al último pago al presupuesto de la UE antes de su salida”. El francés estima que Londres no puede ignorar su responsabilidad en proyectos ya firmados con empresas, universidades o préstamos a países terceros como Ucrania. “Los contribuyentes europeos no deben pagar a Veintisiete los compromisos adquiridos a Veintiocho, eso no sería justo”.

El estancamiento del diálogo pone en peligro el calendario

La lentitud con la que evolucionan las conversaciones ha puesto en cuestión el calendario previsto para el Brexit. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de octubre en Bruselas aparecía como el momento en que los líderes de los Veintisiete evaluarían si las discusiones podrían entrar en una nueva etapa en la que también se trataría la relación entre la UE y Reino Unido una vez consumado el divorcio, especialmente el nuevo marco comercial, la gran inquietud de Londres. Sin embargo, los escasos avances en los tres grandes asuntos de la primera fase (la factura de divorcio, los derechos ciudadanos y la frontera norirlandesa) amenazan con retrasar la ampliación de las negociaciones.

Como ha admitido Barnier, la posibilidad de que haya un acuerdo para pasar a la siguiente fase en octubre ha perdido peso y ahora se contempla retrasar la decisión hasta la cumbre de diciembre. “La calidad de nuestro acuerdo sobre los principios de estos tres asuntos es más importante que el plazo”, ha manifestado Barnier. La unidad de los Veintisiete se mantiene hasta el momento sin grietas. Ningún Estado miembro ha cuestionado la estrategia negociadora en público, y desde las instituciones comunitarias han salido esta semana mensajes que insisten en la misma línea defendida por Barnier. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, afirmó el martes que los documentos presentados por Londres “no son satisfactorios”; el coordinador del Brexit en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, culpó un día después a Reino Unido de la falta de agilidad de las discusiones por su falta de propuestas sobre la factura a abonar, mientras que el presidente del Parlamento, Antonio Tajani, reclamó a los británicos “posiciones claras”.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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