“Ha habido allanamientos sin orden judicial, desalojos y robos”
Luisa Ortega Díaz, enemigo público número uno del presidente Nicolás Maduro, atiende a EL PAÍS
La nueva vida de Luisa Ortega Díaz (Valle de la Pascua, 1958) comenzó hace una semana. La ex fiscal general de Venezuela, convertida en el enemigo público número uno del presidente Nicolás Maduro, aterrizó en Bogotá el pasado día 18 en un vuelo privado tras abandonar Caracas y huir en lancha a la isla de Aruba. Permaneció cuatro días en Colombia bajo protección del Gobierno de Juan Manuel Santos, que además le ofreció asilo, y viajó a Brasil para participar en un encuentro de fiscales de Mercosur sobre corrupción y el caso Odebrecht. Después regresó a Bogotá, donde prepara las denuncias contra el sucesor de Hugo Chávez.
Ortega Díaz es uno de los antiguos altos cargos con más información sobre el régimen y tiene ahora una prioridad: desnudar los engranajes de un sistema del que ella misma formó parte y con el que rompió definitivamente a finales de marzo ante la deriva que culminó el 30 de julio con la elección de una Asamblea Nacional Constituyente. Una de las primeras decisiones de este nuevo Parlamento, que sustituyó al anterior, de mayoría opositora, fue su destitución. Y así empezó, formalmente, su persecución.
La exfiscal, que atiende a EL PAÍS por teléfono, se muestra animada. “Me siento muy fortalecida pese a los ataques que he recibido de parte del Gobierno de Venezuela. Me siento fortalecida porque el apoyo ha sido mayor, sobre todo de las personas, del ciudadano venezolano, que está muy esperanzado de que haya libertades, de que haya democracia, que haya paz, que haya tolerancia, que haya respeto, que haya decencia en Venezuela”, afirma.
Ortega Díaz tiene previsto formular varias acusaciones públicas a partir de las pruebas de las que dispone y promete luchar contra la violación de los derechos humanos. No obstante, en su opinión, la gravísima crisis institucional y económica que azota al país tiene que ver con la corrupción. “La corrupción es lo que tiene a Venezuela sumida en esta crisis de alimentación y de medicinas, porque los dineros que debieron destinarse para resolver a la población el tema de la salud y de la alimentación están en los bolsillos de un grupo que detenta el poder”, asegura.
La antigua responsable del ministerio público, que fue designada en 2007 y confirmada en 2014 por otros siete años, hila además una durísima crítica contra la Administración de justicia. “Seguiré por el mundo denunciando que en Venezuela no hay Estado de derecho, que en Venezuela no hay democracia, no hay libertades y que es imposible que se sancionen a los responsables de los delitos, ya sean de corrupción o contra los derechos humanos, porque no hay justicia tampoco. La justicia se ha acomodado para favorecer a un grupo que quiere perpetuarse en el poder”, argumenta Ortega Díaz, que en varias ocasiones ha acusado a Maduro de traicionar el legado del expresidente Chávez. “Yo no he cambiado, cambiaron otros”, sostiene la exfuncionaria.
Críticas de la MUD
Las palabras de la exfiscal —que huyó junto a su marido, el diputado Germán Ferrer, y dos colaboradores— la sitúan ahora en la primera línea de la oposición a Maduro, a la que se están sumando sectores del chavismo crítico. No obstante, para la Mesa de Unidad Democrática (MUD) no es fácil olvidar su papel en la investigación de la acusación contra Leopoldo López. Con todo, ella recuerda que ya en el pasado planteó objeciones al Gobierno. Por ejemplo, cuando “el Ministerio de Defensa sacó una resolución identificada con el número 8610, que decía que en las manifestaciones la Fuerza Armada podía utilizar armas de fuego”.
La exfiscal agrega: “Nuestra Constitución dice que en las manifestaciones no se pueden utilizar armas de fuego, sino que tiene que ser proporcional a la violencia de los manifestantes. Si tiran piedras no pueden utilizar armas, por ejemplo. Entonces, yo hice objeción a esa resolución y posteriormente he venido haciendo objeciones a unos operativos que se diseñaron en Venezuela por el tema de seguridad ciudadana que llamaron OLP, Organización para la Liberación del Pueblo, que eran verdaderas represiones para el pueblo pobre”. “Había allanamientos sin orden judicial, desalojaban a las personas de sus hogares, de sus viviendas, les robaban sus propiedades, computadoras, teléfonos, laptops, lo ejecutaban en el marco de esas operaciones. A eso también hice objeciones. Estuve en contra de eso”.
Pero la gota que colmó el vaso, en opinión de Ortega Díaz, fueron los ataques al Parlamento elegido en 2015 y controlado por la oposición. “Querían disolver la Asamblea Nacional, que en definitiva disolvieron con la Constituyente. Tú le consultas al pueblo de Venezuela ‘¿quieres la Constituyente?’ y va a decir que no porque el pueblo de Venezuela quiere que resuelvan los problemas de alimentos, de salud, de seguridad”, razona la exfiscal. “Venezuela tiene uno de los índices de homicidios más altos de la región, 70,1 por cada 100.000 habitantes es la cifra de 2016. Eso es lo que quiere que le resuelvan el pueblo de Venezuela, no una Constituyente que ya tiene como un mes instalada y no ha resuelto nada. ¿Cuál ha sido la solución que ha aportado esta Asamblea Constituyente?”, se pregunta.
Ortega Díaz, que visitará en las próximas semanas distintos países a los que ha sido invitada, confía en cualquier caso en una salida negociada de la crisis venezolana. “Ojalá sea por los caminos de la paz. Sería muy terrible para mi pueblo, para mi país una situación de violencia sería una calamidad más, Dios no lo permita. Que sea por el entendimiento, el diálogo, la negociación, ojalá sea por esa vía”.
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