La Justicia chilena concede por primera vez a un padre gay la custodia de sus mellizos
El mismo tribunal negó hace 13 años el mismo derecho a una madre lesbiana. Chile fue sancionado por la CIDH
Por primera vez la Corte Suprema chilena ha concedido la custodia de sus hijos a su padre homosexual que convive con su pareja. Se trata de mellizos varones de tres años y medio, cuya madre se los había llevado del país a comienzos de 2015, cuando tenían un año, por lo que se inició un juicio de secuestro internacional. En un país como Chile que avanza lentamente en el reconocimiento de las libertades individuales, con una ley de despenalización del aborto en tres casos que será revisada por el Tribunal Constitucional, el fallo del máximo tribunal de Justicia ha sido catalogado de “histórico” por organizaciones como el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
“La Corte Suprema señala claramente que la orientación sexual del padre o de la madre no es cuestión relevante a la hora de definir la tutela, porque lo que importa es la idoneidad y su capacidad parental”, explica Rolando Jiménez, presidente del Movilh, el movimiento que ha hecho público el fallo dictado el pasado 23 de mayo.
La sentencia hace alusión a lo ocurrido en los cinco primeros meses de 2015, cuando la madre se llevó a los niños a Uruguay y el padre se quedó sin la posibilidad de visitarlos. La mujer y sus hijos solo regresaron al país luego del inicio del juicio por secuestro internacional. En el texto se hace constante mención al bien superior de los menores y a las mayores aptitudes del padre para garantizar el bienestar de los mellizos y la posibilidad de entregarle un entorno adecuado.
La CIDH condenó en 2012 a Chile por negar la custodia de sus hijas a una madre lesbiana
El fallo se produce 13 años después de que la misma Corte Suprema determinara que la juez Karen Atala –hoy convertida en una activista por los derechos de la diversidad–, no podía tener la custodia de sus tres hijas por ser lesbiana y vivir con su pareja. Fue el primer caso de estas características que se conoció en la opinión pública chilena y encendió el debate. Las niñas tenían tres, cuatro y ocho años cuando la Justicia se las quitó y entregó al padre, el exesposo de la magistrada, que la acusaba de no estar capacitada para ejercer su maternidad por ser homosexual. Las dos pequeñas todavía dormían con ella y la menor usaba pañales por la noche.
“Ser privada de criar a tus propias hijas, que tuviste en tu vientre, pariste y amamantaste, es un dolor que no se puede explicar”, señaló la juez en agosto de 2011, en la audiencia pública del juicio que emprendió contra el Estado de Chile en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La CIDH condenó en 2012 al Estado de Chile por este caso. La sentencia determinó que el Estado debía ejecutar diversas medidas de reparación para Atala y sus hijas. La decisión sentó jurisprudencia a nivel latinoamericano, porque determinó por primera vez que la orientación sexual y la identidad de género son categorías protegidas por la Convención Americana de Derechos Humanos de 1969. Además, estableció que el interés superior del menor no puede servir de carta blanca para que el juez valide sus prejuicios y estereotipos en el momento de resolver. El fallo se cita frecuentemente en causas de familia en la región y se estudia en las facultades.
En un fallo dividido, en esta ocasión la Corte Suprema revocó la decisión de la Corte de Apelaciones, que había entregado la tuición de los mellizos a la madre. A diferencia de hace 13 años con el caso Atala, el máximo tribunal chileno no se amparó en la argumentación jurídica de que los niños y las niñas deben vivir en el seno de una familia tradicional.
El actual presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, indicó que “la convivencia de personas de igual sexo es una realidad que no podemos nosotros ocultar”. “Antes se hacía como que esto no existía o que era tan extraordinario que así fuere. Hoy día todo el mundo sabe que es una realidad que podemos comprobar a cada rato y que le entregan al niño lo que necesita. Los niños necesitan comer, pero sobre todo necesitan afecto”, señaló el magistrado.
En el Movilh explican que en Chile se le había dado la custodia a un padre gay, pero que su orientación sexual no fue un asunto que se tratara durante el juicio. En un segundo caso, un homosexual se quedó con la tutela de su sobrino, por sobre la madre. Aunque el hombre fue cuestionado por su orientación sexual en el proceso, esta causa nunca llegó a la Suprema. El reciente fallo sobre la tuición de los mellizos, por lo tanto, es el primero en que la homosexualidad y convivencia del padre se trata de manera directa, con la resistencia de la madre de los menores.
“En Chile, en un 99% de los casos la tutela es asignada prioritariamente a la madre. Es muy escasa la jurisprudencia que asigna la custodia al padre”, añade Jiménez.
El padre de los mellizos no ha dado autorización hasta ahora para difundir ni su nombre ni el de los niños, con el objetivo de resguardar la privacidad de la familia. En cualquier caso, de acuerdo al Movilh, los menores ya viven junto a su progenitor y a su pareja.
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