Abe remodela su Gobierno para atajar su caída de popularidad
El primer ministro japonés nombra nuevos titulares de Defensa y Exteriores
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció este jueves una remodelación de su gabinete con la esperanza de revertir la abrupta caída de su popularidad en las últimas semanas. Abe y varios de sus ministros se han visto envueltos en una cadena de escándalos políticos que han minado la confianza de los electores en la administración, entre ellos supuestos casos de tráfico de influencias y ocultación de información al público. Si bien Abe ha tocado algunas carteras de peso, los analistas dudan de que esta renovación parcial ayude al jefe de Gobierno nipón a recuperar su maltrecha imagen.
Los cambios más importantes se produjeron en Defensa y Asuntos Exteriores. Al frente de Defensa -una cartera que estaba vacía tras la dimisión la semana pasada de Tomomi Inada- estará Itsunori Onodera, un hombre que ya ocupó el cargo entre finales de 2012 y 2014. Asuntos Exteriores estará encabezado por Taro Kono. El hasta ahora jefe de la diplomacia nipona, Fumio Kishida, sale del Gobierno a pesar de no haber protagonizado ningún escándalo y ser uno de los hombres fuertes de Abe, un movimiento que se interpreta como un intento de preservar su imagen ante una posible candidatura electoral.
El líder conservador, que tocó hasta 14 Ministerios, no modificó sin embargo ninguno de sus hombres a cargo del área económica, con lo que redobla su apuesta por el llamado Abenomics, el programa monetario y fiscal expansivo que aspira a relanzar la tercera economía mundial cuyos resultados no han sido los esperados.
La remodelación del Ejecutivo ocurre un año después de la última y en un momento en que la popularidad del primer ministro se sitúa alrededor del 30%, los niveles más bajos desde que volvió al poder en 2012. Abe se ha visto salpicado por un presunto caso de amiguismo después de que su administración otorgara una licencia para abrir una escuela veterinaria a una organización cuyo director es amigo íntimo suyo. El jefe de Gobierno ha negado haber intercedido para favorecer los negocios de este conocido, pero también ha dado versiones contradictorias sobre cuándo supo que su amigo era uno de los que participaba en el proceso.
Además, el primer ministro mantuvo su apoyo político a la exministra de Defensa Tomomi Inada a pesar de que se demostrara que el departamento que dirigió ocultó información sobre la situación de las tropas de las Fuerzas de Autodefensa desplegadas en Sudán del Sur. La aprobación de leyes como la antiterrorista, que según sus críticos restringe libertades básicas, también han erosionado su imagen. El mismo Abe admitió esta semana que la renovación del Gabinete se ha tomado con el objetivo de "recuperar la confianza de los ciudadanos".
Los analistas ven difícil que esto ocurra. "La remodelación probablemente proporcione solo un impulso marginal a la popularidad del Gabinete, ya que la razón principal de desaprobación es el propio Abe", sostiene Céline Pajon, analista del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Con algunos escándalos políticos sin resolver que le afectan directamente y su imagen en caída libre, a Abe se le hace cuesta arriba el camino a un tercer mandato al frente del Partido Liberal Demócrata, cuyo liderazgo se dirimirá el año que viene. "La era post-Abe podría llegar antes de lo esperado. El mejor escenario para él sería asegurarse que un político con ideas afines asuma el control y continúe con su legado", razona Pajon. De ahí la salida de Kishida, que ocupará a partir de ahora un cargo en la directiva del partido.
La debilidad de Abe, incluso entre sus afines, puede dificultar que siga adelante con algunas de sus políticas bandera. Es especialmente polémica la revisión del artículo 9 de la Constitución japonesa, que impide al Ejército nipón llevar a cabo operaciones militares en el extranjero. Abe, que ya ha usado su mayoría parlamentaria para aprobar una reinterpretación para que las Fuerzas de Autodefensa puedan salir en defensa de sus aliados, quiere que se reconozca explícitamente el derecho de Japón a usar la fuerza para defenderse en el texto. La posible reforma de la carta magna, que debería ser ratificada en un referéndum, suscita una enorme división en el seno de la sociedad japonesa.
Al actual primer ministro japonés le queda, sobre el papel, algo menos de un año y medio de mandato. Una posibilidad para Abe sería aprovechar el mal momento del principal grupo de la oposición, el Partido Democrático (que carece de un líder carismático y acaba de ver cómo su presidenta, Renho, ha dejado el cargo), para convocar elecciones anticipadas y evitar una sangría mayor que pusiera en jaque la amplia mayoría conservadora que su formación ostenta actualmente en el Parlamento. Otra opción, según Pajon, es esperar a las próximas elecciones generales de finales de 2018, que coincidirán con el nombramiento de un nuevo presidente en la formación conservadora, quizás ya una cara nueva. Entretanto, Abe "podría centrarse en conseguir algunos éxitos diplomáticos o resultados positivos concretos de su política económica".
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