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El primer ministro japonés se enfrenta al peor bache de su mandato

La popularidad de Shinzo Abe cae a mínimos por un supuesto caso de amiguismo y tráfico de influencias

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, está inmerso en un escándalo provocado por un supuesto caso de amiguismo que ha provocado una caída en picado de su popularidad en apenas un mes. Abe lleva dos días dando explicaciones ante el Parlamento nipón después de que su Administración otorgara una licencia para abrir una escuela veterinaria a una organización cuyo director es amigo íntimo suyo. Aunque el líder conservador ha negado cualquier trato de favor, sus explicaciones siguen sin convencer al electorado y su tasa de aprobación alcanza apenas el 30%.

Shinzo Abe, en comparecencia parlamentaria.
Shinzo Abe, en comparecencia parlamentaria.KAZUHIRO NOGI (AFP)

En enero, se conoció que la institución educativa Kake, que cuenta con varias universidades e institutos en Japón, había logrado los permisos necesarios para establecer una escuela de veterinaria en la ciudad de Imabari. La adjudicación fue todo un hito teniendo en cuenta que hacía 52 años que no se concedía una licencia para abrir un centro de este tipo en el país, ya que las autoridades regulan la oferta educativa dependiendo de la demanda en cada sector y las asociaciones de veterinarios alertaron de la saturación de estos profesionales.

El presidente del grupo ganador es Kotaro Kake, amigo íntimo de Abe desde que estudiaron juntos en Estados Unidos en los años 70. Varios documentos obtenidos por los partidos de la oposición muestran que la oficina del primer ministro instó al Ministerio de Educación a impulsar el proyecto y elaborar "un calendario lo más corto posible" para que el centro abriera sus puertas cuanto antes. La posibilidad de que Abe haya abusado de su poder para interceder en el proceso de selección y favorecer los negocios de un amigo ha enfadado a la sociedad japonesa y acorralado al político, que se ha sometido a los interrogatorios del Parlamento.

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"No hubo ninguna solicitud o lobbying [de Kake] con respecto al establecimiento de la nueva escuela de veterinaria (...) Nunca he dado instrucciones sobre casos específicos, aunque sí he ordenado que la reforma regulatoria [que afecta a la zona económica de la ciudad de Imabari] avanzara rápidamente", dijo este martes Abe a los diputados de la oposición, informa Reuters.

El problema para los ciudadanos es que algunas de las explicaciones del primer ministro han cambiado en pocas semanas. En junio, también en sede parlamentaria, Abe aseguró que supo que su amigo estaba implicado en el proceso de apertura de esta nueva escuela cuando había presentado la solicitud. El lunes cambió su versión y dijo que lo supo diez días después, cuando la licencia ya se había otorgado. "Fue una pregunta repentina y no lo pensé suficientemente. Debo disculparme por la confusión", se justificó.

Otros documentos presentados por la oposición demuestran que Abe estuvo presente en varios encuentros durante todo el año pasado para hablar del proyecto de la zona económica especial de Imabari y que se vio con Kake varias veces para jugar al golf. "Es difícil de creer que no supiera nada sobre la solicitud de Kake hasta este enero", le espetó Hiroshi Ogushi, diputado del opositor Partido Democrático.

A raíz del caso, los sondeos encargados en los últimos días muestran una caída de entre diez y 15 puntos de la popularidad de Abe con respecto al mes pasado. Su nivel de aprobación se sitúa de media en el 30%, en mínimos desde que es jefe de Gobierno. A mediados de 2015 se registró un nivel similar, pero no por un escándalo que afectase directamente a su persona, sino por la polémica decisión de su Administración de dar más poder al Ejército para que pueda combatir en el exterior.

El escándalo ha pasado factura a la formación de Abe, el Partido Liberal Demócrata, que ha sufrido dos dolorosas derrotas en las últimas semanas, una en la asamblea del Área Metropolitana de Tokio y otra en la ciudad de Sendai. Según varios medios locales, estos descalabros electorales y el empeoramiento de su imagen podrían llevar al primer ministro a hacer algunos cambios en su Gobierno tan pronto como la próxima semana, en un intento de recuperar su maltrecha imagen entre los japoneses.

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