Temer suma a sus problemas la detención de uno de sus pocos hombres de confianza
Geddel Vieira Lima es acusado de pretender comprar el silencio de corruptos en las principales tramas brasileñas
La policía brasileña detuvo ayer en Bahía a uno de los pocos hombres de confianza del presidente Michel Temer que quedaban en libertad. Geddel Vieira Lima fue jefe de Secretaria de Temer, el encargado de representarlo ante el Congreso -de los puestos de más alto rango en el Ejecutivo brasileño- desde que se formó el actual Gobierno el mayo pasado hasta noviembre, cuando dimitió entre acusaciones de corrupción. En esta ocasión, se le acusa de intentar sobornar a un empresario y un diputado corruptos para que no confiesen lo que saben a las autoridades a cambio de una reducción de condena.
La noticia no podría haber llegado en peor momento para el presidente. Temer lleva ya mes y medio luchando por salir airoso de la crisis provocada por los escándalos de corrupción y el nuevo obstáculo que tiene delante es especialmente delicado: el fiscal general Rodrigo Janot le denunció la semana pasada –la primera vez que se denuncia a un presidente por estos crímenes– y la forma más limpia de apagar ese incendio es convencer al Congreso de que no mande esa denuncia al Tribunal Supremo, el único con potestad de destituirlo. Para ello, debe mantener la decreciente red de apoyos que tiene en la cámara baja y, en fin, rezar para que nadie de su círculo íntimo sea acusado de querer comprar desesperadamente el silencio de corruptos.
Sobre todo porque los dos corruptos a los que supuestamente estaba sobornando Vieira Lima son nombres pesados de las investigaciones que están corroyendo a la clase política. Uno es Eduardo Cunha, quien fuera el todopoderoso expresidente de la Cámara de los Diputados, principal instigador del impeachment a Dilma Rousseff y uno de los mayores conocedores (y partícipes) de todas las corruptelas de Brasilia. Por sus conocimientos y capacidad para urdir estratagemas, en Brasilia se le tiene pavor. Y por su reputación y la cantidad de cargos que le llevaron a la cárcel hace unos meses, en las calles se le tiene como sinónimo de lo peor de las cloacas políticas. Es una de las últimas personas con las que Temer debería compartir en los titulares en este momento si quiere aunque sea proyectar una imagen de inocencia, necesaria para que el Congreso bloquee su demanda.
El otro corrupto es Lucio Funero, empleado del gigante cárnico J&F: las confesiones premiadas de sus directivos fueron las que provocaron la actual crisis que asfixia a Temer desde mayo. Ahora es el turno de cargos menores como el de Funero, que ocupaba el puesto de doleiro, es decir, encargado de limpiar el dinero proveniente de transacciones ilícitas. La policía ha estudiado cientos de mensajes en los que Vieira Lima se comunica con la mujer de Funero (lo hacía con tanta frecuencia que este guardó en el móvil el número del político como carainho, es decir “pesado”) buscando la forma de detener la confesión.
No es el único caso de corrupción que se asocia a Geddel Vieira Lima. El ex jefe de Secretaría tuvo que renunciar a su cargo a finales del noviembre pasado, cuando el ministro de Cultura dimitió asegurando que era por su culpa: contó que había recibido la visita de Vieira Lima y que este le había obligado a interceder para que un organismo aprobase la construcción de un edificio en una zona protegida de Salvador de Bahía, donde Vieira Lima había comprado un apartamento millonario.
Pero no es de esto de lo que se le acusa al político. La detención se ha producido dentro de la operación Cui Bono, que investiga otra de las creativas formas en las que la clase política brasileña lograba robar de las arcas públicas. En este caso, desviaban fondos de la Caja Económica Federal, un banco público, y hacían que ese dinero llegase a empresas amigas, que a cambio agasajaban a los políticos con lo que la policía describe “tratos favorables”.
Vieira Lima se convierte así en otro de los hombres de confianza de Temer en ser detenido. Uno fue el mismísimo Eduardo Cunha. El otro, Rodrigo Roucha Loures, fue fotografiado recogiendo una maleta con 150.000 dólares de manos de un empresario corrupto, está en prisión preventiva desde junio. El cerco alrededor del presidente se sigue estrechando.
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