Los contratos de armas marcan la primera visita de un jefe de Gobierno de India a Israel
Modi rompe con la tradición diplomática de mantener una reunión con el presidente palestino
A pesar de haberse librado de la tutela británica casi al mismo tiempo, India e Israel no normalizaron sus relaciones hasta 1992. Jawaharlal Nehru, primer ministro tras la independencia, ordenó en 1947 a su embajador en la ONU que, para no desairar a los países musulmanes, votara en contra del plan de partición del Mandato de Palestina del que surgió el Estado hebreo. Siete décadas después, Narendra Modi se ha convertido este martes en el primer jefe de Gobierno de Nueva Delhi que llega en visita oficial a territorio israelí. Su agenda de tres jornadas viene marcada por los contratos de compra de armamento a Israel, como los que las Fuerzas Armadas indias han suscrito a un ritmo anual de mil millones de dólares desde la llegada al poder en 2014 del líder del nacionalismo hindú.
La empresa pública Aerospace Industries Israel (IAI) se adjudicó en abril un contrato de 1.600 millones de dólares (1.408 millones de euros) con el Ejército de India para la venta de misiles y drones. Serán ensamblados por empresas locales, según el modelo de cooperación comercial impuesto por Nueva Delhi. IAI suscribió también en mayo un acuerdo por importe de 630 millones de dólares (554 millones de euros) para suministrar misiles Barak destinados a la fuerza naval india. El diario Haaretz adelantaba ayer que durante la visita oficial del primer ministro Narendra Modi es previsible la firma de otro contrato de 500 millones de dólares para la compra de misiles antitanque Spike, diseñados por la compañía privada israelí Rafael.
Tras su reciente viaje a EE UU, Modi sigue profundizando en el acercamiento de India a Occidente, en busca de alianzas para hacer frente a la rivalidad con China y Pakistán. Tras medio siglo de ocupación de territorios palestinos, Israel precisa de apoyos diplomáticos en los foros internacionales para mejorar su imagen en el mundo.
Modi ha sido recibido con tratamiento de jefe de Estado, casi a la altura de la obsequiosa bienvenida dispensada a Donald Trump hace poco más de un mes. El primer ministro Benjamín Netanyahu le esperaba a pie de escalerilla en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Tras un efusivo abrazo entre ambos mandatarios, tiene previsto acompañarle durante la mayor parte de su gira.
En contra de la tradición que suelen observar los mandatarios extranjeros de aprovechar su presencia en Tierra Santa para entrevistarse con el líder de la Autoridad Palestina —como hizo el presidente norteamericano en Belén—, el gobernante indio ha descartado reunirse con Mahmud Abbas, a quien por otro lado recibió hace apenas dos meses en Nueva Delhi. India, que cuenta con un 15% de población musulmana, ha venido sosteniendo con regularidad la causa palestina en la ONU.
Modi, sin embargo, parece haber preferido concentrarse en la conmemoración del 25º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas de India con el Estado hebreo, que además se ha convertido en su tercer proveedor de armamento, después de EE UU y Rusia. El primer ministro también espera cerrar acuerdos de suministro de tecnología espacial, sistemas informáticos, desaladoras de agua marina y técnicas innovadoras de riego agrícola para poder impulsar el crecimiento de la economía de su país, que cuenta con 1.250 millones de habitantes y está previsto que pronto supere a China como nación más poblada.
Considerada también la mayor democracia del mundo, la India de Modi se aleja de su pasado de liderazgo en el Movimiento de Países no Alineados en la Guerra Fría, mientras intenta avanzar hacia un modelo occidental de modernización. “Es una visita histórica que consolidará una sólida amistad”, se ufanaba el lunes Netanyahu en una reunión del Gabinete celebrada en Jerusalén. “La cooperación se va a extender a casi todos los campos, como seguridad, agricultura y energía”, puntualizó. El Gobierno indio ha mostrado interés en dotar a su Ejército de sistemas defensivos para plataformas marítimas de extracción de petróleo y gas, como los de Israel en sus yacimientos del Mediterráneo oriental.
El primer ministro Modi sí que aprovechará su estancia para lanzar un guiño nacionalista a una diáspora india cada vez más extendida por el planeta. Con 80.000 miembros, la comunidad judía originaria de India ha cobrado peso en el sur de Israel. A 5.000 de ellos les ha invitado a asistir el miércoles a una fiesta con música y danza de Bollywood en la Feria de Muestras de Tel Aviv.
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