El grito por unas nuevas elecciones en Brasil toma la playa de Copacabana
Un acto lleno de artistas y conocidos de izquierdas, de Caetano Veloso a Wagner Moura, de 'Narcos', desborda las calles de Río de Janeiro
El actor Wagner Moura (Pablo Escobar en Narcos) comenzó el espectáculo a eso de las cuatro de esta tarde en la calzada de la playa de Copacabana. “¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco, mil! ¡Queremos escoger al presidente de Brasil!”, gritó, jaleando a las miles de personas que allí se habían reunido para exigir el fin del Gobierno de Michel Temer y poder decidir quién lo reemplazará a través de unas elecciones directas. Sobre ese suelo, uno de los más reconocibles del mundo y donde no hace tanto tiempo se pedía la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, se habían congregado también algunos de los personajes más reconocibles del país, de Caetano Veloso a Milton Nascimento, Mano Brown o Maria Gadú.
“La verdad es que una elección directa no soluciona nada, pero la indirecta es todavía peor”, reflexiona, con particular melancolía brasileña, Rogério Costa, un analista de sistemas de 41 años que estaba por ahí. Su mujer, Regina Rangel, de 47 años, solo quiere votar al expediente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ya ha admitido públicamente que le interesa ser candidato en 2018. “No veo cómo esos parlamentarios corruptos pueden elegir a un presidente”, masculla Regina, en referencia al proceso que tendría que abrirse, según la Constitución, si el presidente Michel Temer sucumbe a todos los escándalos de corrupción que le rodean y renuncia o sufre un impeachment.
En ese caso, la Constitución prevé que sea el colegio electoral (o sea, 513 diputados y 81 senados) quien elija al siguiente presidente. “O sea, que una grande proporción de los parlamentarios que pueden acabar eligiendo el rumbo del país están siendo investigados por corrupción, ¿eso es coherencia?”, protesta Vera Schröder, productora cultural. A su lado, Renata de Oliveira, profesora de 39 años, completa: “El problema de que no haya candidatos que nos representen, ya sea ahora o en 2018, no debería injustificada las elecciones directas”. Para lograr las elecciones directas por las que clama Rio de Janeiro, habría que efectuar una reforma en la Constitución.
Pero la búsqueda de estas elecciones es lo que ha unido a las diferentes vertientes de la izquierda brasileña, que ahora tiene la ocupación de las calles como su máximo objetivo mientras estudia nombres que vayan más allá del expresidente Lula, al cual las encuestas sitúan como favorito. Han logrado encontrar, al menos, algunos puntos en común innegociables: Temer no puede continuar en la presdiencia; el Congreso, que tiene un 60% de diputados condenados o investigados por procesos de corrupción, no tiene legitimidad para escoger un nuevo presidente; y la lucha no termina con unas elecciones directas, sino con el fin de las reformas de austeridad que han dominado la agenda política de Brasilia el último año.
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