Socialistas y conservadores recomponen filas tras los fichajes del nuevo gobierno
Marine Le Pen, líder de la ultraderecha, anuncia que será candidata a las legislativas de junio
A los socialistas y conservadores franceses les está costando estos días hallar la nota justa para presentarse como alternativa contundente y, sobre todo, necesaria, frente al proyecto de un presidente, Emmanuel Macron, que se ha alimentado de sus filas para componer su Gobierno.
Mientras Macron celebraba en París su primer consejo de ministros, que incluye a cuatro socialistas y tres ex miembros de Los Republicanos —el partido conservador anunció su expulsión nada más conocerse la lista de integrantes del Gobierno—, François Baroin, encargado de liderar el proyecto conservador ante las legislativas de junio, empezaba la campaña en las cercanías de Burdeos, en el suroeste del país.
Pero aunque se trataba de presentar la agenda propia de la formación conservadora, el que fuera portavoz del fracasado candidato presidencial François Fillon no tuvo más remedio que hablar, una y otra vez, sobre la decisión de sus excompañeros Édouard Philippe, nuevo primer ministro, y de los ministros Bruno Le Maire y Gérald Darmanin, de integrar el gobierno de Macron. Son, afirmó, adhesiones “personales”. “No hemos hablado con Emmanuel Macron de su proyecto”, insistió. Pero lo que muchos conservadores consideran una deserción, entre otros Baroin, es, para otros, una alternativa a considerar. Hasta 173 altos miembros de Los Republicanos firmaron esta semana un comunicado diciéndose dispuestos a considerar “la mano tendida” por Macron. No hay que ir muy lejos para constatar las profundas divisiones que amenazan al tradicional partido de la derecha. Al lado de Baroin, con gesto entre irritado y resignado, escuchaba Alain Juppé. El alcalde de Burdeos no es solo uno de los pesos pesados de Los Republicanos y líder del ala más moderada del partido. También es padrino del hoy primer ministro, que escaló puestos en la formación conservadora a su sombra. El mensaje de Juppé, evocado por Philippe en su primer discurso oficial, distaba, y mucho, del rupturista de Baroin. “Estas elecciones legislativas hay que ganarlas, y hay que hacerlo sobre la base de nuestro proyecto, de nuestras convicciones”, reconoció. Pero es demasiado pronto para posicionarse de forma radical ante el Gobierno de Macron, advirtió. Pese a la cercanía —estaban sentados lado a lado— Baroin y Juppé evitaron que sus miradas se cruzaran.
Las cosas no son mucho más fáciles para unos socialistas para los que las legislativas de junio pueden suponer su salvación política, o su hundimiento, después de quedar al borde de la desaparición durante las presidenciales. Consciente de lo que está en juego, el primer secretario del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadélis, también clamaba este jueves en el mismo París donde se reunía Macron con sus ministros contra el nuevo equipo del Elíseo. Un equipo que no es más que “un gobierno de derechas para la derecha” y que “no puede inspirar la confianza en momentos en que el país necesita a la izquierda”, sostuvo.
Marine Le Pen, candidata parlamentaria
En medio de las divisiones internas de socialistas y conservadores, la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, cree ver una oportunidad. La fracasada candidata presidencial rompió este jueves el silencio en el que se sumió desde su derrota ante Macron para anunciar que será candidata a la Asamblea Nacional por su feudo en el norte del país, Hénin-Beaumont. “Se necesitan diputados que defiendan los intereses de los franceses y de Francia y la mejor solución son los diputados del FN”, dijo Le Pen, cuyo partido también corre riesgo de fragmentación tras el fracaso electoral, en la cadena TF1. Unos diputados, sostuvo en referencia a socialistas y cosndservadores, que “no están en ningún tipo de negociación con el gobierno actual”. Le Pen aplazó hasta después de las legislativas el proceso de "transformación profunda" del FN que ella misma anunció tras su derrota en la segunda vuelta y que fue muy criticada por un sector del partido de extrema derecha insatisfecho con los intentos de la hija del fundador de la formación, Jean-Marie Le Pen, de atraer a un electorado de izquierda con propuestas como la salida del euro.
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