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Las llamadas previas al naufragio: “Por favor, vengan, nos morimos...”

Malta e Italia se pasaron en 2013 la responsabilidad de un rescate durante cinco horas hasta que la embarcación se hundió y murieron 268 migrantes sirios

Algunos migrantes durante un de rescate, este abril.Vídeo: L'Espresso / D. Z. L.
Daniel Verdú

“Por favor, dense prisa, dense prisa, dense... el agua está entrando, estamos en una verdadera emergencia, por favor... el barco se hunde, nos morimos”.

El 11 de octubre de 2013, antes de que se pusiera en marcha el programa Mare Nostrum y las ONG interviniesen regularmente en los rescates, el médico sirio Mohamed Jammo llamó a la Guardia Costera italiana. Iba en un barco de madera con 480 refugiados a bordo y se estaban hundiendo. El agua llegaba a un metro e iba a la deriva sin el capitán, que había huído. L'Espresso acaba de publicar los escalofriantes audios de aquella conversación, en la que Italia y Malta se pasan la pelota hasta que el barco naufraga, pese a que había una patrullera de la marina italiana a menos de 19 millas náuticas. Murieron 268 personas, 68 eran niños.

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En el audio, un resumen de cinco agónicas horas, la operadora, como si no se tratase de una situación de extrema emergencia, obliga a Jammo a repetir su posición. Tras varios minutos pidiéndole datos, no manda a nadie. El doctor vuelve a llamar, y otra persona asegura que, en realidad, están más cerca de Malta y le da otro número. “Vamos llame a Malta que están más cerca, vamos, vamos... Gracias”. Pero en Malta le responden que están próximos a Lampedusa y vuelven a escurrir el bulto. “Por favor, se me está acabando el crédito en el teléfono... Por favor... El barco no tiene capitán...”, suplica el médico sirio sin que nadie reaccione.

Después de evadir durante cinco horas las responsabilidad, el barco de guerra italiano Lybra llega al lugar. Pero la embarcación ya ha volcado. El doctor se salvó con su esposa y una hija de cinco años. Sus otros dos hijos, de 6 años y 9 meses, murieron ahogados.

Este naufragio fue un punto de inflexión para permitir a las ONG trabajar en el Mediterráneo. El testimonio del suceso aparece justo en el momento en que, desde algunos sectores de Italia, se cuestiona su labor.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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