El partido de Merkel gana con holgura un Estado gobernado por los socialdemócratas
Los comicios de Schleswig-Holstein muestran que el "efecto Schulz" se desinfla a cinco meses de las generales
El partido de la canciller Angela Merkel ha logrado una holgada victoria este domingo en las elecciones regionales de Schleswig-Holstein, según los sondeos que las cadenas públicas han emitido tras el cierre de los colegios. Es una nueva grata sorpresa para Merkel, que con estos resultados ve cómo el llamado “efecto Schulz”, en alusión al resurgir socialdemócrata, se desinfla irremediablemente.
Faltan aún cinco meses para las elecciones generales, pero la inesperada reconquista de un Estado federal, de la mano de un candidato regional prácticamente desconocido, indica que el ambiente electoral es muy favorable para la Unión Cristianodemócrata, que capitanea Merkel. Que los tiempos de la caída de la popularidad de la canciller asociada a la crisis desatada tras la llegada de más de un millón de refugiados han quedado atrás. Esta victoria sucede a la de la CDU en el Estado del Sarre el pasado febrero.
Los socialdemócratas, no solo se han visto adelantados por al CDU, sino que además han perdido 4% puntos porcentuales, según los primeros sondeos, lo que supone muy malas noticias procedentes de un Estado en el que el SPD gobernaba hasta ahora y que daba por ganado. AfD, la ultraderecha alemana, ha logrado los votos necesarios para entrar en el Parlamento de Kiel, la capital de Schleswig-Holstein.
Schleswig-Holstein es un pequeño Estado del norte de Alemania, colindante con Dinamarca y eminentemente rural. La construcción de nuevas escuelas, los atascos y el desarrollo de la energía eólica son algunos de los temas que han cobrado relevancia durante la campaña. El desfile continuo de políticos nacionales —primeros espadas incluidos— ha evidenciado, sin embargo, que este domingo estaba en juego mucho más que el reparto de escaños en el Parlamento regional de Kiel.
Las de este domingo en Schleswig-Holstein han sido el preludio de las elecciones regionales por excelencia, las de Renania del Norte-Westfalia, que se celebrarán dentro de una semana. Los dos principales partidos alemanes habían llegado muy igualados a esta cita electoral según los sondeos, tras una espectacular remontada democristiana. Esta ha sido además la primera prueba para la ultraderecha después de que su líder, Frauke Petry, renunciara a ser la candidata a las elecciones federales. Con el 5,5% obtenido en Schleswig-Holstein, el partido de extrema derecha alemán pierde fuelle y queda lejos de los porcentajes superiores al 10% alcanzados durante el pico de la crisis de los refugiados. Aún así, con el de Kiel, Afd estará presente en 12 parlamentos regionales, de un total de 16.
Minoría danesa
En total, 2,3 millones de electores estaban llamados a votar y decidir si mantenían en el poder la coalición de socialdemócratas, verdes y el partido de la minoría danesa (SSW). Los resultados indican que esa alianza no podrá sobrevivir. Comienzan ahora las complejas negociaciones en las que los liberales (FPD) se perfilan como la llave para la formación de un nuevo gobierno regional. Una de las posibilidades es la llamada coalición Jamaica (negro-verde-amarillo) es decir, CDU, verdes y liberales; una de las opciones que también se especula podría reemplazar a la gran coalición a nivel nacional después de las elecciones.
La historia de Schleswig-Holstein está marcada por uno de los mayores escándalos políticos que ha vivido Alemania. Pocos olvidan el caso Barschel, el entonces primer ministro regional democristiano. Fue a finales de los años ochenta cuando Barschel, ávido por triturar a su rival socialdemócrata, orquestó una campaña de difamación en su contra. El encargado de encontrar munición electoral con métodos turbios cantó. Barschel perdió las elecciones en Schleswig-Holstein y un mes más tarde apareció muerto en una bañera del hotel Beau-Rivge en Ginebra, presuntamente después de haberse suicidado.
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