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El ‘Nexit’ atraca en el puerto de Róterdam

Los estibadores del principal puerto de Europa apoyan las propuestas antieuropeas de Geert Wilders

Juan Diego Quesada
Arnold Seitzringe, de 48 años, en el puerto de Rotterdam.
Arnold Seitzringe, de 48 años, en el puerto de Rotterdam.Marc Driessen

Entre buques de carga, gaviotas y marineros circula una nueva palabra que pone los pelos de punta a Bruselas: Nexit. Los estibadores del puerto de Róterdam, el principal de Europa, han apoyado en estas elecciones al eurófobo Geert Wilders por su promesa de activar en Holanda un proceso similar al del Brexit que proteja sus empleos de los problemas que trae la globalización.

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Al final del muelle está amarrado el barco en el que trabaja Arnold Seitzringe, de 48 años. No quiere ni oír hablar del mercado único y la sola mención de Bruselas parece producirle ronchas. “No quiero que sigamos ni un minuto más en Europa”, dice en medio de una niebla que apenas deja ver el trasiego de navíos procedentes de todas partes del mundo.

Seitzringe ha hecho todo tipo de trabajos físicos, incluidos los de soldador y limpiador de buques. Lamenta que la anexión de nuevos miembros al mercado único haya traído mano de obra de los países del Este que cobra menos y echa más horas. A la larga cree que a obreros como él esto les perjudica. Además, ve impotente cómo la automatización del trabajo está acabando con empleos que dejarán de pasar de manos de padres a hijos, como históricamente se ha hecho en el puerto. El oficio se aprendía entonces de adolescente, viendo trabajar a tu padre y a tu abuelo.

Niek Stam, líder de los estibadores del mayor sindicato de Holanda.
Niek Stam, líder de los estibadores del mayor sindicato de Holanda.M. D.

¿Esos robots van a pagar impuestos?”, se pregunta Niek Stam, líder de los estibadores del mayor sindicato de Holanda, FNV Havens. Stam sostiene que la mayoría de trabajadores del puerto ha depositado su confianza en estas elecciones en el político de melena oxigenada pero no porque sea racistas sino porque está de acuerdo con las invectivas de Wilders contra la Europa de los 28 que en breve será la de los 27. Stam, que en sus años mozos fue hooligan del Feyenoord, cree que para ellos sería bueno tomar el mismo camino que Reino Unido.

El sentimiento antieuropeísta que comienza a tomar forma en el puerto de Róterdam —50 kilómetros de grúas, cargueros, fábricas, puentes levadizos— es el mismo que arraigó en las islas británicas y está germinando poco a poco otras partes del continente, sobre todo entre la clase trabajadora que se considera olvidada por las élites. El euroescepticismo ha estado encima de la mesa por primera vez en una campaña electoral aunque la mayoría de los candidatos defendía que Holanda, uno de los países fundadores de la unión, permaneciera dado su carácter exportador y mercantil.

“El apoyo a un Nexit es bajo entre la población holandesa, aunque muchos ciudadanos critican el funcionamiento actual de la UE”, dice Sarah Leah de Lange, analista de la Universidad de Ámsterdam. Según sondeos locales, el 70% de los holandeses está a favor de Bruselas aunque hay algunos estudios en dirección contraria, como uno de Ipsos hace unos meses, que señalaba que un 40% de los ciudadanos tenía dudas sobre su pertenencia al mercado único.

El estibador de Rotterdam Peter Van der Waijae, de 48 años
El estibador de Rotterdam Peter Van der Waijae, de 48 añosM. D.

Los analistas económicos coinciden en que la salida de la UE de los Países Bajos sería una catástrofe para su economía, que prosperó y se hizo rica comerciando a nivel mundial. De hecho un tercio de su PIB proviene de la exportación de bienes y servicios. De todos modos, cuando el sentimiento antieruopeísta arraiga es muy difícil extirparlo y ahí está de muestra el Brexit, que triunfó pese a que los políticos y los expertos en economía difundieron hasta el cansancio de que sería perjudicial para su economía.

A Peter Van der Waijae, un estibador 48 años, dice que sí, que todo esto le parece muy bonito pero que no es más que palabrería. Por lo pronto a él le han quitado siete años de vida -la jubilación pasó de los 60 a los 67- y a ver quién se los devuelve. “Para mi los políticos no tienen ninguna credibilidad”, lamenta.

“A Europa solo le interesa el libre mercado y se olvida de los trabajadores”, intercede Stam, que dice saber que sus “colegas del puerto de Algeciras” están sufriendo lo mismo que ellos. Si tienen que volver a armar jaleo, lo harán. Solo aquí son 75.000. “Y somos tipos bastante duros como te imaginarás”.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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