El Parlamento austríaco aprueba la expropiación de la casa natal de Hitler
El edificio será reformado o destruido, para evitar que se convierta en lugar de peregrinación neonazi
El Parlamento austriaco ha adoptado este jueves una ley para expropiar la casa natal de Hitler, después de años de disputas legales con el propietario actual. Una amplia mayoría ha votado a favor de una ley que abre así la posibilidad de una profunda modificación arquitectónica, o incluso de la destrucción de la vivienda de Braunau am Inn, un edificio del siglo XVIII en el que nació el dictador hace 127 años, para evitar que se convierta en un lugar de peregrinación neonazi.
Entre los que se han opuesto a la ley hay algunos miembros del partido liberal Neos, aunque aún no se ha difundido un recuento oficial de los votos.
El propietario, Gerlinde Pommer, recibirá una compensación por la expropiación, según la ley. Desde 1972, alquilaba los locales del edificio por 4.800 euros al mes al Estado austríaco, que utilizó el inmueble como un centro para discapacitados, uno de los colectivos perseguidos por el régimen nazi. La casa estaba vacía desde 2011, cuando el contrató finalizó por la negativa del dueño a hacer reparaciones que le pedía el Estado. Pommer también rechazó, tiempo después, una oferta de compra del Ministerio del Interior austríaco.
Aún no está claro cuál será el destino del número 15 de la calle Salzburger Vorstadt, en la que el recién nacido Hitler no vivió más que dos semanas de su vida. El Ministerio del Interior, Wolfgang Sobotka, anunció en octubre que derribaría la casa, refiriéndose a las recomendaciones de un comité de expertos. Pero varios de los integrantes de este panel de 13 expertos negaron que hubieran apoyado la destrucción de la vivienda, en la que el dictador nazi nació el 20 de abril de 1889. "Una demolición equivaldría a negar el pasado nazi de Austria", aseguraron en un comunicado conjunto.
El lugar se había convertido en las últimas décadas en un lugar de peregrinaje tanto para nostálgicos del Tercer Reich como para manifestantes anti-fascistas, que organizaban cada año una marcha a la casa. Según Sobotka, el edificio de tres plantas y 800 metros cuadrados podría ser destinado a fines de "caridad u oficiales". Otros quieren que se convierta en un centro de refugiados o en un museo de la liberación nazi de Austria, según France Press.
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