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Un latino hijo de inmigrantes, nuevo fiscal general de California

Xavier Becerra, primer latino en ocupar el puesto, estará al frente de la defensa del Estado frente a Trump en inmigración y cambio climático

Pablo Ximénez de Sandoval

Xavier Becerra, de 58 años, hijo de inmigrantes mexicanos, será el nuevo fiscal general de California, el cargo equivalente al ministro de Justicia del Estado. El anuncio hecho público hoy por el gobernador, Jerry Brown, despeja una gran incógnita que habían dejado estas elecciones en el Estado más poblado de Estados Unidos, tras la salida de su fiscal general para servir en el Senado en Washington. Becerra, el primer latino en ocupar la máxima autoridad judicial de California.

Xavier Becerra, nuevo fiscal general de California.
Xavier Becerra, nuevo fiscal general de California. AP

Becerra ha sido durante 24 años congresista por el distrito del centro de Los Ángeles y en su última etapa fue el líder del grupo de los demócratas en la Cámara de Representantes. Nacido en California, sus padres fueron trabajadores humildes. Su madre es inmigrante de Jalisco. Él fue el primero de su familia en ir a la universidad. Se graduó en leyes y en economía en la Universidad de Stanford y pasó un tiempo en la Universidad de Salamanca, en España. Habla excelente español, algo no muy habitual en latinos de segunda generación de su edad en California.

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El nombramiento de Becerra le sitúa en la primera línea de defensa de un Estado que lleva tres semanas en estado de nervios tras la victoria de Donald Trump en las elecciones. Las principales autoridades de California preparan ya el terreno para defender las políticas más progresistas de Estados Unidos, principalmente en tres temas, inmigración, cambio climático y sanidad.

En la primera frase del comunicado en el que acepta en nombramiento, Becerra se define como "hijo de inmigrantes" y dice que su prioridad política es "luchar por familias trabajadoras como la familia en la que crecí".

California es el Estado con más inmigrantes de EE UU, tanto legales como ilegales. Desde hace años, está haciendo su propia reforma migratoria a través de leyes que por un lado protegen de la deportación, en la medida de sus posibilidades de jurisdicción, y permiten a los inmigrantes irregulares participar en ayudas públicas o tener un permiso de conducir provisional. La protección de estos inmigrantes es una política de Estado que apenas admite debate. El Partido Republicano es una fuerza marginal en las principales instituciones.

La lucha contra el cambio climático es, después de la estabilidad fiscal, la prioridad absoluta del gobernador Brown, que quiere convertir esa política en su gran legado. Al día siguiente de las elecciones, Brown publicó un comunicado advirtiendo que no permitirá a la futura administración Trump desviar el curso de esas políticas. Este jueves, al nombrar a Becerra, insistió: “Estoy seguro de que será un campeón de los californianos y ayudará a nuestro Estado a combatir el cambio climático firmemente”.

California es también el Estado que ha abrazado la reforma sanitaria de Barack Obama, conocida como Obamacare, con mayor entusiasmo. Alrededor de 4,6 millones de personas han contratado su seguro a través del programa Covered California, montado por el Estado para facilitar el acceso a Obamacare y el Estado recibe 20.000 millones de dólares en fondos federales para esos subsidios para seguros médicos.

En definitiva, todas las prioridades políticas de California son opuestas a las promulgadas por el presidente electo Trump durante la campaña. El conflicto está servido y todos estos asuntos tienen muchas posibilidades de acabar en los tribunales, como el Estado de Texas hizo con Obama. Texas denunció judicialmente a la Casa Blanca al menos 45 veces, y logró frenar parcial o totalmente desde Obamacare hasta la orden ejecutiva que extendía la protección de algunos inmigrantes contra la deportación. Greg Abbott, fiscal general de Texas hasta 2015 y hoy gobernador, bromeó una vez sobre su trabajo: “Voy a la oficina, demando al Gobierno federal y me voy a casa”. En el hipotético choque total entre California y Trump que los líderes estatales parecen estar anticipando, ese sería el papel de Becerra.

En una entrevista con EL PAÍS en 2014, poco antes de que Obama anunciara sus medidas ejecutivas de apoyo a los inmigrantes, Becerra se mostraba convencido de que una reforma migratoria integral en un país con 11 millones de indocumentados será inevitable en algún momento: “La reforma migratoria es una ola que viene y nadie la va a parar en este país, y mucho menos los políticos. Los políticos son los últimos que van a salir del agua, boqueando. Eso, los que quieran sobrevivir. Porque es un cambio palpable, evidente. Igual que pasamos de la economía agrícola a la industrial y de ahí a la de Internet. Uno puede querer quedarse en el mundo de ayer, pero no va a sobrevivir igual. La inmigración ya está con nosotros. Mejor hacer a esa ola trabajar a nuestro favor en vez de dejar que nos tumbe”.

Donald Trump ganó las elecciones por 100.000 votos de ventaja en el norte industrial, al tiempo que perdía por 3 millones de votos en California. Su rival, Hillary Clinton, le saca una ventaja de 2,5 millones de votos cuando aún faltan cientos de miles de papeletas por contar en California.

Becerra sustituye a Kamala Harris, una fiscal general que hizo su carrera llevando a los bancos a los tribunales en California por la crisis hipotecaria. Harris, una favorita del establishment demócrata que recibió el apoyo público de todo el partido, arrasó en las elecciones del pasado 8 de noviembre para hacerse con el escaño de senadora en Washington de Barbara Boxer, que se retira después de 24 años en el Senado. Harris, de herencia negra y asiática, es la primera senadora negra de California y la primera senadora de ascendencia asiática de Estados Unidos.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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