El apoyo de Merkel asegura al socialdemócrata Steinmeier la presidencia alemana
El actual ministro de Exteriores ha sido de los gobernantes europeos más críticos con Trump
Frank-Walter Steinmeier será el próximo presidente de Alemania. Tras meses de especulaciones y juegos de nombres, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel anunció el lunes su respaldo al socialdemócrata ministro de Exteriores para la jefatura del Estado. La jugada ahorra a Merkel una batalla que corría el riesgo de perder, pero supone un trago amargo para la canciller, que se ha visto incapaz de consensuar un candidato independiente con sus socios de Gobierno. El líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, emerge victorioso de la operación.
Steinmeier, el político más popular de Alemania, llegará al Palacio de Bellevue, sede de la Presidencia Federal, como broche a una carrera política en la que lo ha sido casi todo en la oposición y en el Gobierno. Solo le faltó llegar a la Cancillería, puesto al que aspiró en las elecciones de 2009. Entonces cayó ante Merkel en lo que supuso la mayor derrota del Partido Socialdemócrata (SPD) desde la Segunda Guerra Mundial. Como nuevo ministro de Asuntos Exteriores, un cargo que Steinmeier ha desempeñado en las dos grandes coaliciones del SPD con Merkel, suena el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
El político llamado a asumir la presidencia de la República el próximo febrero ha sido uno de los mayores críticos del presidente electo de EE UU, Donald Trump, al que durante la campaña llamó “predicador del odio”. Tras conocer la victoria del republicano, Steinmeier dijo que ese no era el resultado que deseaban la mayoría de alemanes.
“Debemos esperar una política exterior americana menos predecible y más proclive a tomar decisiones por su cuenta (…). Las cosas no van a ser más fáciles. Muchas serán más difíciles”, añadió. Probablemente a estas dificultades se refirió el lunes Merkel cuando explicó su decisión. El nombramiento de Steinmeier supone una “señal de estabilidad” en tiempos de “convulsiones internacionales”. La izquierda alemana reprocha a Steinmeier su papel como responsable de los recortes sociales que adoptó el canciller Gerhard Schröder. Y en los últimos meses ha destacado por su intento de tender puentes con la Rusia de Putin.
Demostración de impotencia por parte de la CDU
Finalmente, la Asamblea Federal no tendrá que elegir entre candidatos seleccionados por los dos grandes partidos alemanes. El apoyo de democristianos y socialdemócratas asegura a Frank-Walter Steinmeier la mayoría para ser elegido presidente federal el próximo 12 de febrero. Se defraudan así las expectativas de los que aspiraban a ver una competición democrática entre los mejores nombres de la CDU y del SPD para ocupar el cargo más alto de la política alemana.
Salvo sorpresa mayúscula, Steinmeier será el duodécimo presidente de la República Federal. Cuando llegue al Palacio de Bellevue, será el tercer socialdemócrata en ocupar la jefatura del Estado.
Merkel demuestra, una vez más, su mala mano para los presidentes. Los dos primeros que eligió —los democristianos Horst Köhler y Christian Wulff— tuvieron que dimitir, dañando el nombre de la institución. El prestigio perdido se lo devolvió el expastor protestante Joachim Gauck, elegido en contra de la voluntad de Merkel. Ahora llega Steinmeier, al que la canciller ha admitido tan solo como mal menor.
El proceso para elegir al sustituto de Joachim Gauck ha sido una carrera de obstáculos para Merkel. La primera mala noticia la dio el propio Gauck en junio, cuando anunció que a sus 76 años no estaba preparado para afrontar otro mandato de cinco años. La canciller intentó acordar con los socialdemócratas un candidato de consenso apartidista. Tantearon a juristas, escritores o teólogos, pero ninguno cuajó. Hasta hace tres semanas, cuando el vicecanciller Gabriel rompió la baraja y presentó de forma unilateral el nombre de Steinmeier.
La CDU era reacia a apoyar a un candidato del partido rival para un cargo tan importante. Incluso llegó a jugar con la idea de apoyar a un miembro de Los Verdes, pero la CSU bávara se opuso. Al final, Merkel no ha querido enfrentarse a un posible fracaso en la Asamblea Federal, el órgano formado a partes iguales por los diputados del Bundestag y los representantes de los Estados que cada cinco años elige al presidente. Nadie garantizaba que un candidato de la CDU lograra la mayoría. La señal de un pacto exitoso de socialdemócratas, verdes y poscomunistas se habría producido solo medio año antes de las elecciones federales y podría interpretarse como el inicio de un tripartito de izquierdas para el Gobierno que los de Merkel aspiran a liderar de nuevo en 2017.
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