El país de los paganos y de los hippies
Las elecciones están pasando por Estados Unidos como un huracán. Excepto en la Isla Orcas
Las casas son pequeñas y hechas de madera, el revoque aguanta bajo el agua salada. Todo aquel que salga del ferry que lleva a Isla Orcas nota la diferencia. "No tenemos mucho que ver con el mundo exterior, tenemos nuestro propio país", asegura un joven de 20 años llamado Matthew Masters. Por eso aquí también se dice que quien toma el ferry a tierra firme va a Estados Unidos.
La isla pertenece al archipiélago de San Juan, y tiene aproximadamente 4.000 habitantes en invierno. En verano puede alcanzar los 10.000. No solo está cerca de Canadá geográficamente, sino también culturalmente. No se cierran ni las casas ni los coches. La calle principal se abre camino entre un paraje accidentado de árboles que se extienden hasta donde la vista puede alcanzar y de praderas vírgenes. No hay ninguna pancarta electoral en los márgenes de la calle ni se celebra ningún acto electoral. Con lo único que hay que tener cuidado en las calles es con los corzos.
San Juan es el condado del estado de Washington que más vota a los demócratas. La mayor parte de los habitantes son muy liberales. "Aquí hay más hippies y paganos que cristianos", cuenta Masters. Eso se puede ver especialmente en la zona de Eastsound. Aquí junto a la bandera estadounidense ondea la bandera arcoíris, símbolo de la comunidad homosexual. Y las tiendas venden esterillas de yoga, música esotérica o comida orgánica.
Debates políticos: Falsa alarma
No hay debates políticos en la isla. Las opiniones ya están formadas y los habitantes están de acuerdo. "Es impresionante lo unida que está la comunidad aquí. Nos ayudamos los unos a los otros y estamos de acuerdo en las cuestiones políticas", aclara el veinteañero. "Pero a veces también puede llegar a ser aburrido", confiesa
"Si Bernie Sanders siguiera en la carrera, yo y todos mis amigos le votaríamos", explica el joven Matthew Masters, que trabaja a tiempo parcial como barista y como mozo de establo. Es la primera vez que va a votar en unas elecciones presidenciales. Al principio estaba eufórico con Sanders. Ahora dará su apoyo a Hillary Clinton. A regañadientes. "Pero Donald Trump no puede ser elegido de ninguna de las maneras", afirma enérgicamente. Su familia, vecinos y amigos piensan lo mismo.
"Hacen lo que quieren"
Mucha gente de la Isla Orcas no irá a votar. Uno de esas personas es Ryan Rancourt. Él y su perra bull dog viven juntos fuera de la transitada calle principal. La política no le interesa. Tampoco sabe cómo va el proceso electoral. "Nunca he votado. Solo nos dicen tonterías", añade el artesano de 37 años. No lo dice ni enfadado ni decepcionado, simplemente para él la política es irrelevante.
Rancourt enseña orgulloso lo que lleva años construyendo en su casa: una casa en un árbol y una sauna. "Lo más importante en la vida es ser feliz, los políticos a pesar de todo hacen lo que quieren", afirma el señor de 37 años. "Son ricos y lo único que quieren es aumentar su riqueza". Y su voto no podría cambiar eso.
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