Más de 800 muertos en Haití tras el paso del huracán Matthew
Decenas de miles de haitianos han perdido también su hogar
La ola de destrucción y muerte dejada por el huracán Matthew a su paso por Haití no para de empeorar. Según un recuento no oficial, son ya más de 800 las víctimas mortales en el país por un ciclón que ahora amenaza, aunque con menos fuerza, la costa este de Estados Unidos, que por el momento solo lamenta una muerte relacionada con el ciclón. El presidente, Barack Obama, ha pedido a los estadounidenses que ayuden a Haití, "uno de los países más pobres del mundo”.
Haití no sale del infierno. El huracán Matthew y el reguero de destrucción y muerte que ha dejado a su paso es otra muestra de la vulnerabilidad extrema de un país que encadena catástrofes naturales —como el terremoto en 2010— y desastres políticos —lleva sin Gobierno desde febrero— que no hacen sino ahondar las desgracias de la nación más pobre de las Américas.
La dificultad para acceder a las zonas más golpeadas en el sur de Haití por el huracán hace que el recuento de daños y víctimas sea un baile constante. Pero las cifras que van surgiendo en base a las fuentes oficiales y los datos locales dejan claro que Haití volverá a necesitar de la ayuda internacional para superar este nuevo golpe.
Aunque la cifra oficial del Gobierno de transición haitiano se mantenía en algo menos de 300 muertos, la agencia Reuters elevó este viernes ya a 842 un número que todos los expertos y agencias coinciden en que seguirá creciendo. También Efe afirma ya, en base a una fuente del Gobierno, que hay al menos 820 fallecidos. Muchos murieron cuando los árboles se les cayeron encima, por el desplome de las casas y en las inundaciones que provocaron los vientos de más de 230 kilómetros por hora del huracán.
“Tememos que los números vayan a aumentar de forma considerable a medida que los equipos de emergencia avanzan”, dijo el director del programa para Haití de Oxfam, Jean Claude Fignole.
La mayoría de las muertes se han registrado en Les Cayes, Dame Marie y Jeremie, en el departamento Sur. El acceso al departamento de Grand Anse, en el suroeste, también severamente afectado, está limitado al transporte aéreo.
Las estimaciones definitivas de víctimas “van a tomar tiempo” porque las carreteras han quedado cortadas y también se han caído las torres de comunicación de la zona, explicó el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Haití, Jean Luc Poncelet, en conversación telefónica con EL PAÍS desde Puerto Príncipe.
Según datos oficiales, solo en los departamentos Sur y Grand Anse se han registrado unas 29.000 casas fuertemente afectadas y cerca de 30.000 personas están en albergues improvisados. En el suroeste del país se han producido grandes inundaciones. “Todo está devastado, todo está en el suelo”, relató Poncelet.
Naciones Unidas estima que más de 350.000 personas van a requerir ayuda en Haití, que tras el paso de Matthew vuelve a ser más vulnerable a enfermedades como el cólera, que ya ha dejado más de 9.000 muertos desde que resurgió tras el terremoto de 2010.
“La movilización de la comunidad internacional es urgente”, según Oxfam. Los primeros envíos de ayuda ya han comenzado.
La Unión Europea anunció el viernes 1,5 millones de euros adicionales a Haití como ayuda de emergencia, que se suman a los 255.000 euros comprometidos el jueves como asistencia humanitaria. Estados Unidos también contribuirá con un millón de dólares adicionales en ayuda humanitaria.
El buque militar estadounidense USS Mesa Verde ya ha puesto rumbo a Haití con 300 soldados de refuerzo, además de material de ayuda y equipos médicos que pueden realizar operaciones a bordo, según el Pentágono. Además, la nave anfibia porta tres helicópteros de transporte de carga pesada, buldóceres y vehículos para el transporte de agua. El buque transporta también alimentos y medicinas, y puede producir casi 300.000 litros de agua potable al día, algo clave para evitar la expansión de enfermedades. El presidente francés, François Hollande, anunció el envío de un avión con 60 militares de seguridad civil y 32 toneladas de material, incluidas dos centrales de potabilización de agua.
Estados Unidos pide no bajar la guardia
Mientras Haití y el resto de los países caribeños afectados cuantifican los daños, Estados Unidos sigue bajo la amenaza del huracán Matthew. “Esto sigue siendo un huracán muy peligroso”, advirtió este viernes Obama tras reunirse en el Despacho Oval con el administrador de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Craig Fugate, y el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, para informarse del ciclón.
En las últimas horas, Matthew se debilitó hasta convertirse, con vientos de 175 kilómetros por hora, en un huracán de categoría 2. Y aunque se espera un nuevo debilitamiento en las próximas, horas, el CNH vaticina que seguirá siendo un huracán al menos hasta que abandone la costa estadounidense, en algún momento del domingo.
El pronóstico es que el centro del huracán Matthew continuará avanzando “cerca o sobre” la costa este de la Península de Florida hasta la noche del viernes, para continuar después con similar rumbo sobre las costas de Georgia y Carolina del Sur el sábado.
El gobernador de Florida subrayó que, pese a su moderación, Matthew “sigue siendo una amenaza”.
Las autoridades locales confirmaron este viernes la primera víctima mortal directa a causa del huracán en EE UU. Se trata de una mujer que falleció en el condado de Volusia, en Daytona Beach (Florida), por la caída de un árbol mientras alimentaba a sus mascotas en su jardín.
Los parques de recreo de Disney, Estudios Universal y SeaWorld también permanecen cerrados este viernes. Es solo la cuarta vez desde su inauguración en 1971 que Disney cierra preventivamente sus parques de atracciones en Florida, todas por un huracán. La última vez, antes de este viernes, fue en 2004 por el ciclón Jeanne.
Un foco de preocupación ahora era la ciudad de Jacksonville, que está todavía en el trayecto del huracán Matthew y que podría sufrir “importantes inundaciones” en las próximas horas.
Obama firmó el viernes la declaración de emergencia para Carolina del Norte, algo que también ha hecho ya para Florida, Carolina del Sur y Georgia. La medida facilita el flujo de ayuda federal a los Estados más afectados. El presidente llamó especialmente a los residentes de Georgia a no bajar la guardia ante la llegada, en las próximas horas, de Matthew a su costa.
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