Estados Unidos: Tricia Cunningham, la mayor fan de Trump
Esta militante independiente y dedicada es el prototipo de votante en el que se apoya el republicano en su campaña sin contar con redes estructuradas, como los demócratas
Lo ha prometido, esta será su última campaña. En un pequeño despacho repleto de pancartas de Trump, camisetas de Trump y adhesivos de Trump, Tricia Cunningham cuenta los días hasta el 8 de noviembre. Cuando pase la elección podrá darse un respiro, pero no antes. "No quiero despertarme el 9 de noviembre, con la sensación de resaca, pensando que podría haber hecho más", nos comenta. Si se tratara de elegir a la mayor fan de Donald Trump con total seguridad veríamos a Tricia Cunningham subir al podio, pero, por ahora, en lo que hay que pensar es en la elección del próximo presidente de los Estados Unidos.
Tricia ya intentó dejar la militancia política en 2011, pero no lo consiguió. En aquel momento acababa de marcharse de Carolina del Sur, después de haber hecho la vida imposible a John Rhodes, alcalde de Myrtle Beach, por una regulación comercial que consideraba excesivamente restrictiva. "Un mal tío en esa época", afirma sobre el alcalde. "Pero acabamos reconciliándonos". De vuelta a Pensilvania, Tricia retoma su vida de consejera dietética, a la par que se ocupa de sus hijos: un niño y dos niñas. Sin embargo, en junio de 2015, vuelve a tener una recaída: Donald Trump anuncia su candidatura y Tricia Cunningham, a sus 43 años, se convierte en su más ferviente seguidora.
Comienza la carrera hacia la investidura. En Monroeville, Tricia monta un despacho de campaña no oficial en el sexto piso de un edificio de hormigón en pleno centro de las áreas comerciales. En Facebook, por teléfono e, incluso, en los rellanos de los vecinos, no cesa de hacer campaña por su héroe. "Hay que construir una base de militantes y ponerla en contacto con los delegados republicanos". Donald Trump no ha creado una red de despachos de campaña tan estructurada como la de su rival demócrata. Sin embargo, cuenta con multitud de iniciativas individuales para hacer el trabajo de campo, como la de Tricia.
En poco menos de un año, esta militante se jacta de haber enrolado a más de 8000 personas por toda Pensilvania. En los mercados, en los festivales o en las tiendas de antigüedades Tricia se dedica a cazar electores. A principios de abril de 2016 el Grand Old Party la contrata y financia su despacho de campaña. Pero, un mes después, le cae un jarro de agua fría: la campaña oficial se retira completamente de Pensilvania para concentrar sus medios en otros lugares, ya que la victoria de Donald Trump está prácticamente asegurada en el Estado. Sin importarle mucho, Tricia continúa militando voluntariamente, pagando el alquiler del local de su propio bolsillo.
Trump es un maestro en negociación y denunciará los acuerdos comerciales que nos están arruinando desde hace años
Para esta republicana de tendencia Tea Party el programa de Trump ha dado en el clavo. En Carolina del Sur, nos cuenta, ha visto de cerca "los estragos de la inmigración ilegal". El colegio de sus hijos estaba "periódicamente acordonado por culpa de los ilegales que traían armas de fuego y cuchillos". Su marido, jardinero, tenía que "aguantar cómo los ilegales pasaban sistemáticamente por delante de él, porque ofrecían presupuestos por la mitad del precio, ya que no pagaban ni impuestos ni seguros".
En el plano económico "Trump es un maestro en negociación y denunciará los acuerdos comerciales que nos están arruinando desde hace años. No como esa sociópata de Hillary Clinton, que no ha rellenado un cheque en su vida." Cuando le preguntamos qué opina de la candidata demócrata hace una pausa y respira profundamente: "La señora Clinton es la persona más mentirosa, narcisista, odiosa y criminal sobre la faz de la tierra". Esta forma de hablar sin miramientos la ha convertido rápidamente en centro de interés. De hecho, actualmente está en negociaciones con varias cadenas de televisión para convertirse en editorialista. Puede que 2016 sea el año de su última campaña, pero lo que está claro es que su compromiso político no acabará aquí.
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