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TIERRA DE LOCOS
Tribuna
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El Papa, las monjitas y los dólares

Los escándalos de corrupción en la Iglesia Católica argentina no son nada nuevo

Ernesto Tenembaum

La curiosidad y el morbo por saber qué ocurre cuando se cierran las puertas de un convento de monjas ha generado comedias taquilleras como Sister Act, la de Whoopi Goldberg, películas inolvidables como Entre tinieblas, de Pedro Almodovar, y hasta clásicos de la pornografía más barata. La realidad argentina hizo hace unos días un aporte único a esa saga cuando se difundió un video en el que una monjita nonagenaria, miembro del Sagrado Convento de las Monjas Orantes y Penitentes, apareció arrastrando una pesada bolsa repleta con millones de dólares. El episodio es la escena más inesperada del cinematográfico derrumbe kirchnerista pero sus esquirlas amenazan además con lastimar, inclusive, al papa Francisco, líder espiritual de una organización mundial que, como bien se sabe, siempre despreció las bolsas con dinero.

El 16 de junio pasado, a las tres de la madrugada, la policía detuvo a un señor mientras arrojaba bolsos con dólares hacia el interior de ese convento. Así empezó esta historia. Resultó ser que ese hombre era un tal José López, el mismo que había sido, durante 12 años, la pieza clave en el manejo del dinero de la obra pública kirchnerista. Estaba armado, además, con una ametralladora. Cuando le preguntaron al obispo de la zona, un hombre amigo del Papa, sobre el rol de las monjitas, dijo que las señoras podrán haber sido ingenuas pero jamás cómplices. Sí recordó que su antecesor, ya fallecido, era un hombre amigo del poder desde la dictadura militar y que podría haber incurrido en algunos pecados venales. Total, el hombre ya estaba muerto y bien enterrado. Las ancianas, mientras tanto, concedían notas donde se las veía sonrientes, beatificas, más maternales que la abuela de Caperucita Roja, con un tono de compasión hacia el reo y cierta sutil crueldad para desentenderse de él.

Hasta que apareció el vídeo.

Las monjas orantes y penitentes, en realidad, estaban ávidas de cash.

La Iglesia, desde entonces, enmudeció por unos días.

Luego aclararon que el convento, técnicamente, no era un convento. Y que las monjas, se vestían como monjas, todo el mundo les decían monjas, servían a un obispo pero, técnicamente, no eran monjas. Cuando percibieron lo ridículo de la situación, el Nuncio aclaró que el Papa estaba muy preocupado y que el obispo de la zona va a investigar el tema por si es necesario aplicarles el Código Canónico.

El de las monjas orantes y penitentes no es el primer escándalo, ni tampoco el más importante, que ha afectado a la Iglesia Católica argentina, la cuna donde creció Su Santidad. A principios de milenio, un programa televisivo reveló que el cura más popular del país, el que se encargaba de cuidar a los niños pobres y abandonados, era, en realidad, un abusador de menores. A mediados de los noventa, el banco de la curia quebró en medio de un escándalo de corrupción que no se pudo parar, y en el que aparecía involucrado el obispo más influyente de entonces, que era también el protector del Sumo Pontífice. Ningún escándalo, sin embargo, superó al de la complicidad de la Iglesia con la dictadura militar: a diferencia de lo ocurrido en Chile y en Brasil, en la Argentina su jerarquía fue cómplice de la represión, al precio incluso de silenciar la desaparición de sus obispos rebeldes. Hasta el día de hoy, Bergoglio debe lidiar con el recuerdo de algunas de sus conductas de esos años.

En los noventa, cuando comenzó a ascender en la arquidiócesis de Buenos Aires, Bergoglio le dio a esa estructura un carácter más popular, impulsando el trabajo en los barrios más pobres, la atención a víctimas de todo tipo y la denuncia de la explotación infantil. En esos años, empezó a surgir el Papa heterodoxo que, por momentos, asombra al mundo. Pero aún durante ese vuelco, Bergoglio no se expidió sobre los casos de abusos por parte de sacerdotes argentinos y se opuso a medidas progresistas, como el matrimonio gay, calificándolas como “el plan del demonio”. Un aura de cierta oscuridad sobrevuela siempre al Papa. En estos días, se entregó a la Justicia un hombre cercano a Cristina Kirchner que está acusado por un crimen narco. Entre las fotos que se viralizaron en las redes, hay una donde se abraza con Francisco.

No robarás. No mentirás. No codiciarás los bienes ajenos. No cometerás actos impuros. No consentirás pensamientos ni actos impuros. En la madrugada del 16 de junio, las monjas orantes y penitentes violaron, en apenas minutos, cinco de los diez mandamientos. Revelaron así la punta de un ovillo de la que nadie se atreve a tirar aún.

Seguramente lo hicieron por una causa superior.

Pero todo el Código Canónico caerá sobre ellas, y nada más que sobre ellas.

Amén.

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