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La Torre Eiffel vive la Eurocopa

El Ayuntamiento de París viste de colores el monumento y permite instalar en él una casa durante el torneo

Gabriela Cañas
Una de las zonas del apartamento instalado en la Torre Eiffel por la empresa HomeAway.
Una de las zonas del apartamento instalado en la Torre Eiffel por la empresa HomeAway.EFE

La Torre Eiffel ofrece una cualidad de la que probablemente no fueron conscientes sus creadores: su versatilidad. En sus 127 años de vida el monumento se ha acostumbrado a palpitar al ritmo de París, apagándose en tiempos de duelo, vistiendo los colores de los acontecimientos o convirtiéndose en un castillo de fuegos artificiales. Esta vez participa en la Eurocopa.

La ciudad, alarmada por la pérdida de turistas de resultas de los atentados terroristas y la conflictividad social, no solo ha decorado la torre con un balón gigante. Los aficionados están iluminando el monumento a su antojo en tiempo real y un puñado de afortunados hasta podrán pernoctar en ella. Es la primera vez en la historia que el Ayuntamiento permite una cosa así.

Las autoridades francesas y las municipales en particular están preocupadas por la curva descendente del sector turístico. Esta industria es la responsable del 18,5% de los empleos de París, la ciudad más visitada del mundo. El año pasado desembarcaron en la capital francesa 16 millones de turistas, pero como advierte el ministro de Exteriores y responsable del turismo francés, Jean-Marc Ayrault, “se ha interrumpido la progresión histórica registrada” debido a los atentados del 13 de noviembre último. Los datos provisionales de 2016 son alarmantes: un 7,7% menos de ocupación hotelera, un 18,4% menos de turistas europeos y un 11,4% menos de reservas aéreas para los tres próximos meses.

La Torre Eiffel fue el escenario hace un par de semanas de la presentación oficial de la campaña a favor de Francia y la seguridad que ofrece a los turistas. El lugar era el ideal, el monumento de pago más visitado de Francia, con casi siete millones de visitas anuales. La versatilidad de la torre, unida a la emergencia de reducir la sangría turística, son el cóctel que permite innovar para que el faro de París se adapte a las circunstancias y aumente su poder de atracción. Si se juega el Roland Garros, la torre exhibe durante todo el torneo una pelota gigantesca de tenis. Desde el 1 de junio un gran balón de fútbol luminoso de doce metros de diámetro la engalana.

Pero hay que insistir en el reclamo. El Ayuntamiento ha permitido a la compañía telefónica Orange una proeza tecnológica: cada noche, los aficionados deciden qué bandera de las 24 selecciones nacionales debe brillar. Basta con que logren el mayor número de publicaciones en las redes sociales con la etiqueta de su país: #FRA para Francia, #ESP para España.

La otra gran novedad viene de la mano de HomeAway, la plataforma americana de casas de vacaciones que, como la otra gran marca, Airbnb, ha acordado con el Ayuntamiento recaudar la tasa turística de estancia. Durante la Eurocopa varias personas podrán pernoctar en la torre dentro de un apartamento construido para ellas en el primer piso. La firma ha organizado un concurso entre sus usuarios y los cuatro agraciados podrán pasar una noche en un lugar tan extraordinario a partir del día 23 de este mes.

En la torre hay restaurantes, parques infantiles y bares, pero nunca el Ayuntamiento había permitido algo así. Los ganadores del concurso dormirán en un lugar privilegiado: desde la cama principal podrán contemplar bajo sus pies el Sena y el centro de la ciudad. Debajo del apartamento está la fan zona, un recinto en el que se ha instalado una pantalla gigantesca de 420 metros cuadrados para seguir los partidos y en la que festejan la fiesta del fútbol cada día alrededor de 90.000 aficionados. Es todo un desafío para la seguridad. “Frente al terrorismo, nuestra respuesta es la unión, para hacer más y mejor todavía”, ha dicho la alcaldesa, Anne Hidalgo.

El rotativo Le Monde afirmaba recientemente que los franceses no renuncian a celebrar la fiesta. Solo deben acostumbrarse a celebrarla, eso sí, bajo estricta vigilancia.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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