El cetáceo más pequeño del mundo, al borde de la desaparición
La población de vaquita marina que habita en el Golfo de California ha disminuido un 40% en el último año. Quedan 60 ejemplares de la especie
México está atestiguando la extinción de la vaquita marina. El cetáceo más pequeño del mundo, que vive en el Golfo de California, podría desaparecer en los próximos años ante el profundo descenso de su población. En diciembre de 2015, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) contabilizó 60 ejemplares de la especie, un 40% menos que el año anterior cuando se encontraron 97 vaquitas. En los últimos 20 años, la población de esta marsopa cayó un 92% y desde hace un lustro se considera en peligro de extinción. Pero el límite nunca antes había estado tan cerca.
La vaquita marina (phocoena sinus) es un cetáceo --como las ballenas y los delfines-- que sobrevive en las profundidades del mar. Mide aproximadamente un metro y medio y pesa unos 50 kilogramos, su forma es parecida a la del delfín pero posee hábitos distintos. Esta masorpa no se acerca a las embarcaciones y se mantiene alejada de la superficie del mar. Lo hace apenas unos segundos para tomar aire y volver al fondo del océano, por lo que los avistamientos de la especie son pocos y raros. Sin embargo, en las profundidades la vaquita marina libra su batalla para sobrevivir.
La repentina pérdida del cetáceo se debe a la pesca con redes de enmalle de camarón y pez totoaba en la región. Las redes son delgadas y finas, casi transparentes, por lo que la vaquita marina queda atrapada y sin la posibilidad de salir a respirar. Una muerte por ahogamiento en la que son apenas un daño colateral: la vaquita marina no tiene ningún valor comercial y su carne no tiene ningún uso.
En cambio, para los pescadores del Golfo de California obtener un pez totoaba en sus redes equivale a sacarse la lotería. Su vejiga natatoria se exporta a China a través de Estados Unidos, donde cada kilogramo se puede vender en hasta 8.500 dólares. La totoaba, que también es endémica de México y está en peligro de extinción, es popular en Asia para preparar sopas con fines medicinales y afrodisíacos. “La demanda en China es brutal y su alto coste pone una importante presión sobre las comunidades de pescadores del Golfo de California”, explica Omar Vidal, director del Fondo Mundial para la Naturaleza en México (WWF, por sus siglas en inglés).
El año pasado, el Gobierno mexicano emprendió un plan para rescatar a la población de vaquita marina. Prohibió la pesca con redes de enmalle durante dos años y designó 70 millones de dólares para la compensación de los pescadores afectados por esa medida. Las aguas del Golfo de California han sido vigiladas con mayor atención por la Marina mexicana, pero la pesca ilegal de totoaba ha persistido, según han señalado varias organizaciones ambientalistas. “Las autoridades no han podido fiscalizar la pesca en la zona, tampoco se sabe cuánta totoaba hay”, señala Miguel Rivas, investigador sobre océanos de Greenpeace.
Vidal, de WWF, asegura que en los últimos cinco meses se ha intensificado la pesca ilegal por lo que las cifras de la población de vaquita marina podrían ser aún menores. Tan solo en marzo, las organizaciones ambientalistas encontraron tres ejemplares muertos en redes de enmalle. Las ONG han pedido al Gobierno de Enrique Peña Nieto endurecer las medidas del rescate por medio de la suspensión total de la pesca en la parte alta del Golfo de California, así como incrementar la vigilancia en la región. También han pedido la colaboración de Estados Unidos y China para detener la comercialización del pez totoaba, y que el Gobierno mexicano incentive la enseñanza de la pesca artesanal, con otro tipo de redes, entre los pescadores locales.”Esto es un problema social muy grande sobre cómo conviven los pescadores con la fauna del Golfo de California”, apunta Rivas, de Greenpeace.
Los investigadores prevén que de continuar la tendencia ascendente en las muertes del cetáceo, para 2018 la vaquita marina será un especie extinta. La desaparición de la marsopa provocaría un desbalance en el ecosistema marino del Golfo de California, una de las regiones del mundo más ricas en flora y fauna marina. “Si se extinguiera, además ya no habría interés por proteger la zona y otras especies también estarían en riesgo”, señala Vidal, “pero estoy convencido de que mientras existan algunas vaquitas todavía se puede salvar la especie”.
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