“La Unión Europea huye de Ucrania, que ha destruido su propio Estado”
El líder afirma que su país se ha empobrecido notablemente "porque sus dirigentes son unos ladrones”
La Unión Europea quería ver a Ucrania “como parte de su espacio político y económico” en 2013 pero hoy “huye” de este país “como del fuego” y la razón es que Ucrania cambió de “forma radical” en ese tiempo. “En dos años, los ucranianos han destruido su propio Estado, han destrozado su economía y su sistema de orden público”, afirma Serguéi Arbúzov, el ex viceprimer ministro de Ucrania que en 2013 era el responsable de negociar el Tratado de Asociación con la UE.
Arbúzov, de 40 años, desempeñó el cargo de primer ministro en las últimas semanas de la presidencia de Víctor Yanukóvich, desde el 28 de enero de 2014 hasta que el parlamento le cesó el 27 de febrero, cuando estaba en Moscú, adonde fue en un viaje de trabajo del que no ha regresado.
Hoy, el experto en finanzas oriundo de Donetsk, es un exiliado en Rusia y, junto a una quincena de colegas ex altos cargos, no puede volver a Kiev porque sería encarcelado. En una entrevista con EL PAÍS, Arbúzov afirma que podría “sacar a Ucrania de la crisis si le permitieran volver y dispusiera de un “año tranquilo” para realizar sus ideas. “Durante mi paso por la administración la situación en Ucrania era mejor y haré todo lo posible para poder volver, limpiar mi nombre, contar la verdad y ofrecer mis conocimientos y los de mi equipo para que Ucrania pueda recuperarse”, dice. “El Maidán no fue una revolución, fue una toma de poder por la que ahora paga el pueblo”.
Arbúzov afirma que la economía ucraniana puede comenzar a recuperarse sobre tres pilares. El primero es una reforma agraria que consolide un “mercado nacional de la tierra” y una “clase media a partir de las personas físicas” y ponga freno a los influyentes intermediarios agrícolas, norteamericanos y europeos. El segundo es la colaboración entre el Estado y el capital privado y el tercero, un plan para involucrar a la sociedad en el uso de instrumentos financieros. En conjunto se podrían generar cerca de 100.000 millones de dólares, la cantidad necesaria, a su juicio, para iniciar el remonte.
“Los miembros más activos del anterior Gobierno estamos aquí y queremos volver a Ucrania”, afirma y explica que en Kiev hay procesos incoados contra “todos los que representan una amenaza para las actuales autoridades”. “Ninguna inspección internacional confirmó que yo hubiera cometido irregularidades, ni el Tribunal de Cuentas ni el Ministerio de Justicia, pero siguen acusándome, al principio de robar y ahora de malversación de fondos. Es una persecución política”, sentencia. “Hace un año no estaba dispuesto [a volver]. Ahora sí, si eso ayuda a pacificar el país y a sacarlo de la crisis”, dice, y añade: “Si no he vuelto es por temor a me encerraran en una jaula y me pasearan por el Maidán”. Arbúzov recurrió en un tribunal europeo contra su inclusión en la lista de sanciones de la UE. El tribunal le dio la razón y lo sacaron de la lista, lo cual no impidió que le incluyeran de nuevo al año siguiente, afirma.
Como responsable del tratado de Asociación con la UE, Arbúzov asistió a la cumbre de la UE en Vilnius, la capital de Lituania, en noviembre de 2013. Confiaba en que el documento sería firmado, o que la firma se demoraría hasta la próxima cumbre entre Kiev y Bruselas y quería una reunión trilateral (europeos, ucranianos y rusos) para “difuminar los temores de Moscú” sobre los efectos de la asociación. Pero “los interlocutores alemanes y franceses dijeron a Yanukóvich que no iban a esperar”, afirma.
En 2013 el “intercambio comercial de Ucrania con Rusia, por una parte, y con la UE, por la otra, eran de cerca de 50.000 millones de euros respectivamente. Hoy la situación es otra. “Las promesas del Maidán eran populistas y no se han cumplido y Ucrania experimenta un colapso económico”. “El PIB se ha hundido en más de un 15% en los últimos dos años, las inversiones cayeron del orden del 30% al 40%, la población ha sido saqueada, la pensión y el sueldo mínimos son inferiores a 50 dólares y al precio de los servicios mínimos”. “Ucrania se ha convertido en uno de los países más pobres del mundo, porque sus dirigentes son unos ladrones”, afirma.
Crédito del FMI
Poco antes de la caída de Yanukóvich, Ucrania concertó créditos por valor de 15.000 millones de dólares con Rusia e inversiones por parte de China. Moscú desembolsó 3.000 millones de dólares que Kiev se niega a devolver. “Los dirigentes ucranianos saben que el dinero ruso fue a pagar las pensiones, cubrir los déficit y pagar deudas, pero no quieren devolverlo, aunque se trata de un crédito de acuerdo con la legislación internacional”, dice Arbúzov.
“Al calificar aquel crédito de soborno político [a Yanukóvich] los dirigentes muestran su bajo nivel. Si los tribunales no se rigen por la política, Ucrania tendrá que devolver ese dinero y pagar también las sanciones añadidas y Rusia tiene derecho a pedir un incremento de los intereses”, afirma.
“Hoy el único prestamista de Kiev es el Fondo Monetario Internacional”, dice Arbúzov, según el cual “Ucrania perdió 10.000 millones de dólares por renunciar a Rusia y esa es la cantidad que quiere recibir del FMI con un programa asesino para la población”. El FMI, por otra parte, ha congelado su programa porque Kiev no puede cumplir sus condiciones. En cuanto a China, Arbúzov había llegado a acuerdos con aquel país para invertir 20.000 millones de dólares, de los cuales 1500 millones habían sido ya entregados. Los chinos contemplaban la creación de silos en los puertos y de parques industriales y estaban dispuestos a comprar la cosecha de cereales durante 15 años. “El dinero chino ya comenzó a llegar y lo robaron. Ucrania tendrá que devolverles su dinero a los chinos”, señala.
El conflicto en el este
Sobre la situación en Donbás, opina Arbúzov que los dirigentes ucranianos deberían sentarse a la mesa de conversaciones con los líderes de los territorios que no controlan y declarar una amnistía. Como ejemplo, pone la amnistía que decretó el Gobierno de Yanukóvich poco antes de su caída. “¿Por qué no se puede repetir eso hoy? Pues porque la guerra es muy rentable y se gana dinero con ella”, afirma.
Arbúzov asegura estar dispuesto a volver a su Donetsk natal para ayudar a la reconstrucción de aquellas regiones donde comenzó su carrera. La región de Donetsk y Lugansk suponía el 25% del PIB de Ucrania, pero sus minas estaban subvencionadas. “A primera vista la región ha sido saqueada, la producción destruida, los especialistas se marcharon”, pero “si en la región hay paz y se forma un régimen de impuestos apropiado tal vez sea posible restablecer la economía". “Si yo realizara este programa creo que podría cuadrar ingresos y gastos y atraer inversiones, la región tiene recursos y las fábricas pueden trabajar y se pueden modernizar. El trabajo es duro, pero no desesperado”. Calcula Arbúzov que se necesitan de dos a tres años y “Tal vez 20.000 millones de dólares, que podrían ser gestionados por un consorcio formado por Rusia, la UE y Ucrania”, dice.
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