El arte callejero se abre paso en el viejo mercado judío de Jerusalén
Un artista pinta con espráis retratos históricos en los puestos del Mehane Yehuda
Anochece en Jerusalén. Poco a poco los comerciantes del bullicioso Mahane Yehuda, el principal mercado del oeste de la ciudad, cierran sus puestos. Un gesto que, lejos de apagar la vida del lugar, abre la puerta a un espacio diferente. Caen los cierres metálicos y con ellos cobran vida Einstein, Gandhi, Spielberg, Maimonides, Ben Gurion, Golda Meir… y así hasta 140 personajes históricos pintados por el artista de 22 años Solomon Souza, que ha convertido el viejo mercado en una galería de retratos al aire libre de la que disfrutar tomando copas.
Los puestos de fruta, verdura, carne o pescado dejan paso a la música de los pequeños bares que con sus sillas y mesas se apoderan de las principales zonas del mercado. Entonces entran en escena Solomon Souza y Berel Hahn, de 26 años, un judío nacido en Nueva York convertido en verdadero cerebro de la llamada “Galería del Zoco”. “La idea surgió porque queríamos hacer algo por nuestra comunidad, darle vida a un espacio muerto que además sirviese para hacer un homenaje a personajes que, nosotros consideramos, han jugado un papel importante cambiando el mundo a su manera o que representan nuestros valores judíos”, explica Berel mientras rasca con una espátula las pegatinas que cubren el cierre metálico al que Solomon pondrá una nueva cara.
Solomon Souza, el artista del grafiti prepara los espráis y se pasea taciturno pensando en lo que va a pintar. Es judío, británico de nacimiento, pero pronto adquirirá la nacionalidad israelí. Está en la última etapa de su “Aliyá”, la migración que garantiza a cualquier judío el derecho a ser ciudadano en Israel. Solomon hace gala de una gran capacidad artística que en su caso no es casual. Siempre ha estado rodeado de arte desde la cuna porque su madre es pintora y es nieto del fallecido Francis Newton Souza —un conocido pintor indio de origen cristiano casado en segundas nupcias con una judía checa— cuyas obras han llegado a venderse en Christie´s por algo más de cuatro millones de dólares (4,6 millones de euros).
Poco a poco, un garabato deja paso a la imponente figura de Sinan Reis, lugarteniente del pirata Barbarroja, descendiente de judíos expulsados de España por los Reyes Católicos, que hasta su muerte fue el principal azote de muchas ciudades del este del Mediterráneo. “Se le conocía como El Gran Judío —explica Berel—, y salvó a muchos hebreos de la muerte, por eso nos parece que debe estar aquí”.
Berel se refiere a un episodio en el que, según algunas crónicas del siglo XVI, los judíos de Fez se libraron de la muerte gracias a Reis y pudieron marcharse tras un ataque otomano a la ciudad. Lo que no cuenta Berel es que el corsario Reis era conocido entre sus enemigos por arrasar las ciudades que conquistaba y por atar a los prisioneros en la boca de los cañones de sus barcos para hacerlos volar en mil pedazos. La violencia de sus acciones está documentada durante el saqueo a varias ciudades españolas como Palamós —donde en 1543 la mayoría de la población fue asesinada a cuchillo—, Amposta, Denia o Cullera.
“Sólo hemos tenido problemas con dos de los dueños de las tiendas del mercado porque al principio no pedíamos permiso para pintar, reconoce Solomon mientras da los últimos retoques al turbante del temido pirata. Uno de ellos borró todo. El otro era religioso y estaba molesto porque pintamos una mujer, pero al final lo ha dejado tal cual”.
Aún le quedan más de 200 puestos por pintar. Es difícil calcular cuándo terminarán su proyecto. Solomon no cobra por su trabajo. “Preferimos ser independientes”, explica Berel. “Tenemos donaciones de amigos, familiares y de gente a la que simplemente le gusta el proyecto y quiere colaborar. Pronto traeremos a otros grafiteros para que ayuden a Solomon, aunque es difícil encontrar gente que quiera hacerlo sin cobrar”.
Su récord es de cuatro retratos en una misma noche. Pero ahora el único protagonista es Sinan Reis. Con su firma junto al año 5776 —el actual año, según el calendario judío— Solomon pone el broche de oro a su obra. La imagen de un pirata cuyo retrato será testigo de las noches de ocio jerosolimitano junto al de Faiz Abu Hammadia, un palestino que el año pasado dio refugio en su casa de Hebrón a cinco turistas judíos norteamericanos que se habían perdido en Cisjordania y fueron acosados por una turba enfurecida.
De momento, aún no hay una guía para seguir la galería de retratos, pero Berel y Solomon confían en que con el tiempo, el Ayuntamiento de Jerusalén documente su trabajo y ofrezca una nueva dimensión a la Galería del Zoco.
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