Berlín promueve una Europa de dos velocidades ante el desafío migratorio
Alemania impulsa una coalición de 11 países para acoger a refugiados sirios ya en Turquía
Europa afronta un reto migratorio común, pero el grado de ambición para abordarlo divide a los Estados miembros. Para evitar que las reticencias de algunos frenen la acción comunitaria, Alemania ha impulsado una coalición para acoger directamente a refugiados sirios que ya estén en Turquía. Ese núcleo duro de 11 países se reunió este jueves con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, para acelerar este esquema. Más tarde los Veintiocho debatieron medidas para frenar los flujos y para preserevar el espacio Schengen de libre circulación.
Alemania, el destino preferido de los refugiados que recalan en Europa, está decidida a ensayar vías arriesgadas para tratar de frenar los flujos migratorios. Consciente de que Turquía tiene la llave de acceso al continente, Berlín quiere ofrecer al Gobierno de Erdogan garantías de acogida de una parte de los 2,2 millones de sirios ahora residentes en Turquía. Ante la resistencia general de unos jefes de Estado y de Gobierno que apenas pueden gestionar los flujos de los ya arribados a sus fronteras, la canciller alemana, Angela Merkel, ha impulsado una coalición que cuenta ya con 11 Estados y que se compromete a reasentar a refugiados, siempre que Turquía coopere para frenarlos.
Italia fuerza un debate sobre las sanciones a Rusia
Los Veintiocho querían este jueves pasar sin pena ni gloria por el tema de las sanciones económicas a Rusia. Italia, sin embargo, forzó que al menos hubiera un debate aunque, al igual que sus socios europeos, sí está de acuerdo en mantenerlas durante seis meses más.
Las sanciones a Rusia por el conflicto de Ucrania son una herramienta restrictiva que solo se levantaría si ambos bandos cumplen con los acuerdos Minsk II, suscritos en febrero pasado en la capital de Bielorrusia. Este pacto se refiere principalmente al fin de la violencia, la retirada de tropas y armamento pesado del este ucranio y la devolución del control de la frontera con Rusia a las autoridades de Kiev. Fuentes diplomáticas aseguraron a principios de semana que “ninguna de las dos partes” está cumpliendo con su compromiso y que, por tanto, las sanciones del bloque comunitario contra Moscú se mantienen hasta mediados de 2016.
El presidente ruso, Vladímir Putin, negó este jueves desde Moscú que mantenga tropas en la región de Donetsk aunque sí admitió que hay actividad militar, informa France Presse. Y aseguró que no le interesa elevar la temperatura del conflicto. Además, el presidente ruso quiere un canje de prisioneros bajo la fórmula “todos por todos” y no de forma selectiva.
Esa minicumbre de Estados eclipsó este jueves la cumbre general de los Veintiocho y certificó, de alguna manera, que Europa avanza a dos velocidades en este desafío. Además de Merkel, participaron en el encuentro los líderes de Austria (en cuya Embajada de Bruselas se celebró el encuentro), Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Luxemburgo, Holanda, Suecia, Francia —aunque no acudió su presidente, François Hollande—, Portugal y Eslovenia. Aunque no estaba en la lista inicial de convocados, España aseguró haber sido invitada, pero rehusó sumarse (ningún otro país se excluyó, según fuentes comunitarias).
Los países examinaron la propuesta de la Comisión Europea para participar voluntariamente en un sistema de acogida de refugiados en Turquía, aunque sin ofrecer cifras. La próxima presidencia comunitaria, que recaerá en Holanda desde enero, acelerará el proceso, abierto a todo el que quiera participar. “No creo que sea una señal de división definitiva de la UE. Se trata de que avancen los que están dispuestos a acoger la propuesta sobre Turquía”, argumentó el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.
De momento, los Estados están lejos de prometer cosas concretas a Turquía. En ese encuentro, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, subrayó que los flujos de migrantes —la UE ha recibido a 1,5 millones en lo que va de año— se están moderando. Pero no precisamente por la cooperación turca, sino por la bajada de temperaturas. Y alertó de un cambio de tendencia: cada vez llegan más ciudadanos que no cumplen el perfil del refugiado.
Tras esa cita, Merkel dejó claras las claves de la negociación con Turquía: “Vamos a hablar de cómo reducir la inmigración ilegal de manera sustancial y, por otro lado, cómo acoger a personas [desde Turquía] por medio de contingentes voluntarios”. Menos diplomático, el canciller austriaco, Werner Faymann, sugirió que si los países del Este —los más reacios a acoger a extranjeros— no cooperan, se podría revisar su participación en los fondos estructurales de la UE. Pese a todo, incluso Polonia se mostró esta noche dispuesta a cooperar, según fuentes conocedoras de la cumbre.
Dinero para Turquía
Más sencillo que participar en el sistema de acogida resulta desembolsar el dinero reclamado por Turquía para atender a sus refugiados. La Comisión tiene ya casi listo el instrumento que lanzará a partir de enero para ir financiando proyectos turcos de atención a los demandantes de asilo. El Ejecutivo comunitario pondrá un tercio de esos 3.000 millones prometidos en dos años y los Estados aportarán el resto. A España le corresponden 152 millones.
En la reunión a Veintiocho, los gobernantes insistieron en reforzar las fronteras exteriores como fórmula para atajar tanto los flujos migratorios como el terrorismo. La principal queja provino del primer ministro italiano, Matteo Renzi, que lamentó el procedimiento que le ha abierto Bruselas por no tomar las huellas a todos los migrantes que entran a Italia, que alega falta de capacidad.
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