Cuando la innovación es una cuestión de supervivencia
Una nueva generación de empresarios en América Latina busca y aplica soluciones prácticas a problemas reales
Los pequeños robots controlados desde teléfonos inteligentes se mueven por toda la sala. Tienen aspecto de diminutos vehículos, con habilidad para medir distancias, evitar obstáculos y hasta sujetar objetos. “Cuentan con un cerebro central, el cual alimenta y controla hasta siete módulos”, explica David Bustos, uno de los fundadores de Briko, la start-up mexicana creadora de los aparatos. Algunos de estos módulos pueden interpretar el medioambiente, expresar cosas (como luces) o moverse.
Desde su “cuartel general” de San Luis Potosí, en México, explica que el objetivo de estos pequeños cubos que contienen toda la electrónica necesaria para cumplir sus funciones, es que el público al que están dirigidos (jóvenes de entre 12 y 14 años) aprendan robótica y programación de una forma fácil y divertida.
“Lo que nosotros estamos haciendo es darles a las personas la capacidad de crear por sí mismas, la capacidad de entender cómo funcionan los objetos y de esta manera poder pensar en qué más pueden crear”, afirma David.
Su creación los convierte en una rareza en México y en América Latina, una región en la que mucha gente se aventura a crear su propio negocio, pero en la que pocas empresas hacen contribuciones innovadoras.
Es un problema que un informe del Banco Mundial ya identificó como “una debilidad flagrante” en el panorama empresarial de América Latina si se la compara con regiones similares en otros lugares del mundo.
“Esta brecha existe no solo en el ámbito de la I+D y las patentes, sino también en el contexto de la innovación de productos y procesos; además, la sufren las empresas grandes y pequeñas por igual”, expone el documento.
En promedio, la probabilidad de haber introducido un producto nuevo por parte de las empresas latinoamericanas está 20 puntos porcentuales por debajo de la observada en las empresas de países de ingreso mediano de Europa y Asia Central.
“Las empresas necesitan innovar continuamente para crecer (o incluso para sobrevivir)”, advierte el documento.
“Una idea no vale nada”
“La innovación es muy importante para cualquier emprendedor”, dice Rodrigo Coquis, de 23 años, y gerente de GreenTech Perú, una empresa que crea productos para mejorar la eficiencia de los automóviles. “La innovación debe ser un factor de diferenciación en el mercado para cubrir nichos que aún no han sido cubiertos”.
Innovar, dicen los expertos, es un concepto muy amplio. “Cuando hablo de innovación, no es necesario que sea innovación de un laboratorio”, dice Cristian Quijada Torres, especialista en el sector privado del Banco Mundial. Puede ser también, en sus palabras, “pensar y encontrar nuevas soluciones para problemas que tenemos en nuestros países”.
“Los jóvenes pueden tener ese rol: generar ideas, que sean soluciones para los problemas actuales tanto económicos como sociales”, añade Quijada.
Problemas como los que contribuye a solucionar Greentech con sus inventos que cuidan el medio ambiente o Briko, con sus pequeños robots, que intenta difundir a un público más amplio conceptos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, algunas de las áreas que son fundamentales para impulsar la innovación.
Además de pensar en las soluciones, lo siguiente –y el principal desafío de las nuevas empresas- es llevarlas a la práctica y probar que funcionan. “Una idea no vale nada, lo único que sirve es que se ejecuten las cosas”, afirma Marc Segura, de 26 años, fundador de Play Business, una plataforma online que conecta start-ups con potenciales inversionistas.
La educación y el entrenamiento son esenciales, según el Monitor Global de Emprendedurismo (GEM, por sus siglas en inglés). Pero advierte que también la calidad de esa educación y el acceso a entrenamiento para empezar una empresa son importantes.
“La educación de emprendedurismo puede mejorar el nivel de autoeficacia así que incrementar el interés de los estudiantes en el emprendimiento como una elección de carrera viable”, dice el reporte, en el que también se recomienda conocer emprendedores y estar en contacto con ellos.
Y, finalmente, los emprendedores también tienen que contribuir a todo el proceso teniendo fe en sí mismos y en sus soluciones. “Lo primero que tenemos que hacer es creérnosla”, dice Marc Segura.
Isabelle Schaefer es productora online del Banco Mundial
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