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El asesino del campus de Oregón tenía 13 armas legales en su poder

Las autoridades rechazan el debate sobre las armas

Pablo Ximénez de Sandoval
El apartamento donde vivía Mercer (segundo piso a la izquierda).
El apartamento donde vivía Mercer (segundo piso a la izquierda).AFP

Al sheriff del condado de Douglas le preguntaron este viernes por la mañana si le parecía normal que un joven de 26 años tuviera un arsenal de 13 armas. “Oregón es un estado de cazadores y la gente tiene armas en casa”, contestó el sheriff John Hanlin con aire de absoluta normalidad. El jueves, un hombre identificado extraoficialmente como Chris Harper Mercer se llevó seis de esas armas al campus universitario de Umpqua en Roseburg, Oregón, y disparó a sangre fría a los estudiantes. Murieron nueve personas y al menos otras siete permanecen en hospitales, tres de ellas en estado grave, pero no se teme por su vida. Una de ellas recibió un tiro en la cabeza y vivirá con daño neurológico, según los médicos.

Seis armas fueron recuperadas en el campus, junto con un chaleco antibalas, y otras siete en el domicilio de Mercer, según explicó la agente federal Celinez Nunez. Hay otra arma más que fue propiedad de Mercer. De las 14 en total, 7 fueron compradas por el propio sospechoso o sus familiares en los últimos tres años. Ocho de ellas eran nuevas. Todas eran armas legales.

Poco después, el alcalde de Roseburg desde hace más de dos décadas, Larry Rich, comentaba con EL PAÍS que quizá el número de armas fuera excesivo. Esta es una comunidad muy blanca, republicana y cristiana, corroboraba Rich, y con muchos aficionados a la caza. Él mismo posee varias armas pero no para cazar (“lo detesto, no quiero matar a bambi”) sino para practicar el tiro como deporte en un club local.

La gobernadora de Oregón, Kate Brown, el viernes en Roseburg.
La gobernadora de Oregón, Kate Brown, el viernes en Roseburg.AFP

El sheriff del condado de Douglas y una agente federal que colabora en el rastreo de las armas dieron esta información en una tensa rueda de prensa en la que Hanlin repitió que se niega a decir públicamente el nombre del homicida porque. En su opinión, el relato de las vidas de estas personas en los medios es la razón por la que otros con problemas mentales similares deciden imitar ese comportamiento.

Por tanto, más de 24 horas después del tiroteo aún no hay confirmación oficial de que Chris Harper Mercer sea el asesino que fue abatido por las fuerzas de seguridad en cuestión de minutos el jueves por la mañana. La oficina del sheriff esperó a que concluyeran los trabajos forenses para hacer públicos los nombres de las víctimas, poco después de las dos de la tarde locales. Los nueve muertos eran desde adolescentes hasta personas de mediana edad. El Umpqua Community College es el único centro universitario del condado y tiene más de 13.000 estudiantes, desde recién salidos del instituto hasta profesionales que buscar reconducir sus vidas. Algunos llevaban solo cuatro días de clase. Mercer estaba inscrito para empezar a estudiar en el aula donde empezó el tiroteo.

En la mañana del viernes, agentes federales registraban de nuevo el domicilio de Mercer, donde vivía con su madre. Es un bloque de apartamentos llamado Saddle Butte en una pedanía de Roseburg llamada Winchester, un barrio poco agraciado de casas unifamilares que llevan mucho tiempo sin renovarse. Los vecinos no querían hablar con más prensa. El jueves lo describieron como un joven solitario e introvertido. Sus antiguos vecinos en Torrance y Tarzana, dos suburbios de Los Ángeles, corroboraban que se trataba de una persona “antipática”.

A través de las redes sociales se podían sacar algunas conclusiones sobre las víctimas. El jueves por la noche, varias estudiantes de UCC comentaban con congoja a EL PAÍS que no sabían nada de su amiga Lucero Alcaraz, de 19 años. El viernes, una prima suya puso un mensaje en Facebook de despedida: “Prima, te extrañaremos muchísimo te amamos que diosito te tenga en la gloria”. En el domicilio de Alcaraz, una mujer colgaba el teléfono a la prensa. La familia a abierto una cuenta para pedir ayuda. El nombre de Alcaraz fue el primero confirmado por la oficina del sheriff.

En una comparecencia de prensa, el senador Jeff Merkley reveló también que la nieta de un primo hermano suyo es otra de las víctimas mortales. Los cargos del estado en Washington comparecieron en Roseburg junto a la gobernadora de Oregón, la demócrata Kate Brown, para rendir homenaje a las víctimas y a las fuerzas de seguridad que acabaron con la situación en cuestión de minutos (la comisaría de la policía estatal está a menos de dos kilómetros del campus).

El relato de los supervivientes también deja escenas de heroísmo en los minutos de terror del jueves por la mañana. Uno de los heridos se llama Chris Mintz, de 30 años, y recibió siete tiros al abalanzarse sobre el homicida. Los testigos contaron a la cadena ABC que Mintz encendió las alarmas de la biblioteca y sacó a la gente de allí a gritos antes de volver al lugar desde el que se escuchaban los tiros.

La gobernadora Brown, que pertenece a una órbita política completamente diferente a las autoridades locales, afirmó que “en algún momento tendremos un debate sobre las armas”, pero “hoy no es el día”. Poco después, el presidente Barack Obama insistía desde Washington en que reducir la frecuencia con que se producen este tipo de masacres en EE UU es “una decisión política”.

Mientras, el campus de Umpqua planea reabrir a principios de la semana que viene, afirmó el sheriff. Se espera que esta tarde más de un millar de personas suban al campus a recoger los vehículos que se quedaron allí tras el bloqueo de seguridad.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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