Las claves del discurso de Raúl Castro en la ONU
Castro se estrena en la Asamblea General en plena normalización de relaciones con EE UU
Raúl Castro habla este lunes por primera vez como presidente de Cuba en la Asamblea General de Naciones Unidas. Su alocución tiene lugar en pleno proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos, con cuyo presidente, Barack Obama, se reunirá además el martes. Estas son las claves del discurso de Castro, que hablará en el mismo día que su par norteamericano.
1 - El lugar
No solo es el primer discurso de Raúl Castro ante la Asamblea General de Naciones Unidas, es además el primero que pronuncia en un foro absolutamente multilateral, ante amigos y no tan amigos, y en un podio de alcance planetario.
La ONU tiene además un valor añadido: le ha permitido a Castro realizar su primer viaje en más de medio siglo a Estados Unidos, lo cual constituye un gesto hacia Obama -quien ya ha dicho que también le gustaría visitar Cuba antes de que termine su mandato- sin dar sin embargo la impresión de que da el primer paso. “La imagen de Raúl Castro en la Casa Blanca sería quizás demasiado fuerte con tantos temas no resueltos”, indica Carl Meacham, director del programa Américas del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS). Pero al igual que Panamá fue un “territorio neutral en el que los dos presidentes podían verse, Naciones Unidas también lo es”, señala William LeoGrande, profesor de la American University de Washington y especialista en asuntos cubanos, “Castro no viene en visita de Estado a EE UU, sino para participar en la Asamblea General, algo que Fidel hizo en varias ocasiones. También le da la oportunidad de un nuevo cara a cara con Obama”, insiste.
2 - El momento
El presidente cubano hablará ante la ONU cuando se han agotado las imágenes más simbólicas del acercamiento entre EE UU y Cuba. Obama y Castro se reunieron en abril en Panamá, durante la Cumbre de las Américas. Fue el primer encuentro concertado entre un presidente de Cuba y uno de EE UU en más de medio siglo. Unos meses más tarde, en julio, se reabrieron las embajadas, con lo que se restablecieron las relaciones diplomáticas interrumpidas desde 1961. El 20 de julio, Bruno Rodríguez se convirtió en el primer canciller cubano que ponía pie en Washington en más de medio siglo, para izar la bandera cubana en la embajada de la isla. Un mes más tarde, en agosto, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, replicaba el gesto en La Habana. Las dos partes han advertido de que lo que queda por delante es el tramo más difícil de la normalización: el momento de resolver las demandas y agravios mutuos más antiguos, como el embargo contra la isla, las compensaciones por expropiaciones o, por supuesto, los reclamos en materia de derechos humanos. Un discurso conciliador de Castro, así como la nueva foto de los dos presidentes que se producirá el martes, servirá para dar un nuevo espaldarazo al todavía delicado proceso.
3 - El contenido (lo que puede y puede no decir Raúl Castro)
Si a alguien le cabía alguna duda sobre si Castro aprovecharía o no la atención mundial que concitará para clamar contra el embargo estadounidense contra su país, se le disipó cuando el sábado el presidente cubano usó un primer discurso sobre desarrollo en la ONU para acusar a la sanción norteamericana de los males de la isla.
Pero que Castro clame contra el embargo no significa una agresión contra el Gobierno de Obama, advierte el politólogo cubano-estadounidense Arturo López-Levy. Hay que distinguir, recuerda, entre la política del embargo y la posición del presidente, que ha pedido reiteradamente su derogación al Congreso, que es el único que puede levantarlo de forma definitiva. En este sentido, el discurso de Castro podría incluso ser un “respaldo para Obama” si el presidente cubano dice ante la ONU que su colega de Washington “no tiene la responsabilidad por la política del embargo” y destaca a la par las áreas en las que La Habana y Washington pueden cooperar a pesar de las sanciones, como la salud, el medioambiente o la lucha contra el narcotráfico, señala López-Levy. No sería la primera vez que Castro juega con ese doble discurso. Ya lo hizo en Panamá, donde hizo un largo recuento de las agresiones históricas de EE UU contra Cuba, pero exoneró a Obama de responsabilidad alguna por ellas.
Las reuniones paralelas que ha mantenido Castro estos días en Nueva York, en los que ha conversado con legisladores y empresarios estadounidenses, e incluso con el expresidente Bill Clinton, apuntalan la idea de que el presidente cubano quiere aprovechar esta cita para apuntalar el proceso iniciado el 17 de diciembre.
4 - Las consecuencias
Hablar ante la ONU es, según Meacham, un intento de Cuba de “demostrar que está lista para reanudar su presencia en la comunidad internacional”. Algo clave en que, en estos momentos de deshielo, podrían empezar a abrirse para la isla las puertas -y arcas- de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un discurso lo suficientemente conciliador servirá además para sellar el proceso de normalización y, sobre todo, podría asegurarle a Cuba una victoria moral a corto plazo. En las próximas semanas, se producirá el voto en la ONU de la resolución que presenta Cuba cada año para que la comunidad internacional condene el embargo. Según la prensa estadounidense, EE UU podría por primera vez abstenerse en esa votación, algo inaudito porque se estaría autocondenando de facto. La Casa Blanca no ha querido confirmar este extremo. Pero para Meacham es el siguiente paso lógico. “Sería extraño que no cambiaran el voto después de todas las cosas que ha hecho y dicho Obama, después de abrir embajadas, de hablar de una reconciliación de los pueblos”. Una abstención sería “internacionalmente superpopular” para Obama, lo que a su vez “marginaría aún más a los que están en contra” de la normalización de relaciones, agrega. Eso sí, un discurso demasiado agresivo de Castro este lunes podría dar al traste con los planes. Otro motivo más para estudiar cada palabra de su estreno en la ONU.
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