Un violín para transformar a México
Quiroz, de 28 años, es galardonado con el Premio de la Juventud por formar una academia que lleva música a los reclusorios
En México cuatro de cada 10 jóvenes, de entre 12 y 29 años, deja los estudios por falta de recursos. Uno de cada cinco ni estudia ni trabaja y solo tres de cada 10 acceden a la educación media superior, según datos de la secretaria de Gobernación. Sin embargo, hasta en el escenario más gris existen historias que tumban todos los pronósticos que apostaban por la derrota. Tal es el caso de Tito Quiroz Angulo, un joven de la ciudad de Ensenada en el Estado de Baja California, al norte del país, quien a pesar del futuro tan poco alentador con el que se encontró al nacer, ha conseguido salir adelante de la mano de su violín.
Ninguno de sus padres ganaba lo suficiente para mantener a una familia, así que Quiroz trabajó desde los 13 años recolectando cebollas para ayudar en su casa. Luego, lavando coches y boleando zapatos para comprar las medicinas de su padre enfermo de un cáncer terminal, y más tarde se fue a Estados Unidos para pagarse sus estudios. “Incluso cuando trabajaba jornadas de 12 horas bajo el sol para ganar menos de 50 pesos al día (tres dólares) me quedaban fuerzas para tocar mi violín que me regaló una maestra a los siete años”, cuenta el chico, de 28 años, que ha sido galardonado este miércoles, junto a otros 14 jóvenes, con el Premio Nacional de la Juventud. La distinción fue entregada por el presidente, Enrique Peña Nieto, en el Palacio Nacional de la Ciudad de México y consiste en una medalla de oro, un diploma y un cheque por 150.000 pesos (9.200 dólares).
Le pido al presidente que no suelte a los jóvenes, que nunca deje de creer en nosotros
El padre de Quiroz murió pocos días antes de que se graduara como abogado en la Universidad Autónoma de Baja Califronia, y en el lecho de muerte le pidió que tocara su melodía favorita. “Ese día descubrí que la música es mucho más que sonido, mucho más que cuerdas vibrantes, es una fuerza arrolladora que transforma vidas”, cuenta este abogado. Formó entonces un pequeño taller para dar clases de violín en un garaje. Poco después, otro acontecimiento marcó su vida: un día, mientras estudiaba en una de las aulas de su universidad, vio cómo, desde el centro tutelar de menores que se encontraba a lado, un recluso movía una sudadera. “Mi reacción fue agitar la mía también. Tiempo después la comunicación lejana a través de nuestros suéteres fue insuficiente. Tenía que estar adentro y mi solución fue, sin duda, la música”. Así, ese pequeño taller se convirtió en Benning Academia de Música A.C. y esas visitas al reclusorio en Juventud en Ritmo.
Hoy, su proyecto ha sido replicado en las ciudades de Mexicali y Tijuana del Estado de Baja California. Y ha sido llevado también a conventos, asilos, centros de discapacitados... “Quisiera motivar a nuestros gobernantes a sumar e impulsar proyectos como el Premio Nacional de la Juventud. Estamos comprometidos con nuestro país, solo necesitamos un respaldo para lograrlo. Le pido al señor presidente que no suelte a los jóvenes, nunca deje de creer en nosotros”, pronunció Quiroz al final de su discurso, el cual provocó lágrimas en muchos de los presentes.
Peña Nieto respondió agradecido por las palabras de Quiroz y aseguró que la reforma educativa es una de las iniciativas más importantes de su legislatura: “Podrá haber resistencias pero esta medida, además de ser un mandato de nuestra Constitución, es una aspiración de la sociedad del presente para asegurar a los jóvenes un futuro de realización y no de frustración”. El Ejecutivo recordó algunos de los proyectos destinados a este mismo fin como es el programa de crédito joven, que financia a los emprendedores para que desarrollen su propuesta. “Es la juventud con su actitud revolucionaria, contestataria y desafiante a la sociedad que ya tenemos, la semilla de la transformación del país y el impulso que necesita la nación”, concluyó el presidente.
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