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América Latina responde a los retos que plantea la encíclica ambiental

La visita del Papa estimula el debate sobre cambio climático en una de las regiones más vulnerables a sus efectos

BANCO MUNDIAL

El Papa llegó a América Latina esta semana. La visita se produce pocos días después de haber presentado su encíclica “Laudato Si”, una carta que convoca a preservar el medio ambiente.

El documento habla del ambiente como un “bien común” y hace referencia a temas muy relacionados con nuestra región (contaminación, gestión del agua, pérdida de la biodiversidad), una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático.

De hecho, según el informe Bajemos la temperatura del Banco Mundial, Latinoamérica es una de las más afectadas por los gases de efecto invernadero –señalados como los principales causantes del calentamiento global- aunque solo es responsable del 12,5% de las emisiones.

Por eso, en la región existen ya en marcha varias soluciones que los países tienen al alcance de sus manos para evitarlos:

Perdida de la biodiversidad: Desde los Andes peruanos hasta las playas de arenas blancas de México, América Latina y el Caribe alberga el 34% de las especies de flora y el 27% de las especies de mamíferos del mundo, cifras que la convierten en una “superpotencia” mundial en materia de biodiversidad.

A pesar de que la quinta parte del territorio de la región ha sido destinada a la conservación - mucho más que el promedio de 13% en el mundo en desarrollo- no solo es necesario delimitar, también gestionar mejor los recursos y cuidar y aprovechar de ellos. Por ejemplo en Perú y Chile, decidieron preservar la salud de los océanos –mermada en los últimos años por la acción del hombre y por el cambio climático- a través de un proyecto conjunto de conservación diseñado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el PNUD. Hasta la fecha, se crearon 12.000 km2 de áreas protegidas.

Gestión del agua Latinoamérica cuenta con alrededor del 31% de las fuentes de agua dulce en el mundo pero será una de las regiones más afectadas por el cambio climático, por el posible aumento de las inundaciones y sequías, la reducción de la superficie agrícola y una posible pérdida de terrenos ubicados en zonas de baja altitud.

Varios gobiernos están adoptando un "enfoque integrado" para la gestión de los recursos hídricos y en lograr una mayor eficiencia. Así, el gobierno de Brasil está realizando una fuerte inversión en plantas de tratamiento de agua. Como parte de la segunda fase del Programa de Aceleración del Crecimiento Nacional de Brasil, se está financiando la construcción y modernización de infraestructura, que contempla soluciones para el sector de agua y aguas residuales a un ritmo vertiginoso y a enorme escala.

Contaminación: Para darnos una idea de la magnitud del problema en la región, un latinoamericano produce de media entre uno y 14 kilos de basura por día. Si estos desperdicios fueran separados en origen (es decir, en las mismas casas en las que se produce), alrededor del 90% podría ser reconvertido en combustible, o reciclado. “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería” observa la encíclica.

En Argentina por ejemplo, el programa de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos que se lleva adelante en varias ciudades del país, consiste en tratar la basura de manera sostenible desde que se genera en los hogares hasta que llega a un relleno sanitario o se recicla, contemplando además, mejores condiciones de trabajo para quienes separan los desperdicios.

Cambio climático: Si los gobiernos no frenan las emisiones de dióxido de carbono y permiten que la temperatura mundial aumente 4 grados para el 2100, las consecuencias para América Latina serán devastadoras. Desde una reducción de lluvias de entre un 20 y un 40% en la Patagonia, Brasil central, el Caribe y Centroamérica, sequías que aumentarían un 20% en toda la región, hecho que mermaría la producción de ganado y de grano y reduciría la capacidad productiva de Latinoamérica y glaciares andinos que prácticamente desaparecerían.

En la actualidad hay varios ejemplos concretos de adaptación y mitigación del cambio climático. México, por ejemplo, ha puesto en marcha servicios financieros, de conocimientos y de coordinación facilitados por el Banco Mundial que han contribuido a aumentar en un 20% las zonas bajo gestión ambiental, a mejorar la calidad del aire en la Ciudad de México y a sustituir más de 22 millones de focos tradicionales con bombillas de bajo consumo.

Se aproximan fechas cruciales en la lucha contra el cambio climático, ya que en diciembre de este año 196 naciones firmantes participarán en París de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC).

Los países participantes ya están presentando sus propuestas de en cuánto se comprometen a reducir las emisiones de carbono. En París se verá si estos compromisos son suficientes para lograr un ambicioso acuerdo que garantice un futuro de bajas emisiones de carbono, para poder cuidar mejor de ese “bien común” del que habla el Papa en su encíclica.

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