_
_
_
_

Los eurodiputados limitan al 7% los biocombustibles ‘malos’

La Comisión de Medio Ambiente vota reducir los carburantes producidos a partir de cultivos

e. g. sevillano
Un tractor cargando con plantas destinadas a la obtención de biocombustibles.
Un tractor cargando con plantas destinadas a la obtención de biocombustibles. bloomberg

No todos los biocombustibles son iguales. Los hay que tienen muy mala prensa porque compiten por los recursos naturales –la tierra, el agua...– con el cometido esencial de la agricultura: proveer de alimentos a la población y al ganado. Los carburantes llamados tradicionales o clásicos, los que proceden de cultivos como el maíz, el trigo, la soja o la remolacha son los que hoy ha decidido limitar la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo. El acuerdo con los Estados miembros supone limitar a un máximo del 7% los agrocombustibles tradicionales que se usen en el transporte hasta 2020.

Los europarlamentarios pretenden fomentar así el uso de fuentes alternativas de combustible, como determinados tipos de residuos agrícolas o los cultivos de algas. La Unión Europea tiene establecido un objetivo para 2020 según el cual el 10% de los combustibles utilizados en el transporte deben proceder de fuentes renovables (el objetivo general es del 20% de renovables sobre el consumo total de energía). En 2013 la Comisión empezó a plantearse la posibilidad de establecer, dentro de ese 10%, un límite a los de primera generación, los que proceden de cultivos alimentarios. En principio se pensó en un 5%.

Más información
Los nuevos biocombustibles procederán de los desechos
Una salida para el biocombustible
España, en peligro de incumplir su objetivo de renovables en 2020
“Los llaman biocombustibles para dar sensación de vida, pero es muerte”
Bruselas investiga si Abengoa manipuló los precios de los biocombustibles

Los eurodiputados apoyaron este martes por 51 votos a favor, 12 en contra y una abstención la propuesta del 7%, que se votará en el pleno del 27 al 30 de abril en Estrasburgo y que los Estados miembros deberán cumplir en 2017. "Era un gran desafío y no hemos conseguido todo lo que pretendíamos. Existe mucha variación entre países por sus diferentes capacidades para producir biocombustibles de última generación. Algunos están más dispuestos que otros a fomentarlos", señaló el ponente de la propuesta, el finlandés Nils Torvalds (ALDE).

Las organizaciones ecologistas acogieron con cautela el voto. El porcentaje les parece excesivo, pero valoran el mensaje que hay detrás. "Este es el principio del fin de los biocombustibles de primera generación. Europa los está limitando porque ya no podemos permitir que formen parte de nuestro futuro, ni desde un punto de vista climático, ni medioambiental ni social", señaló Trees Robijns, experta en agricultura y bioenergía de BirdLife Europe. Robijns destaca otro punto del acuerdo votado: "Por primera vez todas las emisiones, tanto las directas como las indirectas, tendrán que registrarse, de forma que los europeos vamos a ser conscientes del impacto de los biocombustibles".

"Este acuerdo es mucho más débil que la propuesta original de la Comisión", señala también  Pietro Caloprisco, de la ONG Transport & Environment. Insiste en que "estos biocombustibles no tienen futuro" en la UE. "Si queremos conseguir la reducción del 60% en la emisión de gases de efecto invernadero en 2050, la UE tiene que fomentar la eficiencia y facilitar la instalación de tecnologías bajas en carbono, como la electricidad renovable", añade. 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

e. g. sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_