El paro temporal de ArcelorMittal desafía la estabilidad de Michoacán

Hay un grito que suele repetirse al unísono cuando terminan las reuniones sindicales en el Salón Minero de Lázaro Cárdenas, el mayor puerto de carga de México, situado en las costas del Pacífico, a unos kilómetros de los yacimientos más abundantes de hierro del país y a 600 al suroeste del Distrito Federal. En la mayoría de las asambleas, las arengas de los líderes son respaldadas por los trabajadores. Repiten: “¡Duro! ¡Duro! ¡Duro!”.

El sábado no fue así.

La transnacional ArcelorMittal, una siderúrgica con plantas en más de 60 países y cerca de 310.000 empleados en el mundo, anunció que a partir del viernes iniciaría el “paro temporal” de actividades en algunas de sus operaciones en México. La mayor de sus plantas está en Lázaro Cárdenas y la decisión afecta a 13.000 personas. Al confirmarse el paro, justo cuando los empleados estaban reunidos en el Salón Minero, los gritos y las arengas se convirtieron en prudentes aplausos. Los líderes insistieron en que los empleados demuestren su "compromiso para trabajar". Fuentes gubernamentales, patronales y sindicales coinciden en que la decisión del paro es preocupante y las consecuencias de una posible retirada de ArcelorMittal de Lázaro Cárdenas serían catastróficas.

La planta de ArcelorMittal en Lázaro Cárdenas genera cerca de 13.000 empleos

La empresa argumentó, a través de un comunicado, que tomó la decisión debido a la sobreoferta de acero en el mundo y la bajada de los precios del producto. Las condiciones, en la práctica, han causado que las importaciones de acero producido en Rusia y China se hayan disparado en México, "Una competencia desleal", define el texto. La Asociación de Industriales del Estado de Michoacán calcula que México ha importado más de 3,8 millones de toneladas de acero a precios muy por debajo de los de la producción de ArcelorMittal. La compañía ha subrayado que la depreciación de las monedas rusa y china ha beneficiado a estas empresas.

El paro de ArcelorMittal afecta el área de producción de Aceros Planos, lo que implicaría una disminución de un 33% en su producción anual, que bajaría de seis a cuatro millones de toneladas. El cierre, insiste la compañía, no afectará los compromisos con sus clientes y también ha dicho que no contempla ejecutar, de momento, ningún despido.

La compañía no ha desmentido oficialmente la posibilidad de un posible cierre. “No hay una posición oficial de la compañía”, afirmó al periódico La Jornada Michoacán el director de Asuntos Gubernamentales de la siderúrgica, Jorge Dillon Caballero, que se reunió con el gobernador Salvador Jara también este fin de semana para analizar la situación.

Si la eventual pérdida de más de 13.000 trabajos en cualquier ciudad que construida por y para su actividad económica es inquietante, las circunstancias de Lázaro Cárdenas dibujan un escenario terrorífico. El puerto es uno de los puntos fundamentales para preservar la estabilidad de Michoacán, una de las principales prioridades en la estrategia de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto. Su cercanía con los yacimientos abiertos de hierro y su intensa actividad marítima lo convirtieron en un jugoso botín para Los Caballeros Templarios, el grupo criminal que ha asolado a Michoacán durante los últimos años, y que se hizo del control de la minería ilegal y el contrabando en la ciudad. Servando Gómez La Tuta, uno de los fundadores de la banda delincuencial detenido el pasado 27 de febrero, era su jefe de plaza: su mandamás.

México ha importado más de 3,8 millones de toneladas de acero a precios muy por debajo de la producción de ArcelorMittal

Los primeros pasos del Gobierno mexicano para atajar la violencia en Michoacán se han dado en Lázaro Cárdenas. Las tropas asumieron el control del puerto en noviembre de 2013, dos meses antes de que se anunciase la estrategia del Ejecutivo de Enrique Peña Nieto para mitigar los enfrentamientos entre los llamados grupos de autodefensa y los miembros de Los Caballeros Templarios. La policía municipal del puerto fue reemplazada por militares y la Marina armada reemplazó a la comercial en las operaciones de carga. Mas la violencia no ha abandonado al puerto. El contralmirante José Luis Corro, capitán del puerto asignado por el gobierno federal mexicano al asumir el control de la ciudad, murió asesinado a las puertas de su casa hace poco más de 20 días. Las autoridades han insistido en que su muerte no está vinculada con la delincuencia organizada.

El gobernador de Michoacán ha dicho que se reunirá con autoridades federales para evitar una crisis que aniquilaría miles de empleos y asestaría un duro golpe a los cimientos de la frágil estabilidad en Michoacán.

La patronal michoacana asegura que la crisis de ArcelorMittal es ya la más grave que ha enfrentado el sector acerero de Lázaro Cárdenas, un puerto situado en las costas del Pacífico mexicano y que limita con el Estado de Guerrero, fundado hace solo 35 años precisamente para alentar el crecimiento. La preocupación responde a que un eventual cierre ahondaría la crisis en Michoacán, un estado asolado por una astronómica deuda interna, funcionarios acusados de corrupción y vínculos con el crimen organizado y los robos, extorsiones y asesinatos cometidos por los delincuentes que todavía operan en su territorio.