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Pakistán se distancia del ataque saudí contra los Huthi en Yemen

La coalición militar asegura que no van a permitir la llegada de suministros a los rebeldes

Ángeles Espinosa
Un hombre traslada el cuerpo de una víctima de un bombardeo en Yemen.
Un hombre traslada el cuerpo de una víctima de un bombardeo en Yemen.Naiyf Rahma (REUTERS)

Los aviones de la coalición árabe que dirige Arabia Saudí han vuelto a bombardear en la madrugada de este viernes, por segundo día consecutivo, posiciones de los rebeldes Huthi en Yemen. Además, el portavoz de la operación militar, el general saudí Ahmed al Asiri, ha asegurado que controlan el espacio aéreo yemení y que no van a permitir que nadie preste ayuda a ese grupo, en presumible alusión a Irán. Mientras tanto, Marruecos confirmó que se unía a la ofensiva, y Pakistán dijo que aún no lo había decidido.

“Aún no hemos prometido ningún apoyo militar a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen”, declaró ante el Parlamento el ministro paquistaní de Defensa, Khawaja Asif, citado por los medios locales. Asif precisó, no obstante, que “si la integridad territorial de Arabia Saudí se viera amenazada, Pakistán la defenderá”, pero dejó claro que su país no tiene deseos de “participar en un conflicto que divida al mundo islámico”. Desde el primer día, los medios estatales saudíes lo han incluido entre los que cooperan con el ataque.

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La medida respuesta de Islamabad revela el fino equilibro que sus dirigentes tienen que mantener entre sus buenas relaciones con la monarquía saudí y la cruda realidad. Por un lado, Riad proporciona una importante ayuda financiera y en forma de petróleo a Pakistán, el único país islámico dotado del arma nuclear, que a cambio le facilita asesoramiento militar. Por otro, implicarse en un ataque contra los rebeldes chiíes de Yemen, no sólo conmocionaría a su propia comunidad chií (un 20% de sus 190 millones de habitantes), sino que le granjearía problemas con Irán, con quien comparte casi mil kilómetros de frontera.

La plegaria del viernes se convirtió ayer en espejo de la brecha sectaria que ha puesto de relieve la Operación Tormenta Decisiva. Las mezquitas de Riad describieron la ofensiva como “un deber religioso”, en línea con la fetua emitida la víspera por el Consejo de Ulemas. Sin embargo, en Teherán, el ayatolá Kazem Sadeghi describió el ataque como “una agresión y una interferencia en los asuntos internos de Yemen”.

Mientras, los residentes en Saná, la capital de Yemen, se despertaron con las explosiones que sacudieron distintos puntos de la ciudad. Entre los lugares atacados, un centro de reclutamiento gestionado por las fuerzas leales al expresidente Ali Abdalá Saleh que combaten con los Huthi. Los bombardeos también se dirigieron contra el feudo de ese grupo en Saada, al norte del país, así como contra varios cuarteles en Adén y Taiz, según Al Asiri.

“Vamos a continuar las operaciones militares hasta que se cumplan todos los objetivos de la campaña”, manifestó el general en su conferencia de prensa. A la pregunta de si Irán estaba prestando algún tipo de ayuda a los Huthi, respondió que no iban a permitir “que nadie les envíe suministros” y subrayó que la coalición controla el espacio aéreo.

Pero la campaña aérea no ha evitado que los rebeldes avanzaran hacia las provincias meridionales de Abyan y Shabwa, desde Bayda, donde se encontraban hasta ahora. De acuerdo con fuentes tribales citadas por Reuters, los milicianos entraron en la localidad de Lodar (Abyan) tras enfrentarse con partidas tribales leales al presidente Abdrabbo Mansur Hadi, y también tomaron Bayhan (Shabwa).

“Confío en que la operación no dure mucho, creo que serán días no semanas”, ha declarado el ministro de Exteriores yemení, Riad Yasin, a la cadena de televisión Al Arabiya (de capital saudí pero que emite desde Dubái). Yasin, que asegura que la puerta aún estaba abierta al diálogo con los Huthi, hablaba desde Sharm el Sheij donde ha participado en la preparación de la cumbre árabe que se celebra este fin de semana y a la que se espera que acuda Hadi.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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