Europa debe “hacer más” para lograr los objetivos ambientales de 2050
El continente no se ‘descarbonizará’ con la política actual, alerta la agencia de la UE
La Unión Europea va a necesitar políticas nuevas y mucho más ambiciosas si quiere conseguir sus objetivos medioambientales para 2050. Esta es una de las principales conclusiones del informe El medio ambiente en Europa. Estado y perspectivas 2015, que elabora cada cinco años la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) y que se ha hecho público este martes. Un ejemplo claro es la reducción de gases de efecto invernadero. La UE se ha propuesto luchar contra el cambio climático recortándolas entre un 80% y un 95%, lo que se conoce como proceso de descarbonización. Las medidas actuales para conseguirlo resultan “insuficientes”, alerta el informe. Y lo subraya a EL PAÍS el director ejecutivo de la AEMA, Hans Bruyninckx: “Tenemos que hacer más y empezar ya”.
La exigente legislación comunitaria ha permitido mejorar mucho en los últimos años en calidad del aire y el agua, en la reducción de gases de efecto invernadero (un 19% desde 1990) y en la gestión de los residuos, constata el documento. Sin embargo, los desafíos todavía son muchos: la mitigación y la adaptación al cambio climático, la contaminación química y la pérdida de biodiversidad son algunos de ellos. El 60% de las especies y el 77% de sus hábitats se hallan en “mal estado de conservación” y peor que hace cinco años. El informe, que fue adelantado en Copenhague la semana pasada a varios medios europeos invitados, entre ellos EL PAÍS, prevé que todavía se va a perder más riqueza natural.
Bruyninckx subraya: “La transformación del modelo de producción y consumo que necesitamos no tiene que verse como una amenaza, sino como una oportunidad de desarrollo económico”. “Europa puede ser el Silicon Valley de la economía baja en carbono”, proclama. “Las políticas medioambientales funcionan cuando están bien diseñadas, son ambiciosas y se ponen en marcha correctamente. Lo podemos comprobar si miramos cómo estábamos hace décadas. Contribuyen a mejorar la economía, el entorno y nuestra salud”, añade.
El mayor desafío para la salud por causas medioambientales es la contaminación atmosférica, recuerda el informe. Hasta un 20% de la población urbana europea está expuesta a niveles de contaminación superiores a los que marca la legislación europea. Con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más exigentes, el porcentaje supera el 90%. “Las partículas finas y el ozono siguen provocando graves problemas de salud”, alerta el texto.
“La AEMA ha calculado recientemente que en 2011 se produjeron 430.000 muertes prematuras en Europa atribuibles a las partículas finas”, explica Valentin Foltescu, investigador de esta agencia de la UE. “Otro estudio estimó que la exposición a concentraciones altas de ozono provocó más de 16.000 muertes prematuras al año”, añade.
El 77% de los hábitats se halla en mal estado de conservación
La contaminación del aire está tras muchos casos de cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias y cardiovasculares en Europa, según el informe. La revista PLOS Medicine ha publicado este martes un estudio en el que investigadores españoles describen cómo los alumnos de colegios expuestos a la contaminación del tráfico mostraron un desarrollo cognitivo más lento. El estudio, liderado por el investigador Jordi Sunyer, analizó las capacidades de 2.715 niños de 39 colegios de Barcelona.
El informe de la AEMA apunta que en 2030 la calidad del aire seguirá mejorando, “pero no desaparecerán los niveles peligrosos de contaminación atmosférica” y alerta de que muchos países aún no cumplen la legislación comunitaria de calidad del aire. La publicación también avisa de que los fenómenos naturales cada vez más virulentos motivados por el cambio climático —inundaciones, sequías...— agravarán los problemas relacionados con el agua y la salud. Y cita la exposición al ruido como otro “problema de salud de primer orden”. El ruido, procedente del tráfico en un 90%, contribuye a unos 10.000 casos de muerte prematura por enfermedades coronarias o accidentes cerebrovasculares.
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