El congreso de Perú deroga la polémica Ley Laboral Juvenil
La norma excluía de beneficios profesionales a los ciudadanos de 18 a 24 años
Miles de jóvenes peruanos han tomado el centro de Lima desde las ocho de la mañana de este lunes mientras 10.000 policías se desplegaban en cuatro anillos de seguridad en torno al Congreso. A mitad de la tarde, los manifestantes han conseguido su objetivo: el congreso de Perú ha derogado la polémica Ley Laboral Juvenil tras más de cinco horas de debate y después de haber sido convocado a una legislatura extraordinaria por el presidente Ollanta Humala. La norma ha generado cinco marchas, la primera el pasado 18 de diciembre, por considerar que excluye de varios beneficios laborales a los jóvenes de 18 a 24 años.
La ley, aprobada el 16 de diciembre, ofrecía un salario mínimo y seguridad social para los jóvenes, pero reducía las vacaciones de 30 a 15 días, y no consideraba el pago de gratificaciones, ni la compensación por tiempo de servicios. La norma ha sido bautizada por los jóvenes como Ley Pulpín. El nombre ha sido tomado de una bebida con sabor a fruta en envase para niños. Pulpín se ha convertido en sinónimo de aniñado o tonto, aunque algunos políticos han utilizado el término para referirse a los jóvenes.
"Ha sido una victoria moral contra este Gobierno", ha manifestado a la prensa local Jorge Rodríguez, miembro del Foro Juvenil de Izquierda, uno de los colectivos organizadores de las movilizaciones.
Luego de la segunda movilización del 22 de diciembre, varios congresistas que habían votado a favor de la norma han reconocido que no estuvieron bien informados y han criticado el nuevo régimen laboral destinado a jóvenes con educación secundaria, técnica y universitaria completa o incompleta. Desde el segundo recorrido, los manifestantes colapsaron la capital por cerca de tres horas en varios distritos, e incluso llegaron, por primera vez en una protesta de este tipo, a la Confiep, la sede del principal gremio empresarial.
Ha sido una victoria moral contra este Gobierno Jorge Rodríguez, miembro del Foro Juvenil de Izquierda
Además de las marchas, varios congresistas firmaron una petición para que la norma se volviese a discutir. Estos acontecimientos orillaron a la presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, a convocar a una sesión de la Comisión Permanente para el 28 de enero. Allí discutirían seis proyectos de ley para su suspensión, modificación o anulación. Sin embargo, un par de días después, cuando los medios reportaron que en la Comisión Permanente había votos suficientes para la derogatoria, el presidente convocó a una legislatura extraordinaria para que los representantes debatieran la ley este lunes 26 de enero. Después de más de cinco horas de debate, 91 congresistas votaron a favor de la derogatoria, 18 en contra y cinco se abstuvieron.
"Los jóvenes hemos despertado. Hemos logrado esto con el apoyo de nuestros padres, abuelos y de los sindicatos. Queremos un país con dignidad", ha añadido Rodríguez, a unos 400 metros del Congreso, donde los jóvenes esperaban pacíficamente los resultados de la votación.
Las cinco marchas contra la Ley Laboral Juvenil han significado un aprendizaje de movilización ciudadana y el surgimiento de colectivos jóvenes que antes de la norma no existían. Los manifestantes procedentes de más de 30 distritos de Lima se dividieron en 12 zonas con responsables del orden y las comunicaciones, e incluso en la quinta marcha de este lunes había delegados de primeros auxilios. También participaron sindicatos de trabajadores del Estado y de empresas privadas, y estudiantes de por lo menos diez universidades particulares y públicas e institutos técnicos de Lima, a pesar del receso de verano que empezó en diciembre.
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