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Maduro pide investigar la “guerra económica” contra el Gobierno

El presidente de Venezuela solicita al Parlamento que se abran averiguaciones sobre una supuesta trama empresarial para derrocarlo a base de sembrar el caos limitando alimentos

Simpatizantes del chavismo este viernes en Caracas.
Simpatizantes del chavismo este viernes en Caracas.SANTI DONAIRE (EFE)

El gobierno de Venezuela conmemoró el 57 aniversario de la caída de la última dictadura, la del general Marcos Pérez Jiménez, reivindicando a los que fueron excluidos del acuerdo posterior, conocido como Pacto de Punto Fijo, que permitió una sucesión de gobiernos elegidos mediante elecciones hasta 1998, y anunciando varias medidas para enfrentar la escasez y el desabastecimiento.

El acto, que encabezó el propio presidente Nicolás Maduro, pareció dirigido a nuclear al electorado chavista más fiel. Durante su discurso el gobernante venezolano pidió al presidente de la Asamblea Nacional y número dos del régimen, Diosdado Cabello, que iniciara una averiguación sobre lo que el relato oficial denomina “guerra económica” en la próxima sesión del Parlamento, prevista para el martes. El gobierno dice enfrentar una conspiración empresarial que busca derrocarlo y que consiste en esconder los alimentos e insumos básicos para provocar el caos.

Ha sido la estrategia escogida para explicarle al país por qué los anaqueles están vacíos y los usuarios forman largas filas en las afueras de los supermercados. El chavismo evita mencionar los argumentos de los empresarios, que han decidido no producir a pérdida –en Venezuela están regulados los precios de la mayoría de los productos más demandados- y trabajar con los pocos dólares que entrega el Estado. El colapso del control de divisas, vigente desde 2003, convertida en un foco de corrupción y por el cual se han robado, según cifras oficiales, unos 25.000 millones de dólares, y la caída del precio del petróleo han provocado que ya no manen hacia el sector privado las ingentes cantidades de moneda estadounidense como en los tiempos del fallecido Hugo Chávez.

Maduro anunció que el jueves el vicepresidente Jorge Arreaza se había reunido con 70 distribuidoras del país para hacerles firmar un documento mediante el cual estas empresas se comprometían a regularizar la distribución de productos. “Es el último llamado que les hago para que respeten al pueblo. Yo no quiero proceder de la manera más drástica”, bramó el jefe del Estado ante sus seguidores reunidos en la plaza O´Leary en el centro de Caracas. Y más adelante dijo: “Cuando me toque tomar medidas duras necesito el apoyo de la gente en la calle, que no haya vacilación, que no haya dudas. Cuenten conmigo que voy con todo. Vamos a derrotar la guerra económica. Oligarcas temblad”.

La delgada línea entre acaparamiento e inventario es el nuevo motivo que enfrenta a los empresarios con el régimen, y le ha dado a éste argumentos para razonar su posición. Este año se han intervenido una planta procesadora de leche –Zuly Milk- que guardaba 160 toneladas de materia prima para producir un bien muy escaso por estos días, y una distribuidora –Distribuidora Herrera- que almacenaba productos terminados. Los dos procedimientos, ampliamente difundidos por los medios oficiales, refuerzan entre el chavismo la idea de que la burguesía esconde los alimentos que el pueblo demanda.

Durante la alocución de Maduro fue imposible no recordar las bravatas del finado Chávez. De muchas maneras él estuvo presente: al inicio del acto, en el himno nacional emanado de su inconfundible voz tronante y reproducida a través de los altavoces; en las constantes alusiones hechas por su sucesor a su legado y que parecían sugerir que jamás se desviaría del camino al socialismo de inspiración cubana contenido en el Plan de la Patria, el programa de gobierno del sexenio 2013-2019. Y también en las descalificaciones: "Esos son los traidores de la patria. La oligarquía parásita y traidora de Venezuela. La oligarquía no puede volver más nunca al poder político, pase lo que pase. El pueblo tiene que ser el poder, solo el pueblo”.

La oposición venezolana, mientras tanto, volverá a la calle este sábado para celebrar la fecha fundacional de la democracia venezolana confinada a su bastión del este de Caracas. Ha sido una decisión condicionada por las circunstancias. El oficialista alcalde del municipio Libertador (centro-oeste de Caracas) no permite las concentraciones opositoras en su territorio, compuesto por las barriadas más populares de Caracas. Además, para el fin de semana se anuncia la visita de los expresidentes de Chile, Sebastián Piñera y Colombia, Andrés Pastrana al lugar de reclusión del dirigente Leopoldo López. El lunes se les sumará el exgobernante mexicano Felipe Calderón.

Maduro se encargó de prodigarles una hostil bienvenida: “Les quiero decir que pueden entrar al país, pero les debe quedar claro que vienen a apoyar a un grupo de extrema derecha que desconoce al gobierno”. Y finalizó: “Desde ya les damos la bienvenida y desde ya el pueblo los repudia, los rechaza. Se convirtieron en un club de presidentes vagos que les pagan con dinero sucio para que vengan a apoyar un golpe de Estado”.

La líder opositora María Corina Machado, quien organiza la visita, rechazó esas expresiones: “Maduro ha dejado en evidencia cuánto le teme a la verdad, a que estos expresidentes puedan ver de primera mano, el drama que hoy vivimos los ciudadanos: la escasez, las colas, las humillaciones, la persecución, la violencia desatada y la impunidad”.

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