Polémica en Argentina por la escasez de tampones en las farmacias

El verano argentino es un éxito. Las playas de la costa atlántica están llenas. Algunos analistas lo adjudican a que la crisis del año pasado ha tocado su fin. Otros añaden que la devaluación de 2014 y los controles a la compra de divisas desalientan las vacaciones en Uruguay o Brasil. La cuestión es que el mar y la arena se abarrotan, las piscinas de todo el país también, incluidas las de lona que las clases medias y bajas instalan en sus casas, pero a las mujeres que quieren darse un chapuzón les faltan tampones.

En las farmacias y los supermercados de toda Argentina, pero sobre todo en los de la costa de la provincia de Buenos Aires, escasean estos productos de higiene femenina. En algunos negocios cuelga el cartel que lo advierte: “No hay tampones. Están en falta”. La falta de tampones se convirtió esta semana en tema de discusión de casi todos los medios de comunicación y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tomó cartas en el asunto.

En los últimos 15 días de diciembre y los primeros cinco de enero no liberaron divisas desde el Banco Central para las compras en el extranjero

El gerente general de la Cámara de Importadores de Argentina, Miguel Ponce, atribuyó la escasez a que “en los últimos 15 días de diciembre y los primeros cinco de enero no liberaron divisas desde el Banco Central” para las compras en el extranjero, dada la falta de divisas que sufre el país desde 2011. “Las farmacias estamos sin stock del producto, tenemos dificultades hace varios meses, pero en los últimos 15 o 20 días se ha incrementado el tema por el mayor consumo que se produce normalmente en el verano”, añadió el tesorero de la Confederación Farmacéutica Argentina, Ricardo Presenti. “Durante el año las mujeres lo han suplantado con las toallitas, pero en el verano tienen más necesidad del tampón. Nuestros proveedores dicen que la falta es por problemas de importación”, añadió Presenti.

El Ministerio de Economía, que dirige el poderoso Axel Kicillof, dejó trascender por medio de sus portavoces que el problema quedaría resuelto a partir del próximo lunes con importaciones desde Brasil. También informaron que ese ministerio había autorizado a las empresas norteamericanas Johnson & Johnson y Kimberly Clark para que importaran tampones, pero que éstas no habían aprovechado todo el cupo solicitado.

El Ministerio de Economía ha dejado ver que el problema quedaría resuelto a partir del próximo lunes con importaciones desde Brasil

El debate llegó hasta la rueda de prensa diaria que ofrece el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich. “Hay productos que son más sensibles que otros y esto no tiene que ver con las autorizaciones oportunamente aprobadas, sino básicamente con una estrategia de carácter comercial de quienes efectivamente los importan”, dijo este miércoles Capitanich, que hace poco más de un año asumió el cargo con ciertas aspiraciones presidenciales, pero ahora no figura entre los siete candidatos kirchneristas que pelearán en las primarias de agosto para suceder a Fernández. Hasta en Página 12, proclive al Gobierno, advirtieron: “Esa mala planificación [de las empresas] se da en el marco de un entramado administrativo de las declaraciones juradas [controles] de importación que no tiene facilidad para acoplarse a cambios abruptos en el volumen de demanda, como exige una situación como la actual”.

Los controles a las importaciones comenzaron a generalizarse en Argentina en 2011 ante la escasez de divisas en el país. Al principio provocaron algunas carencias importantes, como los de insulina, medicamentos oncológicos y libros, que pronto se resolvieron, y otras más triviales, como las de ropa de marcas de lujo. Hace tiempo que no había una escasez que llamara la atención hasta que desaparecieron los tampones.