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La tormenta económica golpea las calles de la Rusia de Putin

Los efectos de las sanciones y del desplome del precio del crudo llegan a la vida cotidiana

La tormenta económica golpea las calles de la Rusia de PutinFoto: reuters_live | Vídeo: Reuters-Live / Efe
Pilar Bonet

Los rusos han comenzado a notar el deterioro de la economía. Los comestibles no escasean, pero son mucho más caros y menos diversos que el pasado otoño. En los supermercados de Moscú las naranjas y melones sin datos sobre su origen (lo que es ilegal) han sustituido a los cítricos españoles y las manzanas polacas. Algunos se alegran del retorno de las uvas de Uzbekistán, eclipsadas antes por las italianas, aunque sea a precios de lujo y, a veces, con resabio de pesticida, pero a otros les preocupa que las hortalizas puedan ser de origen chino, lo que equiparan al uso incontrolado de abonos químicos. El trigo sarraceno, un cereal muy popular como desayuno o como guarnición, desapareció de los comercios para volver después a los estantes a precios más caros. Algunas marcas de ropa occidental cierran sus franquicias y la Moscú del lujo y el derroche se ve obligada a contar el dinero.

El bajón en el precio del crudo —la primera fuente de divisas de Rusia— la devaluación del rublo y la geopolítica han alimentado la crisis, pero no son los únicos factores, porque la economía rusa empezó a estancarse antes de la escalada de sanciones y contrasanciones que siguió a la anexión de Crimea y el conflicto en el resto de Ucrania. Hoy las grandes empresas rusas tienen restringido su acceso a los mercados financieros occidentales y los productos alimenticios elaborados en la Unión Europea y otros países fueron vetados por el Gobierno ruso.

El comercio, no obstante, es una caja de sorpresas. En Moscú es difícil encontrar queso parmesano, pero una colega trae, como un trofeo, un paquete de parmesano producido en Lituania y comprado en Tver, una provincia deprimida. Los salmones de litorales prohibidos se cuelan por Bielorrusia y su líder, Alexandr Lukashenko, ha reñido a los altos funcionarios rusos por vetar a su antojo las importaciones de alimentos sin respetar la aduana común (ambos países son miembros de la Unión Aduanera).

Los rusos tendrán que convivir con las sanciones durante años, según Alekséi Kudrin, el exministro de Finanzas de Rusia que hoy dirige una organización denominada Comité de Iniciativas Ciudadanas. Para que la economía se desarrolle en las actuales circunstancias hay que restablecer la confianza en la política y en las instituciones, es decir, democratizar, eliminar el exceso de regulaciones, acabar con el sistema de lobistas privilegiados que, sin querer cambiar, reclaman recursos del Fondo Nacional del Bienestar, ha afirmado Kudrin en un artículo en el periódico Védomosti.

El exministro considera "anormal" que las empresas energéticas pidan ayuda al Estado cuando el petróleo se vende a 80 dólares por barril y advierte de que el Fondo Nacional del Bienestar (especialmente creado para situaciones de emergencia) es limitado. La demanda interna, que crecía a un ritmo del 6,9% anual, se redujo a un 1,3% en 2013, afirma Kudrin, según el cual el estancamiento actual puede durar de tres a cuatro años e incluso más y el rublo, que se devaluó en un 30% frente al dólar desde agosto, no será una divisa de reserva ni siquiera de carácter regional en 20 años como mínimo.

Los pronósticos no son optimistas. El Ministerio de Desarrollo Económico ha rebajado su previsión para 2015 de un crecimiento del 1,2% del PIB a una contracción del 0,8%. Maksim Oreshkin, del Ministerio de Finanzas, ha advertido de que si el precio del crudo baja a 60 dólares por barril, el PIB se reducirá aún más: entre un 3,5% y un 4%, según el servicio económico RBC.

Los rusos atribuyen el empeoramiento de la economía a la caída de los precios del petróleo (45% de los encuestados en un sondeo del centro Levada) y a las sanciones (un 33%) y, en tercer lugar, a los gastos para asimilar Crimea y para apoyar a los independentistas de Donetsk y Lugansk (30%) y, solo después (26%), a la corrupción. Un 80% cree que la situación económica empeorará y un 61% no tiene ahorros. Entre quienes sí los tienen, un 80% los mantiene en rublos (frente a un 7% en dólares y un 3% en euros).

Este año, las compras prenavideñas parecen haber comenzado con anticipación y algunos analistas ven en ello un deseo de librarse de los rublos acumulados antes de que los precios suban más. Pero Rusia no solo importa la ropa y el calzado (un 90%), sino también el 70% de los medicamentos. Para Leonid, un científico retirado con 17.000 rublos (268 euros) de pensión, que gasta 5.000 al mes en medicinas, las perspectivas son inquietantes. No es lo mismo un jubilado o un educador de preescolar (26.452 rublos o 418 euros, de media en Rusia) que un funcionario de la Administración Presidencial, donde el sueldo medio en septiembre era de más de 216.000 rublos (3.415 euros) tras un incremento del 13,8%. Y para que quede claro el contraste, el Ministerio de Desarrollo Económico ha vaticinado un incremento del 1,3% en el sueldo real en Rusia para este año y un descenso del 3,9% para 2015.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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