Tensa espera en Nueva York por la decisión inminente en el ‘caso Garner’
La policía teme altercados en protestas similares a las de Ferguson
Las medidas anunciadas por el presidente Barack Obama para rebajar la tensión racial que vive Estados Unidos tendrán una prueba de fuego en los próximos días en Nueva York. Las autoridades de la ciudad y los grupos de derechos civiles aguardan con gran preocupación la decisión de un gran jurado sobre otro caso de violencia policial que provocó manifestaciones el pasado verano: la muerte asfixiado a manos de varios agentes y en plena calle del afroamericano Eric Garner, de 43 años, un padre de seis hijos que se ganaba la vida vendiendo cigarrillos por las aceras de Staten Island.
El reverendo Al Sharpton, líder de la National Action Network, la principal organización de derechos civiles de la comunidad negra de Nueva York, ha iniciado ya lo que denomina “cuenta atrás” de una decisión que, según teme la policía, amenaza con desatar escenas de violencia como las vividas en Ferguson (Misuri) después de que un gran jurado decidiera no actuar contra Darren Wilson, el policía que mató a tiros al adolescente negro Michael Brown. “Quiero que la gente sepa que esto no es un asunto solo de Ferguson. También lo tenemos aquí y vamos a estar muy pendientes de lo que decida este gran jurado”, proclamó Sharpton este fin de semana en un acto con la madre y la esposa de Garner.
El caso de Nueva York, al contrario del de Ferguson, no ofrece dudas sobre lo sucedido, ya que todo quedó grabado en vídeo con sobrecogedora claridad. Un grupo de policías, en aplicación de la política contra el pequeño delito seguida durante años por los alcaldes conservadores Rudolph Giuliani y Michael Bloomberg, intentó detener el pasado 17 de julio a Garner por venta ilegal de cigarrillo sueltos. El hombre, de más de 100 kilos de peso, se resistió. Varios policías le redujeron en el suelo, pero uno de ellos le aplicó una llave de estrangulamiento prohibida por las ordenanzas del cuerpo. Garner, que padecía asma, entre otras dolencias, gritó hasta en once ocasiones “no puedo respirar” antes de morir, tal y como muestra la grabación,
Daniel Pantaleo, el agente que utilizó la llave prohibida, declaró la semana pasada ante el gran jurado encargado del caso. Fue el último testigo desde que en septiembre comenzaron las citaciones. La decisión es inminente, según fuentes judiciales de Staten Island. El ambiente no es el más propicio. Nueva York es la ciudad en la que más gente se manifestó por la decisión judicial de Ferguson. El pasado lunes, decenas de personas volvieron a hacerlo con una sentada pacífica en Times Square al grito de “¡manos arriba, no dispares!”. Durante las celebraciones de Acción de Gracias y el viernes de rebajas también hubo protestas.
Sharpton, pese a todo, pidió calma si el gran jurado decide no actuar contra el agente Pantaleo. “¿Podemos demostrar que Nueva York es diferente? No vamos a tener violencia, pero queremos justicia”, dijo. El alcalde, Bill de Blasio, ha repetido una y otra vez que las autoridades deben afrontar lo que subyace en los casos de Eric Garner y Michael Brown. Sobre la posibilidad de un brote violento, se limitó a comentar que “cada sitio es diferente, cada situación es distinta”. La madre de Garner abogó por una decisión “justa”. “Estoy segura de que el gran jurado hará lo que debe. No es posible que decida no actuar contra el agente que mató a mi hijo”, recalcó.
Nueva York es la ciudad en la que más gente se manifestó por la decisión judicial de Ferguson
Pedro Noguera, profesor de la Universidad de Nueva York (NYU) experto en discriminación racial, considera posible un aumento de la tensión en función de la decisión del gran jurado: “No creo que veamos edificios quemados como en Ferguson, pero sí habrá protestas, porque la gente tiene muy claro lo que pasó. Todo el mundo ha visto el vídeo. Sería muy sorprendente que el gran jurado decidiera no acusar en este caso”.
El ambiente se ha enrarecido en las últimas semanas con otro grave incidente. El pasado 21 de noviembre murió tiroteado por un policía novato un joven afroamericano, Akai Gurley, de 28 años, en un edificio de viviendas protegidas de Brooklyn. El agente, Peter Liang, y un compañero estaban realizando una inspección rutinaria. Al toparse con Gurley y su novia en una escalera poco iluminada, el policía, que llevaba su arma en la mano, disparó. La víctima iba desarmada.
El fiscal encargado del caso, Ken Thompson, está investigando lo sucedido, pero advirtió que no se pronunciará sobre el caso hasta que un gran jurado decida sobre Liang. Las leyes del Estado de Nueva York establecen que todos los delitos graves deben ser presentados ante un gran jurado, compuesto por 23 ciudadanos. Este órgano puede revisar las pruebas del caso, oír a los testigos e incluso realizar sus propias indagaciones antes de presentar una acusación formal o desestimar el asunto.
La tensión por las muertes de Garner y Gurley se superpone en Nueva York a un debate político muy encendido. El nuevo alcalde demócrata prometió acabar con el stop and frisk (detener y registrar), que permite a la policía actuar en la calle contra cualquier persona que le parezca sospechosa. La medida forma parte del cuerpo doctrinal de la teoría de las ventanas rotas (si el cristal de una ventana de un edificio se rompe y no se arregla de inmediato, en breve estarán rotas todas las ventanas), que alentó la lucha contra el pequeño delito durante años.
De Blasio denunció estas prácticas por considerar que castigan a las minorías latina y afroamericana, víctimas del 90% de las detenciones por delitos de menor importancia. Los antecedentes policiales suponen un lastre para muchas personas a la hora de encontrar trabajo, obtener un crédito o alquilar una casa, lo que les empuja a la marginalidad. En este contexto cabe entender la decisión del alcalde de poner fin a los arrestos por posesión de marihuana para consumo propio, que acarreaba la toma de huellas digitales, fotos y ficha policial. Según datos hechos públicos ayer por el Ayuntamiento, los arrestos "innecesarios" de gente en posesión de cannabis para su consumo han descendido un 61,2% desde que hace menos de un mes entró en vigor la nueva ordenanza.
De Blasio considera que la policía dedica muchos esfuerzos y recursos a delitos menores, como detener a vendedores de cigarrillos, en lugar de centrarse en la gran delincuencia. Sin embargo, el cuerpo ve con desconfianza sus decisiones, sobre todo tras dos décadas de alcaldes conservadores que habían exhibido como un éxito la reducción de la delincuencia en Nueva York. “Las últimas muertes han creado tensión, y puede parecer que la situación es peor que antes, pero creo que las políticas de De Blasio deben ser probadas”, añade el profesor Noguera. De momento, los datos acompañan al alcalde, que ayer publicó las estadísticas de los últimos meses. A finales de noviembre, la tasa de criminalidad general había descendido un 4,4% en Nueva York; los homicidios, un 6,8%; los robos, un14,4%, y las violaciones un 2,9%. El periodo entre Agosto y Noviembre ha sido el más seguro desde que en 1993 se implantaron los modelos estadísticos actuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.