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Ecos de Vietnam en Irak y Siria

Hay paralelismos entre las decisiones de Obama en la ofensiva contra el Estado Islámico, y las de Kennedy y Johnson en los 60 en el sudeste asiático

Marines transportan a soldado herido en Vietnam en 1963.
Marines transportan a soldado herido en Vietnam en 1963. PHILIP JONES GRIFFITHS (MAGNUM)

En la operación de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria hay ecos de la guerra de Vietnam. Hay paralelismos en las decisiones militares del presidente, en su estrategia y en las presiones de su entorno. Pero el objetivo y el contexto son muy distintos. El enemigo no es el comunismo, sino el yihadismo islámico. Y ahora la primera potencia es reticente a grandes aventuras militares tras una década de guerras en Afganistán e Irak. Guerras -como Vietnam- largas, costosas y sin victoria.

A mediados de junio, ante el rápido avance del EI en el norte de Irak, el presidente Barack Obama envió 275 soldados a proteger la Embajada estadounidense en Bagdad y 300 asesores militares para ayudar a las fuerzas iraquíes en su lucha contra el grupo yihadista. Hace 10 días, el demócrata Obama autorizó el despliegue en los próximos meses de 1.500 militares adicionales en Irak, lo que elevará el contingente a alrededor de 3.000. El mandatario insiste en que ninguno tendrá función de combate, pese a que el Pentágono avisa que puede ser necesario.

En mayo de 1961, el entonces presidente, el demócrata John F. Kennedy, aprobó el envío a Vietnam del Sur de 400 boinas verdes para entrenar a las fuerzas locales en su ofensiva contra las guerrillas del Viet Cong. En ese momento, ya había unos 800 asesores estadounidenses que había desplegado en los años 50 su predecesor, Dwight D. Eisenhower.

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A finales de 1961, el contingente de EE UU en Vietnam ascendía a 3.200 militares. En 1962, a 11.500; en 1963, a 16.300; y en 1964, a 23.000. No tenían función de combate. Hasta que en julio de 1965, el sucesor de Kennedy, el demócrata Lyndon Johnson, aprobó el despliegue de 100.000 tropas de combate. El pico llegaría en 1969, con 540.000 soldados en el país asiático. EE UU sacó a todas sus tropas de Vietnam en 1973. La guerra se cobró 58.000 vidas estadounidenses.

Gordon Goldstein es autor de Lessons in disaster (Lecciones en el desastre), un libro de referencia sobre la toma de decisiones en las administraciones Kennedy y Johnson respecto a Vietnam. “Creo que Obama es muy consciente de los riesgos de escalar la batalla contra el EI con tropas de combate, igual que Kennedy resistió la escalada en Vietnam”, señala Goldstein en un cuestionario por correo electrónico. Siempre existe el miedo a que una intervención se aleje de su objetivo inicial. Se conoce como slippery slope (pendiente resbaladiza).

El analista en relaciones internacionales cree que ambos presidentes comparten un “sentido de prudencia sobre conflictos turbios con riesgos y costes poco claros”. Y ve más similitudes: al margen de incrementar el número de asesores, los dos se oponen firmemente a enviar tropas de combate aunque Kennedy no lo manifestó públicamente, y eso les hace chocar con sus altos cargos militares, que abogan por lo contrario.

Creo que Obama es muy consciente de los riesgos de escalar la batalla contra el EI con tropas de combate, igual que Kennedy resistió la escalada en Vietnam" Gordon Goldstein autor del libro Lessons in disaster

Entre Johnson y Obama, Goldstein cree que la comparación es más “prematura y tentativa”, pero que ambos tienen un “gran desafío en común: sus estrategias iniciales de intervención no fueron exitosas y se vieron forzados a improvisar”. En enero de 1965, Johnson reconsideró su plan cuando sus máximos consejeros militares le dijeron, en un memorándum interno, que EE UU estaba en una “encrucijada” en Vietnam: o escalaba rápidamente el planteamiento con operaciones de combate o salía del país. Al mes siguiente, Johnson autorizó bombardeos en Vietnam del Norte, que duraron tres años y tuvieron poco efecto. Y a los cinco meses, desplegó tropas de combate.

Al anunciar el 19 de junio el envío de los primeros asesores a Irak, Obama descartó una intervención aérea inmediata. Pero el 7 de agosto, la amenaza del EI sobre el personal estadounidense y de un genocidio a una minoría religiosa le hizo cambiar de opinión: al día siguiente, EE UU inició sus bombardeos a posiciones yihadistas en el norte de Irak. Al mes y medio, tras la decapitación de dos estadounidenses por parte de los extremistas, Obama autorizó la ampliación de los ataques al conjunto de Irak y a las posiciones del EI en Siria.

Los bombardeos han frenado los avances de los yihadistas, pero no los han movido de sus feudos. El jueves, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Martin Dempsey, volvió a deslizar que pueden ser necesarias tropas de combate para acompañar a las fuerzas iraquíes a reconquistar ciudades. Y hace dos semanas, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, enviaba un memorándum a la Casa Blanca en que advertía de la falta de estrategia en Siria respecto al régimen de Bachar el Asad, que también es enemigo del EI y de EE UU. Paralelismos con la Administración Johnson.

Para Peter J. Crowley, que fue portavoz del Departamento de Estado entre 2009 y 2011, y ahora integra el Instituto de Diplomacia Pública de la Universidad George Washington, las diferencias con Vietnam “sobrepasan” las similitudes. Irak está más presente. Crowley cree que EE UU aprendió “lecciones importantes” de la intervención en ese país entre 2003 y 2011, y será muy reticente a volver a involucrarse de lleno. Subraya, además, que el EI está “mucho menos capacitado” que el Viet Cong, y que, a no ser que tenga lugar un atentado yihadista en EE UU, no habrá suficiente “apoyo político” para enviar tropas de combate a Irak o Siria.

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