Berlín defiende frente a Londres la libertad de circulación en la UE
Merkel advierte a Cameron de que se trata de un principio “innegociable”
Reino Unido quiso quitar hierro el lunes al conflicto sobre su encaje en la Unión Europea, tras la advertencia lanzada por Alemania la víspera ante la amenaza de Londres de restringir la libertad de circulación de ciudadanos comunitarios. El ministro de Economía británico, George Osborne, afirmó que ha mantenido fructíferas conversaciones con los alemanes. Pero la reacción del Gobierno británico ante Berlín, que insiste en que la libertad de movimiento dentro de la UE es innegociable, ha estado revestida de firmeza; aunque ha dejado una puerta abierta a la negociación. “Deben saber”, dijo el lunes Osborne, “que el Partido Conservador siempre pone por delante los intereses nacionales; y haremos lo que favorezca a este país y a su economía”.
“Lo que tenemos hoy”, dijo, en referencia a la postura de la canciller Angela Merkel recogida este fin de semana en el semanario Der Spiegel, “es una historia basada en especulaciones sobre lo que Merkel puede haber dicho acerca de algo que David Cameron puede decir en el futuro”. Lo que el Gobierno británico quiere obtener de la Unión Europea, dijo el ministro en la BBC, es cambios en las reglas sobre los subsidios y en cómo funciona la libertad de movimiento. “Se trata de ver cómo debe funcionar la libertad de movimiento en el siglo XXI”, añadió.
Movilidad total
- La libre circulación de personas es un principio fundamental desarrollado en el artículo 45 del Tratado de Funcionamiento de la UE.
- Los ciudadanos europeos tienen derecho a buscar empleo en otro país de la UE, trabajar sin necesidad de permiso de trabajo, residir por motivos laborales y permanecer en ese país cuando hayan dejado de trabajar, además de recibir el mismo trato que el resto de los ciudadanos en cuanto a acceso al empleo, condiciones laborales, ventajas sociales y fiscales.
- Este derecho, que se aplica también a los países del Espacio Económico Europeo (Islandia, Noruega y Liechtenstein), se amplió el 1 de enero de este año a los trabajadores de Rumania y Bulgaria, cuyos movimientos estaban restringidos.
Está previsto que Cameron presente sus planes para reducir la inmigración europea antes de Navidad. Pero parece que el primer ministro puede renunciar a las cuotas de inmigración europea, según fuentes citadas por el periódico The Guardian, y contempla otras opciones como retirar los créditos fiscales a los inmigrantes, o pedirles que abandonen el país si no son capaces de mantenerse económicamente después de tres meses.
“Los alemanes comprenden el desasosiego que causa entre los británicos que venga gente de otros países de Europa a exigir nuestros subsidios, y que no necesariamente tienen un empleo”, añadió Osborne. “Esto está provocando mucha presión en los servicios públicos, y los británicos quieren que se actúe. Vamos a hacer las cosas de una manera tranquila y racional. Pero nosotros trabajamos para los británicos, y eso es lo que vamos a hacer”.
El Gobierno alemán, mientras, sostiene que no hay cambios en su postura ya conocida: Berlín está dispuesto a hablar de cómo evitar abusos por parte de los que se desplazan de un país a otro con el único motivo de aprovecharse de las ayudas sociales, pero bajo el principio de la libertad de movimiento en la UE. Alemania apoya a Londres en su voluntad de poner freno al llamado turismo de subsidios, aseguró el portavoz de Merkel, “pero hay una frontera que no se puede traspasar: el principio de libertad de movimiento”, añadió. Distintos miembros del Gobierno alemán han repetido esta idea en los últimos tiempos. “Todos tenemos problemas en Europa relacionados con los acontecimientos en otras partes del mundo. Pero sería impensable volver a levantar barreras”, decía el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hace dos semanas en una entrevista con este periódico.
Los líderes alemán y británico ya abordaron este tema en un encuentro bilateral en el margen de la cumbre europea celebrada el 24 de octubre. De la conversación no salió ningún acuerdo.
Este es el último de una serie de encontronazos entre el Gobierno de Cameron, presionado por el crecimiento del apoyo al partido antieuropeo UKIP, y los demás miembros de la Unión Europea en las últimas semanas. El primer ministro salió de la cumbre celebrada el 24 de octubre dando un puñetazo encima de la mesa al anunciar que no estaba dispuesto a pagar los 2.100 millones de euros extra que Bruselas le exige por el aumento de la cuota británica con la UE. La semana pasada, el primer ministro anunció que no participará en las misiones de rescate a emigrantes en el mar Mediterráneo, por considerar que provocan un efecto llamada.
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