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Jim Foley: un reportero que asumió el riesgo de la verdad

Veterano en Afganistán y Libia, Foley ya había vivido un secuestro anterior

Natalia Sancha
Jim Foley en 2011
Jim Foley en 2011Steven Senne (AP)

Mil ojos se cierran cuando un periodista es asesinado. Durante 635 días, los familiares, amigos y compañeros del periodista norteamericano James Foley mantenían la esperanza de que regresara de Siria con vida como lo hicieron otros periodistas secuestrados mientras cubrían el conflicto, entre ellos los españoles Javier Espinosa, corresponsal de El Mundo, el fotógrafo Ricard García Villanova y el reportero de El Periódico Marc Marginedas.

James Foley, natural de Rochester, en el Estado de New Hampshire, y graduado en la escuela de periodismo de Medill (Illinois), fue secuestrado por un grupo de militantes yihadistas en la provincia de Idlib el 22 de noviembre de 2012. En la noche del martes se supo que James Foley, freelance para Global Post y la agencia France Presse, había sido asesinado por sus verdugos como represalia por el ataque de la aviación norteamericana a posiciones del Estado Islámico en Irak.

Veterano en la cobertura de conflictos como el de Afganistán, donde cubrió empotrado la labor de las tropas estadounidenses, y concienzudo profesional, a sus 40 años James Foley fue retenido en 2011 en Libia por las fuerzas del régimen durante seis semanas junto con la periodista Clare Morgana Gillis y el fotógrafo español y premio Pulitzer Manu Brabo. El periodista Anton Hammerl perdía la vida en la emboscada que llevó al arresto de los tres periodistas. “Me salvó la vida dos veces antes de que pasara un mes desde que nos habíamos conocido”, escribió Morgana hace un año en homenaje a su colega en la web Syria Deeply.

Los perfiles en Facebook de amigos y compañeros se tornaban ayer a negro. La ola de secuestros de periodistas tanto extranjeros como sirios pretende crear un apagón informativo sobre lo que ocurre en el país y a sus gentes, sobre todo en la parte controlada por los rebeldes, donde decenas de periodistas extranjeros han arriesgado sus vidas. Reporteros Sin Fronteras cifra en 39 los periodistas muertos desde el inicio de la guerra en marzo de 2011.

Decenas de periodistas permanecen secuestrados en Siria, entre ellos Austin Tice, joven informador norteamericano de 33 años que desapreció hace dos cuando cubría los combates en la periferia de Damasco. “Nunca hemos estado más orgullosos de nuestro hijo Jim. Dio su vida intentando exponer el sufrimiento del pueblo sirio ante el mundo”, ha recordado Diana, la madre de James Foley, en un comunicado.

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