El tribunal de Estrasburgo condena a Polonia por las cárceles secretas de la CIA
Los jueces consideran que cooperó en el traslado ilegal y la retención de dos árabes presos ahora en Guantánamo
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a Polonia por permitir en su territorio interrogatorios y retenciones secretas por parte de la CIA. El tribunal, con sede en Estrasburgo, considera además que Polonia colaboró en alguno de los vuelos secretos y que facilitó a la Agencia Central de Inteligencia estadounidense apoyo logístico para las prisiones secretas y para estos traslados aéreos, que considera vulneraciones de los derechos humanos. Los jueces condenan a Polonia a indemnizar con 100.000 euros a dos hombres que fueron detenidos como sospechosos de terrorismo, y que fueron retenidos y torturados en una de estas prisiones secretas entre 2002 y 2003. Los demandantes, un palestino y un saudí —capturados en Pakistán y Dubai, respectivamente—, fueron trasladados después a Guantánamo, donde permanecen encarcelados.
El Gobierno polaco, que siempre ha negado que albergase estas prisiones y que colaborase con la CIA, no ha decidido aún si recurrirá el fallo. “La sentencia sobre las cárceles de la CIA es vergonzosa para Polonia y supone una carga para nuestro país, tanto económica como para nuestra imagen”, declaró a Reuters una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, que consideró la decisión “prematura”, ya que las autoridades polacas no han concluido su propia investigación.
Estrasburgo apunta en dos extensas sentencias hechas públicas este jueves que hay suficientes evidencias de que Hussayn Muhammad Al Nashiri, saudí de origen yemení de 49 años, y Zayn Al-Abidin Husayn (conocido como Abu Zubaydah), palestino apátrida nacido en Arabia Saudí, de 43 años, estuvieron detenidos en una prisión secreta de la CIA en Polonia. Cárcel que diversas organizaciones de derechos humanos sitúan en un bosque del norte del país, cerca de Stare Kiejkuty.
Los jueces apuntan que investigaciones independientes internacionales, del Consejo de Europa, los testimonios de expertos, así como diversos documentos hacen “suficientemente convincentes” las denuncias de los dos demandantes sobre su detención y trato. Polonia, dice además el tribunal en un comunicado, “conocía la naturaleza y los objetivos de las actividades que la CIA llevaba a cabo en su territorio en ese momento” y “cooperó” en la preparación y en la puesta en marcha de algunas de estas operaciones secretas, como las detenciones o los vuelos de traslado. Desde 2002, y en el marco de la llamada guerra contra el terror iniciada por George W. Bush tras el 11-S, vuelos secretos de la CIA surcaron el cielo europeo llevando a centros de detención secretos a sospechosos de pertenecer a Al Qaeda.
La corte ha concluido por unanimidad que, con su cooperación en la detención y facilitación del interrogatorio, Polonia violó cinco de los derechos fundamentales de Al Nashiri y Husayn —el derecho a la libertad y la seguridad, el derecho al respeto a la vida privada y familiar, el derecho a tener un recurso efectivo y los derechos a un proceso justo—; además de vulnerar la convención que prohíbe la tortura y el trato degradante. Los jueces, que piden a Polonia además que “se esfuerce” para evitar el riesgo de que uno de los demandantes sea condenado a muerte.
Los jueces destacan también que el Gobierno polaco no ha cumplido con su obligación de facilitar el procedimiento judicial y que no ha enviado los elementos de prueba que el tribunal ha solicitado. En vista de esto, dicen, “solo pueden sacarse conclusiones negativas del comportamiento del Gobierno”.
Las dos sentencias tienen importantes implicaciones para otros Estados miembro que albergaron supuestamente prisiones secretas de la CÍA. En 2006, un informe del Consejo de Europa (del que depende el Tribunal de Estrasburgo) ya consideró probado que la agencia estadounidense realizó numerosas detenciones ilegales en territorio europeo. El Tribunal de Derechos Humanos tiene pendiente pronunciarse en casos de Rumanía y Lituania. Diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado reiteradamente la supuesta complicidad o el encubrimiento de países europeos de las operaciones de la CIA en Europa tras el 11-S.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.