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El consumo de agua en California sube pese a la dramática sequía

El regulador estatal impone multas por primera vez El gobernador pidió una reducción del 20% y ha aumentado un 1%

Pablo Ximénez de Sandoval
Un cartel alerta del alto riesgo de incendio en un parque en Lagunitas, California, este martes.
Un cartel alerta del alto riesgo de incendio en un parque en Lagunitas, California, este martes.JUSTIN SULLIVAN (AFP)

Una parte de los habitantes de California no parece haber entendido aún que el Estado se enfrenta a la mayor sequía de su historia desde que hay registros. Según un estudio presentado este martes en una reunión del Consejo Estatal de Control de Recursos Hídricos, los californianos han aumentado su consumo de agua un 1% en el último año. Las autoridades del Estado habían llamado con urgencia, por dos veces, a reducir el consumo de agua en un 20%. El nuevo dato de incremento de consumo viene a corregir las esperanzas que aportó un estudio anterior, publicado en mayo, que reflejaba una caída del 5%. El gobernador, Jerry Brown, declaró el estado de alerta en enero.

En la misma reunión del martes, el regulador estatal del agua aprobó a última hora de la tarde, por primera vez, multas de hasta 500 dólares diarios por el mal uso de este recurso. Entre las medidas propuestas, está la prohibición del uso de agua potable en fuentes decorativas, lavar un coche con una manguera sin grifo o regar jardines que desborden a la calle. Se trata de la medida más dura adoptada hasta la fecha. La responsabilidad de multar queda en manos de las agencias de agua locales, supervisadas por el Consejo estatal.

La mayoría de los californianos utiliza más agua en el exterior de su vivienda que en el interior, destaca el órgano regulador. En algunos lugares, más del 50% del agua se utiliza para regar parques y jardines. "Nos enfrentamos a la peor sequía que hayamos visto nosotros o nuestros abuelos", dijo la presidenta del Consejo regulador estatal, Felicia Marcus, citada en una nota de prensa. "Y, lo que es más importante, no sabemos cuándo va a acabar". Marcus recordó el efecto devastardor que la sequía está teniendo en algunas zonas del interior. "Lo menos que pueden hacer los californianos de las ciudades es no malgastar el agua para uso exterior. Es en su propio beneficio ahorrar ahora para evitar restricciones más duras si la sequía continúa. Estas normas tienen por objeto alertar de la situación, y podrían ir a más si la sequía continúa y la gente no actúa".

Esta semana el pantano de Lake Mead, la principal fuente de agua del suroeste, ha alcanzado oficialmente su nivel más bajo desde que se construyó

El incremento del consumo se concentró principalmente en dos áreas, las comunidades costeras del Sur y las de las montañas del noreste, en el límite con Oregon y Nevada.

California padece desde hace tres años la mayor sequía desde que empezaron los registros en el siglo XIX. El 80% del Estado se encuentra en alerta y ninguna previsión indica que vaya a mejorar el tiempo, ni siquiera que se pueda contar con lluvias abundantes si se diera el fenómeno de El Niño.

Los efectos de la sequía son evidentes en el campo y en los pantanos. Esta semana el pantano de Lake Mead, por ejemplo, la principal fuente de agua del suroeste y casi la única de Las Vegas, ha alcanzado oficialmente su nivel más bajo desde que se construyó la presa Hoover sobre el río Colorado, en los años 30, según la autoridad federal. Sin embargo, en ciudades como Los Ángeles no hay un trozo de acera sin regar o un coche sin lavar.

Así las cosas, se multiplican los llamamientos a la población a tomar conciencia de lo que está pasando en California, al primera potencia agrícola del país. Jay Famiglietti, experto en agua de la NASA, escribía la semana pasada un artículo en el diario Los Angeles Times en el que advertía que los habitantes del Sur de California parecen no darse cuenta de lo que está pasando. “Hay agua para 12 o 18 meses y ya está”, escribía. Después de eso, nadie sabe de dónde va a salir el agua. “Es hora de que en el Sur de California se despierten y huelan el aire seco y polvoriento que ha tronado marrón el resto del Estado. Nosotros también tenemos problemas importantes, es sólo que no podemos verlos tras el verde”.

El experto no tiene ninguna duda de que las restricciones de uso deben dejar de ser una petición del gobernador Jerry Brown y empezar a hacerse obligatorias. “Imaginen una película de desastres en la que a 22 millones de personas les dicen que solo tienen agua para 12 o 18 meses. O los habitantes del Sur de California nos espabilamos, o vamos a hacer esa película”.

Este mismo martes, la Universidad de California Davis sacó un nuevo estudio en el que advierte de que los acuíferos que están permitiendo a los californianos del campo ignorar la sequía también se están secando. Según el estudio, los ríos que riegan la agricultura del valle central del Estado han reducido su caudal en un tercio. La agricultura está sobreviviendo gracias a acuíferos subterráneos. Jay Lund, coautor del estudio, advierte en la presentación a la prensa que “cabe esperar un impacto sustancial en la economía regional y en el empleo. Tenemos que cuidar bien el agua subterránea para que esté ahí en la próxima sequía”.

El estudio calcula que el 5% de los cultivos de California ya se han perdido a causa de la sequía, y cifra el impacto económico en 1.500 millones de dólares para la agricultura, entre las pérdidas y los costes extra de bombeo de agua, y la pérdida del 3,8% de los empleos en ese sector.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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