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China participa por primera vez en unas maniobras militares con EEUU

Pekín participa desde este jueves en Hawai en los mayores ejercicios navales del mundo

Macarena Vidal Liy
El destructor de misiles chino Haikou llega a Honolulu, Hawai.
El destructor de misiles chino Haikou llega a Honolulu, Hawai.HUGH GENTRY (REUTERS)

Las mayores maniobras navales internacionales RIMPAC (Rim of Pacific o Anillo del Pacífico), organizadas por EE UU, comienzan este jueves en aguas cercanas a Hawai. Y por primera vez en la historia cuentan con la participación de China. La colaboración llega en un momento aparentemente delicado en los lazos militares entre los dos países, después de una serie de reproches mutuos en torno a las disputas territoriales chinas con sus vecinos en los mares del Sur y Este de China y la imputación de cinco militares chinos por supuesto ciberespionaje en EE UU. Y sin embargo, pese a la gran desconfianza mutua, la colaboración no deja de profundizarse.

En estos ejercicios navales que se celebran cada dos años, desde 1971, están representadas en esta vigesimocuarta edición 23 naciones que aportan 47 barcos, seis submarinos y 200 aviones y helicópteros, según los datos del Pentágono. El Ministerio de Defensa en Pekín ha indicado que su país participa con una flotilla de cuatro barcos: el destructor de misiles Haikou, la fragata Yueyang, el navío de suministros Qiandahou y el buque hospital Peace Ark.

Según ha indicado el capitán del Haikou, Yan Peng, la participación china estará centrada, principalmente, en tareas relacionadas con la cooperación en áreas de seguridad no tradicionales, como la lucha contra el terrorismo y la piratería, así como en ejercicios de búsqueda y rescate.

“Espero que mediante las maniobras RIMPAC se amplíen aún más el intercambio y la cooperación, así como la confianza y el entendimiento mutuo, entre China y EE UU. Contribuiremos a los esfuerzos conjuntos para hacer las aguas del Pacífico un lugar más tranquilo”, declaró Yan a la cadena de televisión estatal china CCTV.

Cuando Yan menciona la idea de fomentar la “confianza”, sabe de lo que habla. Las suspicacias entre los dos países están a flor de piel. La decisión estadounidense de presentar cargos el pasado mayo contra cinco militares chinos por supuesto ciberespionaje contra empresas de EE UU causó un profundo malestar en el Gobierno en Pekín y el todopoderoso Ejército de Liberación Popular ( EPL). Hoy, el embajador de estdounidense en Pekín, Max Baucus, reiteró que “el robo por vías cibernéticas de secretos comerciales por parte de actores estatales en China ha surgido como una grave amenaza a nuestra economía y, por ende, a nuestra seguridad nacional”.

Llovía sobre mojado. Ambos países observan muy de cerca los movimientos del otro en la región de Asia-Pacífico, y en los últimos meses han sido frecuentes sus enfrentamientos verbales al respecto. Si la República Popular sospecha que el proclamado “pivote hacia Asia-Pacífico” de la política exterior estadounidense busca acorralarla, Washington ha condenado la declaración unilateral china de una de la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) en el mar del Este de China, y ha expresado reiteradamente su preocupación por lo que considera una actitud “provocadora” hacia sus países vecinos en sus reclamaciones territoriales. El Pentágono ha acusado a China de dedicar a Defensa un presupuesto muy superior a lo que declara públicamente, cerca de 110.000 millones de euros, frente a los cerca de 90.000 que figuran en las cifras oficiales.

Y sin embargo, las relaciones en el área de Defensa son probablemente más intensas que nunca. Los presidentes de China, Xi Jinping, y de EEUU, Barack Obama, han expresado esta voluntad política, para reducir el riesgo de malentendidos entre las dos fuerzas. Ambos países colaboran con fluidez en las misiones antipiratería en el golfo de Adén. Las visitas mutuas de representantes militares son asunto rutinario. El mismo hecho de que las autoridades de EE UU y los dirigentes del EPL se atrevan a hablarse con tal franqueza en público, según algunos analistas, representa una señal de los progresos alcanzados.

Según apunta Christopher Johnson, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington, en su informe Descodificando el ‘Poder Emergente’ de China publicado este mes, “el EPL ha mostrado señales muy tentativas de una mayor disposición a probar el terreno para abordar asuntos que previamente eran tabúes, como la guerra cibernética o la militarización del espacio, e incluso hay indicios de que China estaría menos dispuesta a cerrar por completo la relación militar si hubiera una futura venta de armas estadounidenses a Taiwán”, otro de los grandes escollos en la relación.

Pese a que, tras los cargos contra los cinco militares, China aseguró que afectaría a la cooperación militar, la participación china en las maniobras RIMPAC viene a formar parte de esta intensificación pragmática de las relaciones de Defensa. Al tiempo que permite ahondar en el conocimiento mutuo  ------es de esperar que también la confianza-, representa una oportunidad en el proceso de modernización operativa de la Marina militar china. Y le permite conocer cómo funcionan las Armadas de otros países.

A juicio del profesor Zhou Yongsheng, de la Universidad de Relaciones Internacionales de China, “la participación de China en las maniobras puede impulsar la mejora de la relación bilateral, especialmente en el aspecto militar. Por un lado, nuestra participación le ´da cara´a EEUU, y por otro lado, aunque EEUU (se alinea con otros países) en intrigas cuyo objetivo es China, su es-trategia principal sigue siendo procurar la colaboración con China. Por eso decimos que la dirección general de la cooperación bilateral no ha cambiado. Eso sí, seguirá habiendo obstáculos, contratiempos y conflictos en ese camino”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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