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El preso político venezolano Iván Simonovis inicia una huelga de hambre

El excomisario pide que el tribunal que conoce su causa lo libere por razones humanitarias

El comisario Iván Simonovis, exsecretario de Seguridad Ciudadana de la alcaldía metropolitana de Caracas, ha iniciado una huelga de hambre este martes en la cárcel de Ramo Verde, en las afueras de la capital venezolana. Allí cumple una condena de 30 años de prisión como uno de los responsables de las muertes previas al golpe de Estado de abril de 2002 contra el fallecido presidente Hugo Chávez.

“Pese a mi delicado estado de salud y en contra de la voluntad de mi familia, a quien ya no le cabe una gota más de dolor, he decidido a partir de hoy, 27 de mayo de 2014, iniciar una huelga de hambre en mi calabozo, la cual mantendré hasta tanto obtenga respuesta sobre mis solicitudes”, explicó el exfuncionario de la policía científica venezolana. Sus palabras se han conocido a través de una carta que entregaron sus abogados a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en la que solicitan que conozca la causa que lleva un tribunal del Estado Aragua (en el centro de Venezuela).

Simonovis, preso desde hace casi 10 años, reclama su liberación por motivos de salud tanto al tribunal que conoce su causa como al Gobierno nacional. En febrero de 2008, las evaluaciones médicas presentadas por su defensa aseguraron que padece de osteoporosis en el fémur, con riesgo de moderado a elevado de fractura de cadera, de hernias discales, y una fractura vertebral. Ha sido operado en dos ocasiones - una de ellas de emergencia – porque, según sus abogados, no ha recibido atención médica oportuna.

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En total, Simonovis padece 19 patologías que con el paso de los meses, y debido a las duras condiciones de reclusión, apenas atenuadas con el traslado al penal que actualmente lo aloja, se han agravado. Según su esposa, Bony, estos padecimientos ameritan su inmediata liberación por razones humanitarias. Así se lo han pedido al tribunal en cuatro ocasiones sin recibir respuesta. Las gestiones ante el Gobierno han sido igualmente infructuosas. Atrapado en sus contradicciones, el chavismo se debate entre un grupo proclive a su excarcelación y otro que considera que debe cumplir la pena hasta el final para que se haga justicia.

La eterna disputa ha llevado a la oposición a tomar este caso como su bandera de los presos y exiliados por motivos políticos de la era chavista. La Mesa de la Unidad Democrática, el ala moderada que decidió en abril aceptar la oferta de dialogar con el presidente Nicolás Maduro, sometió su caso a la consideración de sus interlocutores y logró que el Gobierno aceptara que una junta médica examinara a Simonovis. Pese a que ya tienen los resultados, que ratificarían lo que ya ha denunciado la defensa, el excomisario todavía permanece en la cárcel a la espera de una medida de gracia.

La decisión de iniciar una huelga de hambre busca provocar un rápido desenlace de esta historia y pone más presión al Gobierno, que ya enfrenta el descrédito internacional por la falta de voluntad para concretar los compromisos asumidos en el marco del diálogo. Hace dos semanas, la Mesa de la Unidad decidió levantarse de las conversaciones ante la ausencia de resultados.

Simonovis no parece abrigar muchas esperanzas de que su situación cambie. En su carta escribe: “Cada día se ha transformado en una montaña rusa de ansiedad, porque no sé si terminaré en la sala de emergencia de un hospital para luego volver a mi celda en Ramo Verde (…) Ya se han agotado todas las vías e instancias legales y políticas para obtener respuesta a mi petición hecha hace 10 meses y sin embargo el sistema de justicia venezolano continúa actuando de manera arrogante y cruel, sin dar respuesta a mi justa solicitud (…) Estoy cansado de actuar de acuerdo a la ley y sin que nadie me escuche”.

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