Los emprendedores como catalizador democrático en Cuba
Una organización pide a EE UU impulsar la autonomía empresarial en la isla, que derive en un mayor aperturismo del régimen
Tras más de 50 años de embargo de Estados Unidos a Cuba, la principal conclusión que saca Ric Herrero es que solo se producirá una verdadera apertura del régimen comunista si sus ciudadanos ganan autonomía. La tesis del director ejecutivo de CubaNow, una nueva organización que reclama desde EE UU cambios en la isla, es muy nítida: el aislamiento del embargo ha sido fútil porque ha dañado a los cubanos pero no a su Gobierno, y la única vía para forzar un cambio profundo es impulsando la capacidad empresarial de los ciudadanos, ahora mismo muy limitada.
La entidad -creada por un grupo de jóvenes cubano-estadounidenses, con anteriores vínculos con el Partido Demócrata y la Administración de Barack Obama- desconfía de la voluntad del régimen castrista y sostiene que el principal promotor de este cambio tiene que ser Estados Unidos. En concreto, su presidente mediante la aprobación de órdenes ejecutivas que le permitirían esquivar el bloqueo del Capitolio. “La autonomía económica es autonomía política, lo más próspero que es un pueblo lo más difícil que es controlarlo”, afirma Herrero en una entrevista en Washington, parafraseando una frase de la bloguera opositora cubana Yoani Sánchez.
“Estamos viendo ahora que muchos de estos cubanos, sea porque han tenido acceso a dinero del extranjero y han podido montar su negocio o porque han podido mejorar su nivel de vida dentro de la isla, están poniéndole más demandas al Gobierno para aumentar su libertad, sea libertad política o para ampliar su negocio. Pero tienen más poder para poder hacerlo, que no tenían cuando estaban muertos de hambre”, agrega.
De entre un abanico de peticiones, CubaNow reclama al demócrata Obama que levante toda restricción al envío de remesas económicas desde EE UU a emprendedores independientes cubanos, que amplíe la autorización de bienes que se pueden importar y exportar entre el sector privado estadounidense y la tímidamente creciente esfera emprendedora cubana, e impulse nuevas licencias para que empresarios estadounidenses puedan ofrecer servicios profesionales a sus homólogos en la isla comunista, situada a 140 kilómetros de sus costas.
La autonomía económica es autonomía política, lo más próspero que es un pueblo lo más difícil que es controlarlo” Ric Herrero, director ejecutivo de CubaNow
“Deberíamos enfocarnos en aprovechar todo tipo de oportunidad para aumentar los enlaces económicos y sociales. Tenemos que sacar a los gobiernos de en medio y permitir que sean las propias personas las que sirvan como catalizadoras del cambio dentro de la isla”, sostiene Herrero, que trabajó con el Partido Demócrata en 2010 en Florida y asesoró en las elecciones de 2012 al candidato opositor venezolano Henrique Capriles.
Desde 2009, cuando Obama aprobó una batería de medidas flexibilizadoras, los estadounidenses con familiares en Cuba pueden mandarles remesas ilimitadas, pero el resto de ciudadanos solo pueden enviar 500 dólares cada tres meses -anteriormente eran 300-. En 2012, el último año con datos disponibles, las remesas alcanzaron los 2.600 millones de dólares. Si a esta cifra se le suman otros paquetes de ayuda, llegaron a Cuba alrededor de 5.000 millones de dinero privado extranjero.
Según el responsable de CubaNow, muchas de estas remesas se han utilizado para financiar por completo los 450.000 pequeños negocios autónomos, como restaurantes o salones de belleza, que han ido aflorando en la isla desde 2010, cuando el Gobierno se abrió ligeramente al capital privado para adelgazar la inmensa y deficitaria estructura pública. “En Cuba no hay capital, el dinero tiene que venir de afuera”, lamenta Herrero, minimizando así el paso dado en 2011 por La Habana al permitir a los pequeños negocios solicitar a los bancos del país préstamos en moneda nacional.
La organización pide a la Casa Blanca que, al margen de levantar toda limitación, las remesas mandadas desde EE UU puedan utilizarse como créditos, equivalentes a una inversión, y que permita “algún tipo de comercio” entre el sector privado estadounidense y el cubano. Herrero pone de ejemplo las personas en Miami que controlan tres negocios en Cuba pero lo hacen, dice, “a base de mercado negro”, en referencia al hecho de que la ley estadounidense considera esos fondos como remesas y no como inversiones, por lo que carecen de protección legal.
Su pronóstico es que el interés empresarial se dispararía si Obama flexibilizase más el marco actual. De hecho, cada vez son más los importantes empresarios cubano-estadounidenses, como el magnate del azúcar Alfonso Fanjul, que manifiestan la necesidad de una revisión de la política de Washington hacia La Habana y un mayor interés en potenciales inversiones en la isla. En paralelo, la mayoría de ciudadanos estadounidenses también apuesta por una normalización de las relaciones con Cuba, según reveló en febrero una encuesta del Atlantic Council.
CubaNow pide a Obama que levante toda restricción al envío de remesas, que amplíe la autorización de bienes a importar y exportar, y que otorgue nuevas licencias de servicios
El Gobierno de Raúl Castro parece ser muy consciente de este viraje. A finales de marzo aprobó una nueva ley que permite la inversión extranjera en todos los sectores excepto salud, educación, instituciones armadas y medios de comunicación. El objetivo es lograr un aumento del 30% de la inversión, por valor de 2.000 millones de dólares, que ayude a solventar parte de las penurias económicas que estrangulan a la isla caribeña.
Pero aunque Washington acabase con la prohibición a sus ciudadanos, incluidos los de origen cubano, de invertir en Cuba esta posibilidad aún chocaría con la nueva legislación, que pretende proteger a los inversores extranjeros de posibles sanciones por parte de EE UU. Según dijo en el momento de la votación el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, solo podrán invertir los cubano-estadounidenses que "no tengan posiciones adversas al proceso revolucionario, ni estén vinculados con la mafia terrorista de Miami”.
Algo que evitan entrar a valorar desde CubaNow porque insisten en centrarse en cómo EE UU puede ayudar a la isla. “En Cuba deberían de liberalizar más la economía, respetar los derechos humanos, pero nosotros no podemos seguir esperando de una manera reaccionaria a que ellos decidan cuando van a hacer las cosas”, aduce Herrero.
El embargo comercial, económico y financiero -establecido por Washington a principios de los años 60 tras la expropiación de bienes estadounidenses por parte del Gobierno revolucionario de Fidel Castro- cuenta con pequeñas excepciones, como la venta de alimentos, bienes agrícolas, medicamentos y determinadas obras de arte. Es decir, toda relación entre empresarios de ambos países es completamente ilegal, al margen de los numerosos impedimentos a viajar.
Según el director de CubaNow, las medidas aperturistas que reclama su organización beneficiarían al comercio de bienes pero sobre todo a la prestación de servicios profesionales en la isla, desde establecimientos de reparación de ordenadores y programación informática hasta servicios de taxistas o peluquerías. “[EE UU] podría ofrecer conocimiento, capacitación, servicios legales, asesoría de contabilidad o de marketing”, ejemplifica.
Unos cambios, argumenta, que no solo repercutirían positivamente en Cuba sino también en EE UU, aunque declina hacer estimaciones concretas sobre este beneficio de doble dirección. “Hay que aprovechar cualquier oportunidad presente para promover más enlaces económicos y sociales entre los dos pueblos”, subraya. Al mismo tiempo, sin embargo, es muy consciente de la probabilidad de que el régimen castrista perciba como un elevado riesgo político cualquier mejora de la autonomía de los emprendedores. “Pero eso no quiero decir que no lo deberíamos tomar”, concluye.
Washington apuesta por “reducir la dependencia de los cubanos del Estado y fortalecer la sociedad civil”
Hace unos días, en la asamblea anual del Consejo de las Américas, el secretario de Estado, John Kerry, se expresó en términos similares a los de Herrero al destacar que las medidas aprobadas por Obama a principios de 2009 buscaban "reducir la dependencia de los cubanos del Estado y fortalecer la sociedad civil independiente" y así "dar poder a los cubanos para determinar libremente sus futuros". Antes las peticiones de más flexibilidad con La Habana, el jefe de la diplomacia estadounidense aseguró que Washington sigue "evaluando" sus políticas e insistió que la "herramienta más efectiva" es construir "conexiones más profundas" entre los cubanos y los estadounidenses. Pero de momento toda nueva aproximación sustancial ha quedado paralizada por el arresto a finales de 2009 en Cuba y posterior condena a 15 años de cárcel del contratista estadounidense Alan Gross.
En la misma asamblea,la secretaria de Estado adjunta de Asuntos del Hemisferio Occidental de EE UU, Roberta Jacobson, defendió con vigor el fallido proyecto del 'twitter cubano' llamado ZunZuneo y animó a todos los ciudadanos, tanto cubanos como de otros países, a usar Internet como medio de altavoz reivindicativo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.