Putin afloja el pulso en Ucrania
El líder ruso insta a los prorrusos del este a que aplacen el referéndum independentista
El líder ruso, Vladímir Putin, manifestó ayer que las elecciones presidenciales del 25 de mayo en Ucrania son “un paso en la dirección correcta” y ha apoyado así por primera vez unos comicios clave para estabilizar la grave situación de este país. Además, Putin ha pedido a los federalistas y separatistas de las regiones del Este, enfrentados actualmente a Kiev con las armas en la mano, que pospongan el referéndum de autodeterminación previsto para el 11 de mayo con el fin de que se “creen las necesarias condiciones de diálogo”.
Las elecciones “no resuelven nada si los ciudadanos de Ucrania no comprenden cómo se garantizarán sus derechos después de celebrarlas”, dijo Putin, según el cual “el diálogo directo entre las autoridades de Kiev y los representantes del sudeste de Ucrania es un elemento clave para la regulación” del conflicto. “Condición obligada” para el comienzo de este diálogo, opinó, es el “cese de toda la violencia”.
Las manifestaciones de Putin y su llamamiento a las “autoridades de Kiev” fueron realizadas tras entrevistarse en Moscú con Didieer Burkhalter, el presidente de Suiza, país que dirige actualmente la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Durante el pasado fin de semana, jefe de prensa del presidente, Dmitri Peskov, calificó de “absurdos” los comicios presidenciales en Ucrania.
Cualesquiera que sean los cálculos y razones que inspiran a Putin, sus palabras suponen el primer frenazo (por lo menos verbal) en una continua escalada de tensión internacional, sin precedentes desde el fin de la Guerra Fría. Esta escalada comenzó con la pugna en torno al rumbo estratégico de Ucrania (hacia la Unión Europea mediante el acuerdo de Asociación o hacia Euroasia mediante el ingreso en la Unión Aduanera) en el otoño de 2013; siguió con las manifestaciones en la Plaza de la Independencia de Kiev (el Euromaidán); se complicó con decenas de muertos y la organización de las fuerzas “Antimaidán” y se precipitó, finalmente, hace dos meses y medio, al incumplirse los acuerdos alcanzados el 21 de febrero por el entonces presidente Víctor Yanukóvich y los líderes de la oposición parlamentaria, con el aval de varios países europeos y la presencia de un representante ruso.
Los líderes de la oposición de Ucrania, hoy los dirigentes provisionales del país hasta los comicios, han sido tratados como “Junta” y como “autoproclamadas autoridades” por el Kremlin, que utilizó el argumento de su falta de legitimidad para anexionarse la península de Crimea en transgresión de los acuerdos internacionales firmados con Ucrania.
Insistió el presidente ruso en que los líderes interinos de Ucrania son culpables de la crisis y organizadores de un “golpe de Estado” y que “no se han preocupado de desarmar a los elementos radicales de derechas y nacionalistas”. Sin embargo, Putin dijo estar interesado en encontrar “una salida a la situación que se ha creado en este momento”.
El líder del Kremlin se dirigió a las autoridades de Kiev para que interrumpan todas las “operaciones militares de castigo en el sudeste de Ucrania” y señaló que “ese método” no es el camino adecuado para “resolver un conflicto interno” y “no hace más que profundizar el cisma”. Hasta hace poco, Putin insistía en afirmar el derecho de Rusia en la defensa de los intereses de los rusoparlantes de Ucrania. Ahora, al referirse a un conflicto interno, el líder ruso parece distanciarse de aquellas posiciones y también de quienes esperan que Moscú les ayude y les proteja, si es preciso con armas y apoyo bélico.
Putin dijo acoger “positivamente” la liberación de Pável Gúbarev de la cárcel de Kiev, pero insistió en que deben ser puestos en libertad “todos los presos políticos”. Gúbarev, que aparentemente fue canjeado por un oficial del Servicio de Seguridad de Ucrania, es el líder más carismático de la llamada República Popular de Donetsk, la entidad organizadora del referéndum previsto para el 11 de mayo.
El referéndum es problemático, dado las refriegas entre los federalistas y separatistas con las tropas ucranias
Ya antes de los comentarios del líder ruso, la celebración del referéndum parecía problemática, dada las refriegas entre los federalistas y separatistas con las tropas gubernamentales que actúan en el marco de una operación que el gobierno provisional ucraniano califica de “antiterrorista”. La prolongación de los enfrentamientos produce un reguero de víctimas y una reacción en cadena que involucra a nuevos elementos en la contienda. Los combatientes de la RPD son un conjunto de fuerzas heterogéneas, entre los que hay cosacos llegados de Rusia, oriundos de Crimea y también veteranos del Ejército ruso, con diferentes pasaportes. Sin embargo, de momento, no son unidades militares regulares de Rusia.
Putin manifestó también que las tropas rusas se habían retirado de la frontera con Ucrania en respuesta a las “preocupaciones” que provocaba su emplazamiento. Las tropas, dijo, se encuentran en “sus lugares de entrenamiento regular”.
El mandatario se manifestó dispuesto a “buscar vías para salir de la crisis” y advirtió que para que las votaciones tengan sentido deben protegerse los derechos de “todos los ciudadanos”.
No está claro cuáles han sido los argumentos clave para el cambio de la retórica de Putin, quien hace pocas semanas insistía en el derecho de su país a defender a los rusoparlantes de Ucrania, con independencia de su pasaporte, si es que este contingente se veía amenazados. Ahora, el modo de expresarse del presidente perfila un cambio de conceptos para poner en primer plano un conflicto interno dentro de Ucrania. En el origen del cambio de retórica puede haber una combinación de diferentes razones, tales como las sanciones occidentales y, sobre todo, la perspectiva de futuras sanciones que dentro de varios años pueden reducir al mínimo la clientela europea de los hidrocarburos rusos. Con las cifras en la mano y en privado, expertos económicos rusos han confrontado a Putin con los enormes costes que la “absorción” de Crimea supone para Rusia y le han advertido que la economía rusa no está en disposición de afrontar los costes mucho más elevados que supondría asumir el mantenimiento de la región minera e industrial de Donetsk, sobre todo ahora que Rusia ha entrado ya en recesión.
En Crimea, los “hombres verdes” (uniformados rusos) no encontraron resistencia
A los argumentos económicos se suman los argumentos bélicos. En Crimea, donde la mayoría de la población simpatizaba con Rusia, los “hombres verdes” (los uniformados rusos) no encontraron resistencia. En el resto de Ucrania no sería así, porque los ucranianos han reaccionado y están dispuestos a luchar por su tierra, cualquiera que sea su grado de organización y capacidad bélica, afirmaba en Odesa el político Alexei Goncharenko, una de las promesas de las nuevas generaciones ucranianas.
Cualquiera que sea su eficacia económica, las sanciones han producido un cierto aislamiento de Rusia, como se refleja en la próxima sesión del Foro Económico Internacional de San Petersburgo, al que este año irán figuras secundarias y no los altos ejecutivos que hace poco gustaban de sentarse a la misma mesa que Putin. En el plano psicológico, la asistencia del presidente el próximo 9 de mayo, a los festejos de aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Sebastopol, Crimea, seguramente entusiasmará a los habitantes de aquella ciudad. Sin embargo, sobre el telón de fondo de las refriegas y combates y el miedo a una intervención rusa en el Este de Ucrania, algunos asocian la imagen de Rusia como heredera del país vencedor en 1945 con la imagen del país y del líder que fueran vencidos entonces.
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