EE UU destaca la debilidad del núcleo de Al Qaeda pero alerta del polvorín sirio
El Departamento de Estado mantiene a Cuba en su lista de países que promocionan el terrorismo
Casi tres años después de la muerte de Osama bin Laden, el núcleo duro de Al Qaeda se ha debilitado, pero ha dado lugar a una ramificación de grupos terroristas más agresivos, lo que provocó que en 2013 se disparara el número de atentados en el mundo. Esta es la principal conclusión que se extrae del informe anual sobre terrorismo del Departamento de Estado, publicado este miércoles, que avisa de que Al Qaeda "no es menos peligrosa" sino que "la amenaza continúa evolucionando".
El documento, con datos del año pasado, advierte del incremento del número de organizaciones terroristas en el mundo y, en concreto, del polo de atracción de yihadistas que se ha erigido en Siria tras tres años de sangrienta y enquistada guerra civil. "Siria sigue siendo un importante campo de batalla para el terrorismo en ambos bandos del conflicto, y se mantiene como una área de preocupación a largo plazo", apunta. Uno de los grandes temores del Gobierno de Estados Unidos -como de tantos otros- es la presencia en el país de "miles de combatientes extranjeros" procedentes de Oriente Medio, Asia Central, Europa y el norte de África; y que una parte de ellos se ha integrado a grupos extremistas. "Y luego estos radicales vuelven a sus países, o también podrían venir aquí", alertó Tina Kaidanow, coordinadora de contraterrorismo del Departamento de Estado, en la rueda de prensa de presentación. El tono del informe es aún más rotundo: "[Existe] preocupación por la creación de una nueva generación de terroristas comprometidos globalmente, similar a lo que resultó del influjo de extremistas violentos a Afganistán en los años 80".
Siria es, además, uno de los ejemplos de la pérdida de control de la matriz de Al Qaeda, que, según el informe, no ha logrado agrupar bajo su paraguas a la amalgama de grupos extremistas islámicos que luchan en el país, estando algunos de ellos enfrentados entre sí. Fuera de allí han sido "desobedecidas rutinariamente" las consignas del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, que reemplazó a Bin Laden, de no asesinar a peregrinos en Irak, a personas hospitalizadas en Yemen o a familias en la matanza del centro comercial de Kenia en septiembre pasado.
Siria sigue siendo un importante campo de batalla para el terrorismo en ambos bandos del conflicto, y se mantiene como una área de preocupación
También Siria es uno de los países en que, según alerta Washington, el terrorismo se "avivó" con las diferencias sectarias, especialmente entre musulmanes chiís y suníes. El mismo patrón se repitió en Pakistán y Líbano, este último extremadamente permeable a la inestabilidad siria.
La pérdida de poder del núcleo duro de Al Qaeda -fruto de la ofensiva internacional y la inestabilidad en Oriente Medio y el noroeste de África- ha dado lugar a un escenario ambivalente. Por un lado, esta menor influencia ha limitado "su capacidad de llevar a cabo ataques o dirigir a sus seguidores". Pero por el otro, ha supuesto el surgimiento de grupos "más agresivos", afiliados o vinculados a Al Qaeda, en Yemen, Siria, Irak, el noroeste de África y Somalia. Además, el hecho de que se trate de grupos más autónomos de la matriz terrorista y con objetivos más locales supone, un "desafío" para los servicios de inteligencia occidentales para lograr entender realmente sus intenciones y poder combatirlos con eficacia.
Estos cambios de fondo coincidieron con un incremento sustancial del número de atentados el año pasado. Según el informe, en 2013 se registraron 9.707 ataques terroristas en comparación con los 6.771 de 2012, lo que repercutió en el número de víctimas mortales, que pasó de 11.098 a 17.891. El país que experimentó una mayor alza de víctimas fue Irak -fruto del vigoroso resurgimiento de una filial de Al Qaeda-, seguido de Siria, aunque las cifras del Departamento de Estado en ese país son conservadoras dada la opacidad informativa. Por número de fallecidos, Irak fue el país más golpeado por el terrorismo (6.378 en 2013 en comparación con los 2.436 en 2012), seguido por Afganistán (3.111 y 2.632), Pakistán (2.315 y 1.848), Nigeria (1.817 y 1.386), y Siria (1.074 y 657).
Por otra parte, el documento de la Administración de Barack Obama mantiene a Cuba en el listado de países que patrocinan el terrorismo, junto a Irán, Siria y Sudán. Son los mismos que el año pasado. Cuba fue incorporada a la lista de países terroristas en 1982 por su apoyo a grupos comunistas de África y América Latina en los años 60 y 70; y Washington aduce que debe permanecer por haber dado refugio "desde hace años" a miembros de ETA y de las FARC. Aún así, el informe destaca que el régimen castrista rebajó en 2013 sus "lazos" con ETA y que no proporciona armas ni entrenamiento paramilitar a grupos terroristas.
Grupos "más agresivos" vinculados a Al Qaeda han surgido en Yemen, Siria, Irak, el noroeste de África y Somalia
Preguntada al respecto, la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, evitó concretar los motivos de la permanencia de Cuba en la lista negra, dijo que "no hay ningún plan de sacarla" porque no se trata de una revisión regular, pero subrayó que la decisión no guarda ninguna relación con el estado de las relaciones bilaterales entre Washington y La Habana o con la detención en 2009 y posterior condena del contratista estadounidense Alan Gross en Cuba. La presencia en el listado implica la prohibición de la venta de armas y de ayuda económica, así como restricciones a las transacciones financieras entre ciudadanos.
De hecho, el informe también mantiene a ETA en la lista de una cincuentena de organizaciones terroristas en el mundo, pese a que anunció en octubre de 2011 que renunciaba definitivamente a la violencia. El Departamento recuerda que la banda terrorista vasca "aún tiene que disolverse formalmente o entregar su arsenal" y que en el pasado ha roto algunas de sus treguas.
Una de las particularidades del documento publicado este año es que es el primero desde que el exanalista Edward Snowden destapase los largos tentáculos del espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). A regañadientes Kaidanow admitió que las revelaciones han sido "increíblemente dañinas" a los "esfuerzos y habilidad" de inteligencia de Estados Unidos. "La razón por la que es información clasificada es porque la consideramos esencial para la seguridad. [...] Ahora los grupos [terroristas] están más capacitados para evaluar cómo obtenemos información", lamentó.
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