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Las huelgas de maestros y obreros sacuden a Panamá en elecciones

Las reivindicaciones de los profesores y la paralización de las obras del Canal enrarecen el ambiente previo a las generales

Un trabajador permanece al frente de un proyecto de construcción
Un trabajador permanece al frente de un proyecto de construcción Alejandro Bolivar (EFE)

Panamá vive días de creciente tensión laboral y social en vísperas de las elecciones generales del próximo 4 de mayo. Uno de los focos más conflictivos se registra en el estratégico sector de la construcción, ya que más de 70 mil obreros iniciaron el pasado miércoles una huelga nacional indefinida y paralizaron gran cantidad de obras en todo el país, como la ampliación del Canal de Panamá, por un conflicto sobre los aumentos salariales entre el más importante sindicato panameño y la poderosa industria inmobiliaria. Mientras tanto, los educadores estatales continúan en paro para exigir un incremento de 300 dólares en sus sueldos.

La estatal Autoridad del Canal de Panamá advirtió el viernes que cada día de huelga perjudica a la reputación panameña como ruta de transporte marítimo mundial y las proyecciones de ingresos de la ruta interoceánica, y recordó que en 2012, tras otra huelga, se concedió un aumento en los sueldos.

“En salarios hay un problema nacional de inequidad”, advirtió el dirigente laboral panameño Saúl Méndez, secretario general del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), la central que convocó a una huelga indefinida que empezó a las 07:00 horas (12:00GMT) del miércoles. “Está garantizado que más del 95% de las obras de construcción del país están paralizadas”, aseguró Méndez en una entrevista con EL PAÍS.

Los trabajos de expansión de la ruta acuática, que estuvieron paralizados del 5 al 20 de febrero de este año por un diferendo financiero entre la constructora y la agencia estatal panameña que administra la vía, volvieron a interrumpirse y aunque los obreros acudieron puntuales, se unieron a la huelga.

La convocatoria fue hecha luego de que, a las 06:25 horas, los representantes de Suntracs y de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac) se levantaran de la mesa de negociaciones al fracasar un arreglo sobre la exigencia sindical de un incremento del 20% anual en los salarios de los obreros, entre otras demandas de un pliego de peticiones. Méndez precisó que, por hora, un obrero ayudante gana 2,57 dólares y uno calificado recibe 3,67, con un promedio de trabajo de 48 horas a la semana.

En un informe entregado a EL PAÍS, Capac aseguró que mantiene el “compromiso de mantenerse” en las negociaciones “independientemente” del llamado a huelga. “El gremio constructor propuso un aumento del 21% a cuatro años, mientras que el sindicato mantuvo su aspiración salarial con un incremento del 80% en igual límite de tiempo”, relató.

Consultado por este diario, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral de Panamá (Mitradel) aclaró que por ser un “conflicto netamente laboral privado” entre Capac y Suntracs, ejercerá su “rol de mediador”.

Mitradel alertó que “para preservar la paz social que necesita el país, no es permisible que agentes externos a esta negociación se aprovechen de esta coyuntura para fines distintos a los que deben prevalecer dentro de esta negociación”.

Las tensiones también se han desbordado a los gremios educativos. En demanda de que se les otorgue un aumento de 300 dólares al salario mensual, que es de una base de 675 dólares, los educadores panameños aglutinados en unas 20 asociaciones iniciaron el pasado lunes una huelga mientras las negociaciones parecen estancadas. Un gran número de maestros y profesores de primaria y secundaria se han unido al movimiento, que afecta a comunidades de distintas partes del país.

“Nos mantenemos en una huelga hasta que recibamos una respuesta positiva del Gobierno”, dijo el dirigente panameño Luis López, secretario general del Frente Nacional de Educadores Independientes (Frenei), a EL PAÍS. “El Gobierno aceptó entregar el aumento pero como bono o compensación y no como parte del salario, lo cual es incorrecto. Si es al salario, se le incrementan los derechos del trabajador en su jubilación y otros beneficios. Si es como un bono, sería distinto”, precisó.

La dirigencia sindical de los educadores ha estado en negociaciones con la ministra panameña de Educación, Lucy Molinar, pero sin llegar a acuerdos.

Choque sindicatos y empresarios

En una nación de unos 3,8 millones de habitantes que desde inicios del siglo XXI protagonizó un “boom” inmobiliario que le convirtió en una especie de Singapur o Dubái de las Américas, la pobreza afecta a más del 35% de los panameños, aunque el Gobierno de Panamá alega que descendió al 25% en los últimos años.

Una fila de rascacielos y megaproyectos inmobiliarios de lujo serpentea frente a la bahía de la capital—nervio y motor económico del país—y al lado de islas postizas o inventadas por el robo al mar y modernas carreteras, en un permanente espectáculo que adereza la nueva pintura del paisaje panameño. El efecto dominó de la explosión inmobiliaria se ha proyectado a zonas del interior.

Pese a la opulencia y el crecimiento económico, la pugna obreros—empresarios se agudiza y es intensa, explicó Méndez. “Hay que establecer que en los últimos ocho años la ganancia de los empresarios de la construcción está calculada en 337%, mientras que el costo de la vida aumentó 41% y el costo de la canasta básica de alimentos aumentó 64%. Los salarios de los obreros de la construcción en el mismo periodo tuvieron un crecimiento del 18%, lo que indica la inequidad que hay entre ganancia y salarios y entre costo de vida, salarios y costo de la canasta básica con los mismos salarios”, relató.

“De allí que los trabajadores están exigiendo aumento salarial, por el alto costo de la vida y por las ganancias que están generando por el fruto de su trabajo”, añadió, al aducir que es “mera coincidencia” de que la huelga se mezcle con la campaña electoral.

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