El Gobierno y la oposición acuerdan abrir un proceso de diálogo en Venezuela
Las fuerzas antichavistas se dividen ante la conveniencia de hablar con Maduro
“Este no es el inicio del diálogo, sino una reunión exploratoria para determinar si existen condiciones para el diálogo”. La advertencia, formulada por el secretario general de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo, a su llegada a la Casa Amarilla de Caracas, impedía albergar muchas expectativas sobre la reunión, inédita, que tuvo lugar la tarde de este martes en la sede ceremonial del Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano.
Tres horas más tarde, a su salida, el propio Aveledo y el vicepresidente Jorge Arreaza sorprendieron al anunciar “buenas noticias”. Con ocho cancilleres de América del Sur como testigos, el Gobierno de Nicolás Maduro y la alianza opositora acordaron iniciar un proceso de diálogo para intentar atajar las causas de la ola de protestas que recorre a Venezuela desde febrero y que a la fecha se salda con 40 muertes y 500 heridos.
Arreaza, el primero en ofrecer declaraciones después de la reunión, agradeció los buenos oficios de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y su tarea de “neutralizar conflictos y proteger la democracia”. Otro tanto hizo, minutos después, Aveledo, cuya intervención fue transmitida sin cortes ni comentarios por el principal canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV). Aunque puede tratarse de algo común en otras naciones democráticas, constituye una verdadera rareza en el contexto venezolano, que tal vez refleje un giro del gobierno revolucionario en su ya tradicional pugnacidad.
"Vamos a tratar nuestras diferencias, de ahora en adelante, con respeto y por medio de palabra", dijo el vicepresidente Arreaza, yerno del desaparecido comandante Hugo Chávez, rodeado por los cancilleres de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia y Surinam. "Apenas estamos dando los primeros pasos". Invitó a los emisarios de oposición a discutir en torno a temas concretos, como la crisis económica o la inseguridad.
Además de avenirse a conversar, las dos partes estuvieron de acuerdo en transmitir en vivo la primera reunión de diálogo. De acuerdo con Arreaza, esa reunión podría celebrarse el miércoles o el jueves. Aveledo, por su parte, no aseguró ninguna fecha porque, según alegó, aún debe discutir los pormenores con el pleno de la alianza.
Los delegados de las dos partes también pactaron contar con un tercero de buena fe que Aveledo calificó de “compuesto”, pues incluirá a los cancilleres de Brasil, Ecuador y Colombia, junto a un enviado del Vaticano. Sobre este, el vicepresidente Arreaza adelantó que podría tratarse del actual Nunzio en Caracas, Aldo Giordano.
En el cónclave participaron, de parte del Gobierno, el presidente Maduro y su esposa, el vicepresidente Arreaza, el canciller Elías Jaua y el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez. Por la MUD asistieron Aveledo, el gobernador del Estado Lara, Henri Falcón, y el dirigente del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), Omar Barbosa.
Varios partidos de la oposición -entre ellos Voluntad Popular, Copei, Causa R y Proyecto Venezuela- se abstuvieron de participar aduciendo diferentes razones, como la falta de condiciones o la espera por un mediador más confiable. Estas renuencias son un aviso de las dificultades que de antemano enfrenta el proceso por la suma desconfianza que se tienen entre las partes. Las sospechas alcanzan también al facilitador inicial, Unasur, al que una buena parte de la oposición percibe como un tercero que juega a favor del Gobierno.
La misma disposición de la MUD a sentarse a conversar con el Gobierno parece destinada, paradójicamente, a precipitar un cisma en el seno de la alianza opositora. El ala más radical de las fuerzas de oposición, creada en torno al movimiento de La Salida —que se sumó y potenció las protestas de origen estudiantil en la calle—, considera que la apertura de Maduro al diálogo es un signo de su fragilidad y que participar en él equivale a regalarle tiempo al Gobierno para que se recupere.
La diatriba se vio con claridad en las redes sociales, donde desde el lunes les llueven epítetos como “traidor” y “colaboracionista” a los dirigentes que en sus cuentas de Twitter se manifiestan a favor de la conversación. Dos de los más destacados líderes juveniles de la revuelta, Gaby Arellano y Villca Fernández, ambos vinculados al partido Voluntad Popular (VP), se declararon “no representados por la MUD”. VP es el partido de Leopoldo López, una de las cabezas visibles de La Salida, quien permanece en prisión desde hace casi siete semanas. Otra líder del movimiento es María Corina Machado, exdiputada independiente recientemente desaforada por el chavismo, sobre quien también se cierne la amenaza de la cárcel. Sin embargo, VP participó de la delegación opositora que se reunió con Unasur.
"Hoy tuve una reunión privada con algunos cancilleres de Unasur, en ks cual expuse mi posición sobre la situación de Venezuela", escribió Machado en su cuenta de Twitter, apenas minutos de que se iniciara la reunión. "La protesta pacífica es un derecho al que no vamos a renunciar; no aceptamos un diálogo que pretenda desmovilizarla!".
Las tensiones intestinas de la oposición, cada vez más difíciles de ocultar y de restañar, ya cuentan como un tanto a favor de Maduro, quien además recupera con la llamada al diálogo parte del crédito político perdido ante la comunidad internacional en ocho semanas de represión. Pero en la columna del “debe” ahora apunta la internacionalización del conflicto y la admisión de que no hay institucionalidad nativa capaz de resolverlo.
Quizás buscando afincar una cuña retórica entre las facciones a punto de dividirse, durante su breve alocución el vicepresidente Arreaza aseguró que el gobierno se reunirá con la "oposición democrática", dejando a un lado a los sectores a los que achaca la responsabilidad por los desórdenes callejeros y la activación de un supuesto golpe de Estado.
Arreaza y Aveledo coincidieron en que el marco de referencia para las conversaciones queda prestablecido en la Constitución vigente desde 1999.
El único antecedente relevante de este diálogo que se inicia está en las rondas de la Mesa de Negociación y de Acuerdos de 2003. En ese paréntesis que siguió al golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002 y la huelga petrolera, y que desembocó en el referendo revocatorio de 2004, dos delegaciones de Gobierno y oposición se reunieron con la mediación del expresidente colombiano César Gaviria, entonces secretario general de la OEA. Aunque refrendadas, sus resoluciones nunca fueron llevadas a la práctica.
Adelantándose a las críticas desde su propio bando, Aveledo se apresuró a dar seguridades de que en el espíritu de la delegación opositora priva la atención a la causa del movimiento estudiantil que permanece protestando en las calles. "Uno de los asuntos que más nos ha preocupado y motivado a venir a esta reunión (…) es la situación de los estudiantes venezolanos. Es un asunto al cual todos tenemos que ser sensibles, el que haya respeto a sus derechos humanos, respeto a la Constitución y las leyes”, dijo.
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